Era un dia hermoso, el sol brillaba y los pájaros cantaban. Cualquier persona pensaria que es un día perfecto, pero para Mikuru no lo era. Ella se despertó ya imaginando que sería un día gris. Cuando ella se levantó de la cama, se fue a lavar los dientes y escuchó a su mamá pelear nuevamente con su papa. Mikuru queria mucho a su madre, pero al parecer su padre, no quería a ninguna de las dos. Recogió su mochila toda rota y escrita y bajó las escaleras dirigiéndose hacia la cocina donde estaba la peléa.
- Mikuru- dijo la madre, imaginando que ella no sabía que se estaban peleando.
-Buenos días ma-, dijo ella masticando un tostado duro y quemado.
El padre empezó a caminar hacia la puerta cuando Mikuru dijo.
-Papá me firmas la autorización para ir a merendar con mis compañeros?
El padre sin ganas se dio la vuelta y dijo que si. Mikuru emocionada y nerviosa le entrego el cuaderno, lo agarró y lo tiró al piso creando un grave sonido, el padre gritó:
- ¿Tú crees que te voy a dejar a ir con esas malas y traidoras maestras?-
Mikuru no sabía si responderle o salir a esconderse en su cuatro. Después de cuatro segundos se agachó para recoger el cuaderno todo destrozado y salió corriendo a su habitación. Cuando llegó cerro la puerta con llave y casi llorando se tiró a su cama se tapo y se encogió como una bolita. Después de cinco minutos de soledad, Mikuru se levantó y cuando apoyó la mano en la puerta apunto de abrirla, escucho un grito, dándose cuenta que era la voz de su mamá diciendo:
-Mikuru no salgas por nada del mundo-
Mikuru escuchó el sonido de una bala y un silencio horroroso. Ella fue y se escondió en su armario abajo de toda su vieja ropa. Ella se quedo alli esperando que algo sucediera.