Prólogo

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No debería ser así, no se supone que llegaría a este punto. ¿En qué momento todo se fue a la mierda?

La lluvia no me deja ver, se colaba constantemente en mis ojos, el frío era soportable, aunque la sensación húmeda en mis calcetines no lo era.

¿Que se supone que haga ahora? Pensé que todo en mi vida había mejorado, pensé que nunca más me hundiría de esta manera, y ahora ... me sentía patética. Me lo merecía, en el fondo siempre supe que algo así me pasaría, era mi culpa y eso me enfurecía más, el no poder culparlo a él, a los otros, al mundo, a la vida. Todo era únicamente mi culpa.

Cerré los ojos y levanté la cara hacia el cielo, el agua no me dejaba respirar bien, pero no pude evitar seguir en esa posición y entonces fue como si algo hiciera conexión dentro de mí, el entendimiento de nada y la incertidumbre de todo ¿o en realidad era la incertidumbre de nada y el entendimiento de todo? Sonreí, ya no podía reprimirlo más y aunque todo mi ser y cuerpo quería llorar, solo pude reír. Era inevitable, la carcajada que brotó de mi hizo que me ahogara más y tuve que agachar mi cabeza y escupir toda el agua.

No pude parar, era jodidamente irónico y simplemente no podía parar de reír. Me agaché y escondí mi rostro entre mi pecho y mis rodillas. Sentía como me faltaba la respiración y esta vez el culpable no era el agua, era lo hilarante de toda la situación.

Podía sentir el agua torrencial en mi cuerpo, pero de un momento a otro se detuvo, seguía escuchando la lluvia y sintiendo el frío, lo sentía a mi alrededor, pero no sobre mí. Levante un poco la mirada y vi sus pies, ya sabía quién era mientras levantaba la cabeza. Y solo pude reírme más fuerte. Traía el paraguas, el jodido paraguas amarillo. 

The Roads of LifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora