¿Y si no despierto?

Capítulo 1

- Señorita Everton, tengo que comunicarle malas noticias, por las pruebas que le hemos realizado hemos comprobado que padece de narcolepsia, a pesar de eso quiero que sepa que con el tratamiento adecuado, podrá seguir llevando un buen estilo de vida, quizás no con el ritmo que normalmente lo hacía pero tranquila, trataremos que cambie lo menos posible - El doctor hablaba y hablaba pero el cerebro de Sue dejo de procesar todo lo que él decía, no podía creer que su vida estuviera a punto de cambiar tanto. Le había costado tanto esfuerzo conseguir la vida que siempre había querido, en la ciudad fuera del pueblo que la había hecho sentir tan encarcelada desde que tenía dieciséis años, y ahora que había conseguido lo que quería, vivía en la ciudad en un piso espectacular, le iba de maravilla en su trabajo como Directora de Marketing y Reservas en un prestigioso hotel, pero que pasaría ahora con su vida, con su trabajo, tenía la impresión de que de nuevo la vida la volvía a enjaular, y eso la desesperaba. Hacia año y medio que sus episodios de parálisis del sueño y sus repentinos desmayos injustificados habían comenzado, al principio lo había achacado al cansancio y la presión del trabajo, pero habían emporado y había tenido que ir al médico por exigencias de su mejor amiga y jefa, Laura.

Y aquí estaba ahora en la consulta de un médico que le habían aconsejado ya que su médico de toda la vida estaba en su pueblo, donde aún vivía su madre, Anabeth, que le diría a su pobre madre, ya había perdido a su padre por un ataque al corazón. Resultaba gracioso, que después de una vida sirviendo en los marines, de haber vuelto a casa de lo que según él había sido el peor destino que había tenido en sus treinta años de servicio, muriera de un ataque al corazón, la vida había sido tan injusta. Y ahora tenía que contarle a su madre que de nuevo la vida las golpeaba duramente.

- Desgraciadamente aún no existe ninguna cura definitiva, pero si una serie de medicamentos que disminuyen los síntomas, con lo cual podrá llevar una vida lo más normal posible. Los estimulantes pueden ayudarla a mantenerse despierta durante el día, y los antidepresivos a reducir los episodios de cataplejía, parálisis del sueño, incluso las alucinaciones en el caso que aparezcan. Tenga también en cuenta de que tendrá que dejar de conducir - Él seguía hablando sin parar, pero para ella las palabras que decía solo conseguían que se sintiera más prisionera de su propio cuerpo.

Intentó controlarse y procesar toda la información, cuando se obligó a asentir a lo que el doctor le estaba explicando. Le receto los medicamentos que debía tomarse regularmente y sin excepción, y le concertó una cita con un psicólogo, para que la ayudara a sobrellevar todo este proceso. Tanto era el nivel de shock que ni siquiera protesto por la derivación a un psicólogo.

Por fin pudo marcharse de regreso a casa, cuando estaba frente a su coche, recordó que no podía conducir, y fue entonces cuando su sistema colapso, lloro como nunca había llorado, esto era real, estaba enferma, que iba a ser ahora, que iba a ser de su vida, su angustia rápidamente paso a ser enfado, porque le pasaba esto a ella, ella que había luchado tanto por conseguir lo que tenía, había trabajado duro para llegar donde estaba, pero eso no importaría ahora, ya no importaría cuán lejos estuviera del pueblo que la vio nacer y crecer, aquel que tanto había odiado al crecer, no importaba porque justo estaba teniendo el mismo sentimiento que había sentido allí, la diferencia que de esto no podía huir.

Estuvo allí sentada no supo exactamente cuánto tiempo hasta que se resignó, se levantó y entro en su coche, no pasaría nada, solo tenía que hacer el camino hasta la farmacia que estaba a dos manzanas de su piso, no estaba lejos, no pasaría nada.

Arranco y comenzó el camino hasta la farmacia, el camino estaba siendo igual que siempre, incluso cuando empezó con los síntomas nunca había tenido ningún accidente, quizás conducir y estar pendiente de la carretera la mantuviese lo suficientemente alerta.