Capítulo 108

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María Raquel

Miro de un lado a otro asegurándome de que mi gran amor no esté cerca, y es que la cobardía me ha vencido y no le diré nada respecto a la carta, solo he atinado a retirarme del salón y caminar a paso rápido hasta llegar a mi casa, lo cual espero que sea pronto.

Inhalo y exhalo tratando de calmarme...

Esto de estar huyendo de alguien no es tan divertido que digamos...¡es horrible!

Nunca había tenido esta clase de sensación...

De pronto siento un toque suave en mi hombro, seguido por un 

-María Raquel, espera...tenemos que hablar

Me detengo al instante y me volteo para establecer contacto visual con aquella persona

¡ay no!

-Rodrigo, yo no quise...- comienzo a explicar antes de ver quien se trata

La calma regresa a mi al observar que es Adrián...

¡uff!...me salvé

-ah Adrián- muestro una sonrisa y suspiro -¿que pasó?- lo miro directamente a los ojos

-¿me llamaste Rodrigo?- farfulla indignado

-eh...¿yo?...no- miento

-si me llamaste así- insiste -¿acaso estabas pensando en Rodrigo?- frunce el ceño

No quiero líos de celos ahora, necesito irme, aún me encuentro adentro de la escuela y las probabilidades de que Rodrigo me aborde son altas...

-oye...hablamos otro día- murmuro -tengo que irme

Y sin esperar su respuesta continuo con mi camino

Veo de reojo que se aproxima otra vez a mí, pero ahora me coge de la muñeca, ladeo el rostro para mirarlo y suplicarle que me suelte cuando habla

-no te puedes ir

-¿por qué no?- inquiero

-necesito decirte algo- su voz es desesperada

Arqueo las cejas y le pregunto

-¿es importante?

-si- asiente

-pues mañana me lo dices ¿ok?- me coloco de soslayo y retiro su mano de mi muñeca

-pero...- balbucea -no puedo esperar hasta mañana

¿tan importante es lo que tiene que decirme?

Puede que si...

-es que no dispongo de tiempo- me excuso -necesito irme...por favor ¿ya?

-no- se niega

Pienso una manera en la cual quitarlo de mi camino, hasta que se me ocurre una idea

-lo siento, Adrián- susurro y echo a correr a pesar de que me llama a grandes voces

Era la única forma en que me deje en paz...

Es una forma tarada, lo sé, pero hay que admitir que es efectiva...

El viento azota mi pelo a medida de que corro con mayor rapidez y en cuestión de segundos ya me encuentro fuera del colegio.

Echo una mirada rápida a donde me encontraba antes y siento alivio al comprobar que Adrián no me ha seguido.

Mi destino en tus ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora