Sexo.

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[•] Primero que nada, si lees esto sabes porque estas aquí.

Claramente este libro contienen sexo, palabras fuertes y mucha, pero mucha calentura entre los protagonistas.

Este es mi primer intento de yaoi hard, y no, no se cómo mierda me saldrá.

Que las experiencias que ya he tenido, valgan la pena.

Sin mas que decir, disfruten este intento.[•]

¿Serias capaz de morderme?

¿serias capaz de poder marcarme cómo algo tuyo?

Un demonio... Y un humano... Quien lo pensaría ¿no?

Tocarse ya no era suficiente, necesitaba eso dentro de él.

Lo necesitaba.

Una leve pasada por su entrada, un leve roce que el demonio le otorgaba.

– Mierda...

– ¿Desde cuando eres tan grosero? – sonrió burlón, disfrutando de lo que estaba haciendo.

– ¿Desde cuando me hablas con tú? – se retorcía entre sus brazos, no de manera brusca, pero se notaba.

– Mm... No lo se.

¿Desde cuando en sus brazos se sentía tan caliente?

No quería parar, obviamente no, desde hace mucho esperaba eso. Tal vez no era un demonio, pero su mente ya había sido moldeada, por el deseo, la pasión.

– ¡No! – tapa rápidamente su boca, llevando sus dos manos a ella, no quería soltar ningún gemido, no ahora.

– ¿Mm?

Asmodeus Alice, demonio con algo de popularidad, pareja de Iruma, estaba abrazando a este último, teniéndolo entre sus piernas.

Este conocía los deseos de su novio, sabia que los dos lo deseaban, después de todo, él lo moldeo para tenerlo a su mereced y de nadie mas.

Leves marcas que dejaba en su cuello, leves roces que dejaba cada vez que visitaba su casa, cada vez subiendo la intensidad poco a poco.

No esperaría mas.

Lo tomo con fuerza entre sus brazos y lo volteo, él quedando arriba y el otro abajo.

Aquí los dos eran dominantes, cada uno en esta tarde cumpliría con una misión, una misión de amor, deseo y pasión.

– ¿Puedo?

– Todo tuyo Alice.

De sus ojos desprendía lujuria, un hermoso pecado que había inyectado en el humano, un aura de color morado que salia con intensidad de sus ojos, hipnotizando por completo al de arriba de él.

Besos en el cuello, caminarían el primer escalón hacia el mismísimo infierno. Aunque claro, ya se encontraban en él.

¿Le incomodaba? No, para nada, solo que el poder sentir eso, le daba... Cosquillas, nervios, algo que odiaba desde ya tiempo, era estar indefenso.

Su mano dio leves toques en donde besaba, admirar un poco su trabajo era lo que mejor se le daba. Se sentía ahorcado, estaba ante un mismísimo demonio, el ser novios, no le quitaba para nada su instinto.

Tragaba con fuerza aquel líquido que mantenía en su boca, sentía que si seguía así, la saliva que mantenía a cada día, se marcharía, su respiración no se quedaba atrás, se volvió mas rápida, no pasando desapercibido por el otro.

El cual poso su mano en el cuello de este, envolviéndolo por completo, casi cómo si ahorcarlo fuera su misión. Un poco de fuerza no le mataría ¿verdad? Tal vez si dejaba la marca de su mano...

– Esos estúpidos te dejen de mirar – seriedad junto con enojo, sus mirada tanto cómo palabras fueron fáciles de interpretar.

– Ja – su saliva se había marchado, ya no estaba, de  verdad sentía que podría morir.

El miedo se apoderaba, tenia que hacer algo sí, o sí.

– Alice – su voz salio algo temblorosa. Sus manos se dirigieron al cuello de este, rodeándolo con fuerza y acercándolo a él – Te mueves o te mueres ¿que deseas?

Había aprendido a controlar emociones, miradas y gestos, todo desde temprana edad, nunca se imagino que también lo utilizaría para esto.

– Morir...

Un beso profundo. No podía decir que era apasionado, eso se quedaba corto.

Morder un poco... Querer probar un poco de aquello que podría provocar dolor, pero también una cara de satisfacción.

Devorar.... La sangre cayo poco a poco, el pequeño grito de dolor no pudo salir, no de aquella burbuja que lo ocasiono.

Saborear... Lo saboreó, y demasiado. Probar uno de los tantos líquidos que Iruma le podía dar, disfrutar sin interrupción.

Ardía y mucho. Una herida se había abierto, para causar sonrisas en Asmodeus.

Sus lenguas saboreaba lo que podían ofrecer al otro. Un poco de suavidad, un poco de carne y placer, un poco de sabor, pequeños placeres que podían otorgar, causando una explosión de querer mas.

Sus manos dejaron la cabeza de Iruma, empezando un paseo por la espalda, pecho y una pequeña cintura no tan notoria gracias a la ropa. Su paseo se dejo ahí.

Ahora lo que quería era tener un acercamiento mas a él, algo ridículo, estaban ya pegados, pecho a pecho, cara a cara, juntando sus partes.

La falta de oxígeno ya se estaba haciendo presente, Iruma es quien mas lo sentía. Puso sus manos en los hombros de el de arriba, empezando a empujarlo con fuerza.

Este no se despegaba.
Dos heridas... Tres heridas...
Quería devorarlo.

Cárajo, necesitaba respirar.

– ¡A-azz! – lo empuja con fuerza.

Su boca quedo abierta, no le alcanzaba respirar solo por la nariz. Tres respiraciones rápidas, sus ojos entrecerrados, queriendo alcanzar aquel aire que pasaba a su alrededor, sintiendo cómo si le fuera imposible tomar aquello que estaba tan cerca, literal.

– ¡¿Me... Me querían matar?! – dice molesto.

– Devorar – le corrige – Ahora calla, que estoy por empezar – sonríe de lado.

[<><><><><>]

Bueno, eso es todo, no se cómo mierda... Bueno, si se cómo seguirle, pero quiero saber;

¿Qué les pareció a ustedes?

Yo la verdad, no creo seguirle, no me gusto mi forma de narrar esto.

Pero bueno, de verdad quisiera saber su opinión.

Bueno, sin mas que decir nos vemos.

Sexo por un día. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora