Stop this shit

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Victor tendría que pasar en el hospital al menos un par de semanas hasta que se recuperara, Maria y Howard pagaron todos los gastos por supuesto, pero cuando escucharon el testimonio del niño, Howard enfureció y Maria no pudo hacer nada más que preocuparse en mayor cantidad.

—Maria, a veces las voces o voz que los pacientes escuchan pueden decirles y manipular sus mentes para hacer cosas que realmente no quieren hacer.

—Victor Dijo que Tony le estaba hablando a Steve ¿Cree que esa cosa le dijo que...

Ni siquiera pudo terminar la frase, la doctora suspiró y asintió.

—No lo aseguro en su totalidad, pero es posible que sí, no creo que un niño por voluntad propia quisiera hacer eso. Al menos que se viera sometido bajo mucho estrés o una situación desesperante.

Pero se equivocaba, Steve jamás le pediría algo así, Tony había querido hacerlo por que estaba cansado de que todos lo trataran igual y de que Victor haya tocado sus cosas.

—¿Que debemos hacer entonces?

—Voy a adelantar los estudios ¿De acuerdo? Mire... sospecho que podría ser algún caso de esquizofrenia infantil. No es muy común, pero si es probable debido a su sintomatología.

Maria asintió, se abrazó a sí misma y aguantando sus lágrimas salió del consultorio notando como Tony la esperaba con una expresión neutra susurrándole a Steve.

Está bien Tony, los doctores dijeron que estará bien pero no debemos hacer eso de nuevo.

—Lo siento Steve... no sé por qué lo hice... es que estoy cansado de que me llamen así. —No estaba seguro de que esa fuera una razón válida para haberlo empujado por las escaleras, pero era su única defensa.

Se que lo odias Tony, nadie te conoce mejor que yo, por eso no necesitamos a nadie más pero la próxima vez solo digámosle que no queremos que sea nuestro amigo. —Steve podía ser invisible, pero él le daba atención suficiente a Tony porque sabía que lo necesitaba y era su deber.

Tony asintió y miró a Maria cuando está lo llamó al borde de las lágrimas.

—Vámonos, hijo.

—Si mami...—Le hizo una seña a Steve de que ya debían irse, este siguió a Tony como de costumbre.

Howard estaba bastante molesto con lo qué pasó, tanto que ni siquiera sabía que decir, jamás se imaginó que su hijo haría esto.

—¿Steve te dijo que hicieras esto o qué? ¿cuál es tu excusa? —Tony lo miraba asustado, su padre le daba miedo y más cuando gritaba así.

—N-No...—Quería decirle que no era así, que Steve jamás le diría eso, pero las palabras no le salían.

—¡¿Entonces que carajos pasó!? ¡Víctor dijo que estabas hablando con esa cosa!

—¡No es una cosa! ¡Steve es mi amigo! ¡Es real!

—Ya basta Anthony, esta tontería me está cansando, no quiero volver a oírte decir una palabra sobre ese tipo.

—P-Pero padre, no es su culpa...—Sus ojitos se inundaron mientras Howard lo miraba bastante serio.

Steve tomó la mano de Tony dándole a entender que todo estaría bien.

Tranquilo. —Susurró.

Tony lo miró al borde de llorar y Howard bufó enojado.

—Vete a tu habitación y no quiero volver a oír una palabra sobre lo qué pasó.

Tony salió del estudio de su padre, corrió hasta su habitación y se metió bajo su refugio de cobijas donde Steve lo abrazaba para que dejara de sollozar.

Y Howard había tomado una decisión, Anthony estudiaría desde casa a partir de mañana. No sólo por su bien sino por el de los otros niños, no quería meterse en escándalos.

Tony odiaba ya a su profesora y eso que apenas llevaba una semana recibiendo clases con ella. Pero la odiaba, por que trataba a Tony como si fuese un niño más, y él era más inteligente que el promedio.

Aun así, Tony debía pasar largas horas aprendiendo algo que él ya había leído en la biblioteca de su madre.

A pesar de eso, había un lado positivo, estaba agradecido de no tener que asistir a la escuela, porque todos los niños que se burlaban de él ya no estaban ahí para gritarle "loco" "Rarito" o "¡miren! Tony habla solo".

Su profesora suspiró frustrada al ver que no obtenía atención del niño prodigio de la familia.

—Anthony, descansa mientras voy al baño. —Su profesora se levantó.

Tony estaba gritando de alegría internamente.

—Creo que esto es mejor que ir a la escuela, pero he visto ya el teorema de Pitágoras muchas veces. —Tony bufó recostando su cabeza en la mesa.

Y por más que lo vemos, yo jamás lo eh entendido. —Comentó Steve divertido.

—Es muy simple. —Tomó su cuaderno y le comenzó a explicar muy animadamente.

A Steve no le gustaban las matemáticas, de hecho, jamás había entendido muy bien las cosas científicas de las que hablaba Tony, pero le encantaba escuchar su voz tan entusiasmada explicando todas esas cosas. Y eso era lo importante.

Tu cerebro es tan gigante que puedes entender todo eso. —Rio mientras Tony sentía sus mejillas arder.

—Gracias Steve. —Cuando alguien más le hacía esos cumplidos, el respondía orgulloso con un "Ya lo sé." Pero cuando Steve se lo decía sentía tan lindo.

La profesora algo confundida se acercó.

—¿Steve? ¿Qué sucede Tony?

—Agh. —Bufó. —Steve es mi mejor amigo, toma clases conmigo.

La señora frunció el ceño pensando que él quería evadir la clase.

—Ya basta, Tony, pon atención. —Escribió algo en la pizarra.

El castaño estaba acostumbrado así que se limitó a seguir en su mundo explicándole a Steve.

Cuando su clase por fin terminó, la profesora estaba bastante molesta.

Habló con María explicándole que ahora Tony ponía de excusa un tal Steve para no poner atención a la clase.

Tony sonrió al oírlas hablar, las espiaba a través de la puerta, supuso que su madre iría a su habitación a hablar con él, quizá le diría que debía poner atención a las clases (cosa que odiaba que le dijeran) pero su madre lo miraría a los ojos. Le pondría un poco de atención así fuese para dar un sermón y eso lo alegraba.

Pero no fue así.

La noche llegó y Tony seguía en su cuarto esperando a su madre.

Tal vez tiene mucho trabajo Tony. Pero yo te puedo leer un cuento para que duermas y sueñes algo lindo. —Ofreció Steve acomodándose a su lado en la cama tomando un libro de cuentos.

—Gracias Steve, me gusta como cuentas historias. —Rio por lo bajo, él le había enseñado a Steve a leer.

María nunca le leía, pero Tony siempre se llevaba un libro a la cama por si a su mamá se le ocurría hacerlo, quien sabe que pueda pasar. De vez en cuando sentía que ya estaba demasiado grande como para que le leyeran cuentos, pero su madre no lo había hecho antes y de verdad lo quería.

Steve leyó el libro respetando perfectamente la ortografía de este hasta que su castaño amigo cerró los ojos y lo abrazó hasta que pudo dormir.

Finalmente dejó el libro sobre la cama y descansó al lado de Tony.

• Invisible boy • COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora