|Capitulo 19|

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Capítulo 19

Me reí cuando Adela se detuvo frente al espejo de su habitación. Se evaluó a ella misma, y luego de soltar un resoplido bastante alto, soltó:

—No tengo nada que ponerme.

Se paseó por el amplio lugar, y miró hacia todos los lados, como si pudiese tener ropa en algún lugar escondido. Relamió sus labios y siguió buscando. Evidentemente estaba mintiendo, tenía que ponerse de sobra, que quisiera ir de compras era otro asunto.

Rodé los ojos.

—Oh, concuerdo contigo, no tienes nada que ponerte —solté con ironía tratando de que notara mi tono pero lo ignoró completamente.

Me metí a la boca dos Doritos, y me apoyé mejor contra el sofá. Estaba sentada en una posición bastante incómoda. O sea, en ese momento para mí era cómoda, pero cuando me levantara, mi espalda sufriría las consecuencias.

Había pasado el día mejor que ayer. Y era bastante obvio porque mi estado de ánimo no estaba tan decaído. Adela me había interceptado en la salida del instituto y me había obligado a venir directamente a la casa.

Había quedado con Owen para encontrarnos en una cafetería aquel día, pero como era evidente Adela había cancelado mis planes sin consultarme. Ella misma me había dicho que los novios los dejábamos para la noche, cuando estuviésemos hermosas, que teníamos que hacer cosas, que no los incluían.

Y me alegró mucho eso, porque Adela no se había despegado ni un segundo de Rice, y la cena anual de la familia Rosarte parecía tenerla muy entretenida. No había dejado de parlotear sobre el asunto en todo el día, y en cierto momento mientras murmuraba en clases los colores que quería llevar esa noche, me emocioné un poco también.

El año pasado, la cena había caído en pleno cumpleaños de mamá, y aunque Adela había insistido en que debíamos ir, mis ánimos estaban peor que el día anterior, porque para el año pasado, mamá no tenía ni dos meses de haber muerto.

— ¿Y Rice irá? —pregunté masticando dos más de los Doritos que sacaba distraídamente de la bolsa. Adela me dio un vistazo rápido y luego asintió con la cabeza.

—Sí, su familia también fue invitada, aunque creo que solo él irá, ¿por qué?

Me encogí de hombros y evité decir algo relacionado a su novio que cambiará su humor. Me gustaba como estaba de relajada aquel día, y no quería que los problemas que yo tenía con Rice intervinieran en eso.

—No, por nada, —respondí de inmediato, Adela soltó algo que no entendí porque lo había dicho en francés, y el idioma y yo no éramos amigos, después, cuando recordé la noche de la feria y los borrosos que seguían mis recuerdos, me dirigí a Adela cuando pregunté: —¿sigues sin recordar nada de la otra noche?

La verdad, mi mente seguía nadando en un mar de nada. Solo tenía recuerdos vagos y débiles de la noche. Pequeños fragmentos de escenas que sé que sucedieron, pero no las entendía muy bien, porque no se parecían en nada a ninguna.

Adela se giró hacia mí, y frunció ligeramente el ceño echando hacia un lado sus rizos. Ese día, apenas habíamos llegado del instituto ella se había quitado todo el maquillaje, y estaba luciendo su piel pálida y sin perfecciones al natural.

—Solo fragmentos vagos, pero de todas formas, no le estoy dando muchas vueltas al asunto. No creo que haya pasado algo relevante.

Asentí porque ella tenía razón. No creía que hubiese pasado nada relevante, de ser así, quizá yo hubiese recordado ese acontecimiento aún con esa droga en el alcohol. Mentalmente me pregunté quién había sido el chico o chica que la había colocado en nuestras bebidas, pero solo darle muchas vueltas a eso, hizo que mi cabeza doliera como si estuviera forzando mucho mi mente.

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