Not your boy

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Las consultas al psiquiatra cada vez eran para recetarle más y más pastillas a Tony, cosa que el odiaba. Además de que estaba completamente sano, él no quería ser medicado, pero según el diagnóstico de la doctora, era necesario. Por suerte había encontrado la forma de no tomarlas y hacer creer a su mamá que lo hacía. Él estaba sano y lo tenía muy en claro, también sabía que tomar medicamento sin padecer algo era perjudicial.

—Jarvis, voy a salir con Tony hoy, si Howard llama dile eso ¿De acuerdo? —Había pasado una semana desde que escuchó las palabras de su hijo y no quería dejarlo así.

—Claro señora... sé que Tony debe socializar, pero no lo obligue. Podría ser traumático.

—¿A qué te refieres? —María frunció el ceño.

—A que debe tomarlo con calma, Anthony es un niño muy especial, por eso los niños de su edad no lo comprenden. El otro día fuimos al parque per...-

—¿Crees que no sé cómo es mi hijo?

—Solo digo, señora, que no lo presione, Tony aprenderá a relacionarse si él quiere y a su tiempo.

—No me digas cómo criar a mi hijo Jarvis. Y no lo lleves a ningún lado sin decirme. —Algo molesta se levantó del sofá y caminó escaleras arriba.

Jarvis se sintió algo triste al oírla remarcar ese "mi", Jarvis se sentía como el padre de Tony a pesar de tener miles de responsabilidades en la mansión, el siempre hacia espacio para su niño. Pues sí, estaba consiente de que el joven Stark jamás sería su hijo, pero no era su intención ofender a Maria ni mucho menos.

Era sábado exactamente, lo cual le pareció raro a Tony cuando su mamá entró a su habitación.

—Cariño, vamos a salir juntos hoy. —Se acercó hasta el armario y sacó un par de ropas para Tony.

—¿Salir juntos? —Eso lo confundió más.

—¡Eso es genial Tony! ¡Vamos a divertirnos mucho! —Steve le sonrió tomando su brazo emocionado.

—Ya lo sé Steve. —Le Susurró, no quería que su mamá le dijera algo por estar "hablando solo".

—Así es, iremos a desayunar y después a la plaza, quiero comprarte algo de ropa ¿Y qué tal juguetes? —María se agachó frente a su hijo, este le soltó la manita a Steve y se dejó ayudar a cambiar su ropa.

—¿De verdad? ¿Hoy no tienes que trabajar? —Su pequeño hijo la miró ilusionado.

Había estado esperando esto por mucho tiempo a pesar de que Maria quería solucionarlo con cosas materiales él estaba muy feliz de poder pasar tiempo con ella.

—Pedí el día solo por mi bebé. —Acarició las mejillas de este, como nunca había hecho.

Tony la abrazó con una gran sonrisa.

—¿Enserio mamá? —Murmuró.

Estaba más que feliz y Maria se dio cuenta de que estaba haciéndolo bien.

Steve los miró contento, él estaba ahí nada más, existiendo con una sonrisa, espero a que se separaran del abrazo y entonces tomó de la mano a Tony.

Sin duda estaba siendo uno de los mejores días en su vida, o al menos eso decía Tony. Y también María, hacía ya mucho tiempo que no salía en familia, ni siquiera sola con su hijo. Estaban comiendo helado en una banca, Tony sostenía la mano de Steve sin dejar de charlar con su mamá.

Cuéntale sobre tus inventos Tony. —Sugirió en un murmuro el rubio.

Tony muy feliz y orgulloso comenzó a hablarle a su madre quien miraba impresionada a su hijo poniendo atención.

—Y pronto voy a hacer un robot, se llamará babas. Steve me está ayudando.

—Vaya hijo, eso es increíble. —Acarició sus castaños mechones. —¿Qué te parece si la próxima vez te ayudo yo? —Tenía que sacar a Steve del juego de alguna manera.

No era tan dura como Howard, pero, aun así, ella quería que su hijo olvidara a ese tal Steve.

—Me encantaría mucha mami, puedo explicarte cómo funciona cada cosa. —Se recargó en el hombro de su madre cariñosamente.

Esta lo abrazó sonriendo de lado, al menos por ese día, se veía como un niño normal.

Los días pasaban muy bien, Maria había pedido trabajar desde casa y Howard había aceptado con la excusa de que necesitaba estar con Tony si querían que se curara.

Jarvis cuidaba a Tony mientras Maria trabajaba como ya era costumbre. Pero a Maria no le gustaba, Jarvis le solapaba todo el tiempo eso del tal Steve y era algo que no toleraba.

—¿Puedo hablar un momento contigo, Jarvis? —El mayordomo dejó lo que estaba haciendo y dirigió su vista a la señora de la casa.

—Claro. —Limpió sus manos y dejó a un lado el plumero.

—Escúchame bien, agradezco que cuides de mi hijo, pero esta cosa de Steve no puede seguir.

Jarvis miró a los lados para asegurarse de que Tony no estuviera en algún rincón oyendo todo.

—¿Me estás poniendo atención? —Maria arqueó una ceja.

—Si lo hago, es solo... lo siento señora, pero Tony es feliz así, no me gusta verlo triste los únicos ratos que puedo dedicarle.

—Tony está enfermo y si continuas así no estas ayudando, Jarvis. Así que, por favor, deja de hablarle a Tony de Steve como si fuera un niño a su lado... o me temo que tendré que prohibirte verlo. —Eso rompía totalmente el corazón de Jarvis, no quería perder a lo único que tenía como hijo.

—N-no señora, no puede prohibirme cuidar a Tony. —Respondió torpemente. —Él es muy importante para mí, es todo lo que tengo y...

—Anthony no es tu hijo, Jarvis, así que por favor para. —Con eso bastó para que María se diese la vuelta y dejara ahí a un Jarvis con el corazón roto.

Tenía ganas de gritarle "No es mi hijo, pero soy más madre que usted", no lo hizo, no podía arriesgarse a perder su empleo y confianza en esa casa y entonces sí no ver a Tony ni siquiera un momento.

Y no necesariamente por el dinero que ganaba, era por Tony que estaba ahí.

Cuando Tony llegó a esa casa, tan pequeñito y frágil envuelto en una manta azul, supo que debía ser la prioridad de todos en esa casa, a pesar de que con el tiempo eso cambió, Tony ya no parecía ser la prioridad ni de su madre ni de su padre, pero sí de él. La primera vez que lo tuvo en sus brazos, le prometió cuidar de él sobre todas las cosas en esa familia.

Podía ser un simple mayordomo, pero Tony solía decirle cuánto lo admiraba, incluso, en algunos trabajos escolares sobre tus héroes, Tony escribía sobre Jarvis y no sobre algún personaje fantástico. Cada que veía a ese niño, su felicidad crecía. Recordaba todos esos días lluviosos en que jugaban sobre los charcos bajo las gotas de agua. Cuando hacían muñecos de nieve después de rogarle a Tony abrigarse. Los desayunos juntos, los dulces que le conseguía a escondidas y las historias que le contaba para hacerlo dormir.

A pesar de eso, Tony dejaba en segundo plano los esfuerzos de Jarvis porque quería a su mamá y a su papá. No despreciaba todo ello, pero rogaba por una gota de atención de sus padres.

Se dejaba guiar por que sus padres eran los biológicos y no quienes cuidaban y criaban de él. Pero algún día Tony lo entendería y mientras tanto a Jarvis solo le importaba una cosa, estar cerca de su niño.

• Invisible boy • COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora