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— ¿Puedo pasar? — se escuchó en la puerta.

— Pasa— dijo Isabela sin quitar su vista del espejo.

— ¿Cómo te sientes? — pregunto Marcel apoyado en la puerta.

— Si te soy sincera— comenzó a decir. — En un videojuego medieval— se volteó regalándole una sonrisa.

— Solo tu Isabela— Marcel se rio.

— Más específico, como la versión medieval de los sims.

— Me mandaste a llamar— Isabela asintió volviendo su vista al espejo. — ¿Para qué me necesitas?

— ¿Por qué hay dos vestidos más? — preguntó sin rodeos.

— ¿Cómo te enteraste de...?

— Están allá— Isabela señalo y Marcel se dio cuenta.

— Se supone que no deberían de estar aquí— dijo Marcel adentrándose más en la habitación.

— ¿Se supone? — Isabela se volteó de nuevo. — ¿Por qué hay un vestido para Happer y Valery, Marcel?

— Te lo iba a decir— Marcel se quiso acercar a Isabela pero esta retrocedió. — al siguiente día de que se les tomaron las medidas, aparecieron estos vestidos, no sabemos porque hay vestidos para ellas pero te prometo que los revisamos para evitar cualquier accidente.

— No quiero que Betty se haga falsas ilusiones por unos vestidos, Marcel— dijo Isabela. — Quiero que lo pongas con las otras cosas.

— ¿Segura?

— Tu solo hazlo Marcel.

Isabela camino hasta donde estaba la capa y se la puso, volvió al espejo y se miró.

— Pronto comenzaran a llegar los invitados ¿Cómo quieres que...?

— Marcel— Isabela se volteó enojada. — Me importa una mierda, encuentra la forma de que nadie lo vea.

— Isabela...

— Isabela nada, vete ya que tengo que terminar de arreglarme.

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Isabela miró la puerta que tenía en frente, decir que estaba nerviosa es poco, ósea, ella nunca hubiera esperado algo así, todavía no podía creer la que estaba pasando. Estuvo toda una semana leyendo libros sobre el reino que iba a gobernar y sin embargo no se sentía lista para ello.

— ¿Estas lista? — Isabela se sorprendió al ver como Rohan se ubicaba a un costado de ella.

— Pensé que no ibas a venir— dijo mientras observaba su vestimenta disimuladamente.

— Yo tampoco lo pensaba, pero creo que ella lo hubiera querido así— este se encogió los hombros y suspiro. — Aparte, Marcel me dijo que tenías una sorpresa.

— Tendrás que esperar para ella.

— ¿Yo también tengo que esperar? — dijo Scott colocándose al otro lado de Isabela.

— Me alegra que estés aquí, Scott— dijo Isabela sonriendo.

— No lo hago por gusto propio— dijo Scott mirando la puerta. — Mi reina me pidió que la acompañara.

— ¿Tu reina? — preguntó Isabela.

— Después la conocerás— aseguro Rohan.

— Conocerás a mucha gente después de tu coronación— dijo Maléfica apareciendo entre una nube de humo verde junto a la Reina Malvada.

— Odio aparecer así— dijo la Reina Malvada para después toser.

— ¿Ustedes no deberían de estar adentro? — pregunto Isabela señalando la puerta.

— La mesa redonda entrará como escolta para ti— dijo Marcel llegando junto a Ansel.

— ¿Y nosotras qué? — la voz de Katherine la hizo darse la vuelta.

— ¡Se ven fabulosas! — chilló Isabela al verlas.

— Gracias, el verde es mi color— dijo Abril guiñando un ojo.

— ¿Ellas también entraran con nosotros? — preguntó Maléfica.

— ¿Por qué no? — respondió Isabela con una sonrisa.

La puerta se abrió, dejando a los demás con la palabra en la boca. Isabela respiro profundamente y comenzó a caminar. La gente comenzó a levantarse en señal de respeto, una vez que Isabela llego al altar, sus escoltas tomaron asiento al igual que los demás.

— Señores, les presento a la Reina Isabela, su reina indiscutida. Por tanto, todos los que han venido este día a prestarle vasallaje y servicio ¿Están dispuestos a hacerlo?

— ¡Dios salve a la Reina Isabela!

— Todo lo que hasta aquí he prometido lo cumpliré y guardare con ayuda de la Mesa Redonda— dijo Isabela después de recitar el juramento.

A Isabela le pusieron unos brazaletes, le dieron el orbe soberano y la excalibur, se giró mostrándole a la multitud lo que llevaba en sus manos.

— ¡Dios salve a la Reina Isabela! — la gente repitió tres veces mientras la coronaban.

Isabela camino por el pasillo mientras sus escoltas las seguían, se dirigió hasta su trono en la sala principal del castillo mientras la multitud seguía sus pasos.

— ¡Dios salve a la Reina Isabela! ¡Larga vida a la Reina Isabela! ¡Que la Reina viva para siempre! — la multitud grito mientras ella se sentaba, solo el orbe se le fue quitado dejándola con la excalibur. Dando así por terminada la coronación.

— Gracias a todos por venir a mi coronación— comenzó a decir Isabela. — Quiero llamar a varias personas— la gente comenzó a murmurar. — Katherine, Abril, Betty y Cristina— ellas se miraron sin entender que pasaba y se pararon frente a donde se encontraba Isabela sentada.

— Les presento a las chicas que lucharon conmigo para derrotar a Linda.

— Isabela ¿Qué estas haciendo? — pregunto Maléfica enojada.

— Lo que mi corazón dicta.

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