Una de tantas noches

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Aquí les traigo mi primera historia que he dudado mucho en si publicarla o no, pero lcdp_bc me ha animado, y pues aqui está. Muchas gracias, amiga!

¿Que habrá pasado luego de esa cena en Palawan, no?

Espero les guste. No duden en comentar❤️

La cena con toda la banda había culminado, no muy bien que digamos, ya que nadie esperaba ver a la inspectora al mando del atraco anterior allí con nada más y nada menos que el profesor, lo tenían bien guardado.

Todos se apartaron de la mesa, pensando, preocupados, angustiados, y distintas emociones acumuladas por lo que se habían enterado, por lo que estaban a días de poner en marcha, exacto el rescate de Río.

Allí estaba Denver dando vueltas sin parar y Mónica con una cara de preocupación y sin saber que decir o hacer para calmar un poco a su marido, pero vamos, que tener un hijo y estar a semanas de entrar al Banco de España con menos del 50% de probabilidades de salir vivos de allí, no es nada fácil.

Por otro lado se encontraba Nairobi dándole ánimo como podía a Tokio, quien se encontraba quebrantada, y como no? Se sentía culpable cada vez más. Helsinki, este se encontraba mirando a la nada, recordando todo lo vivido en La Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, recordando cómo había encontrado a Oslo, su compañero de guerra, tirado en el suelo y con ese mal golpe en la cabeza, tenía miedo, miedo de que algo le pasará a Nairobi, con quién había dado miles de vueltas por el mundo, se había convertido en algo muy valioso para él.

Pero ahí estaba, el Ángel de la guarda, la mente maestra, el señor alto, con barba y gafas, con sus nervios a mil, observando a la banda, pensando que haría, quedando en un colapso total, pero como había dicho anteriormente “La banda estuvo ahí” ahí, con él estaba la mujer de su vida, la que le alegra cada día, la que rompió y destrozó esa tercera regla y a cambio le devolvió las ganas de sentirse vivo.

-Cariño… -dijo ella levantándose de la hamaca en la cual había estado sentada por un rato, se acercó a él quien se encontraba aún sentado en la mesa.

El se levantó, y sin pensarlo dos veces, la abrazó con fuerza, mucha fuerza, sin querer soltarla jamás, ella correspondió el abrazó, calmándolo un poco, acariciando su cabello y susurrándole al oído

-Cariño, todo estará bien, saldremos de esta, además de que vamos a estar juntos, siempre, el uno para el otro -Se abrazaron con más fuerza

-Gracias, amor. Te amo! -Sergio se encontraba a punto de llorar, pero se separó de ella, y la agarro de la cintura, mirándola con cara de cachorrito.

Ella noto esto, y tomo su rostro en sus manos dulces y delicadas, quitó una lágrima que logro escapar y le dijo..
-Ve con ellos, te necesitan… y tú a ellos. Ve, anda, yo iré a ver a mi madre y luego iré a la habitación -Se alejo de él, dejándole un beso en la mejilla
Sergio le sonrió, y cumplió con lo que ella le había recomendado, paso por dónde estaban Denver y Mónica abrazados, se quedo observando los  y ellos se separaron al notarlo ahí parado
Profesor -dijo Denver- Disculpe por como lo trate hace un rato, no debí…

Tranquilo -dijo el profesor- Cualquiera lo hubiera hecho, entiendo lo que sientes, no debes disculparte, soy yo, quien debe hacerlo.

Denver ya con lágrimas en los ojos, abrazo al profesor como aquel día en que habían despedido a Moscú, su padre,  en la Fabrica.

-Que tengo un hijo, joder! – Lloraba sin parar y esto enserio le afectaba a Sergio, se sentía mal
Mónica no sabía qué hacer, estaba sumamente preocupada; El profesor sin dejar de abrazar a Denver, estiró uno de sus brazos y tomo la mano de ella y a los dos les dijo...

-Calma, calma, saldremos de esta, y verán crecer a su bello hijo, ya verán. Si?
Estos reaccionaron y asintieron con la cabeza y lágrimas en los ojos. Dejaron ir al profesor, quien se dirija ahora a Nairobi y a Tokio.

-Chicas, ya sabéis dónde dormirán cada una, pero cualquier cosa, no duden en llamarme, las quiero un montón. Ya verán como saldremos de esta y recuperaremos a Río, no será fácil, nada fácil, pero lo lograremos -Dijo este, con una leve sonrisa y las abrazó a las dos, dejando un beso en sus frente, dejándoles claro que nunca les iba a fallar.

Nuevamente se alejo, yendo por último hacia Helsinki, quien ahora bebía un poco de agua para calmar sus recuerdos, y noto al profesor acercarse

-Helsin...

-Profesor, disculpe. Yo estar bien, solo que debí sacar a Berlín de allí y quedarme con Oslo ahí abajo.

-No digas eso, Helsinki, no te sientas culpable por nada del mundo, hiciste muy bien tu trabajo -El profesor le dio una palmada en el hombro a este y le sonrió levemente- Anda, descansa, soldado.

Helsinki obedeció y camino hacia su habitación junto con Nairobi, Denver y Mónica ya se había ido a atender a su hijo quién había despertado, solo quedo Tokio alli, viendo al profesor y él a ella, desde lejos

-Descansa, Tokio, lo necesitas.

-Tu igual, que duermas bien

Esta se fue caminando hacia su habitación y Sergio no pudo evitar hacer una figura de origami roja y dejarla sobre la mesa, hacer eso, de alguna manera le daba algo de calma, apagó las luces y se dirigió a su habitación.

Al llegar se encontró con Raquel acomodando las sábanas, las mesas de noche, él la observó sin que se diera cuenta, sonrió como un loco enamorado. Ella de pronto lo noto.

Amor, me asustaste -Esta dijo riendo y se acercó a Sergio quien estaba parado en la puerta ya cerrada.

Se besaron, tiernamente, con sonrisas entre beso y beso- ella tenía sus brazos por el cuello de él y Sergio la tomaba de la cintura.

Cariño- Dijo Sergio- Disculpa, note que no llevabas sostén durante la cena y, disculpa -este como de costumbre, se acomodó las gafas- Pero tenemos visita -sonrio

Raquel, se quedó algo sorprendida y algo enojada, la verdad, pero de cierto modo tenía razón, más sin embargo, tomo una de las manos de Sergio y rápidamente la llevo a uno de sus senos.

-Cariño, disculpa, pero son tuyos, recuerdas? Todos tuyos -le miro traviesa- O no te gustan?-hizo una especie de puchero a la vez que apretaba la mano de Sergio con su seno con firmeza.

Sergio se quedó impactado, tímido, nervioso, no sabía cómo actuar, se acomodó las gafas de nuevo y tartamudeo...

-Eh.. eh.. Pues si, si que me gustan, pero Raquel tenemos visitas, que.. que nos pueden escuchar...

-Escuchar que, amor? -Dijo está llevándolo contra la puerta y acercarse a él- Necesitas distraerte un poco -Llevo su otra mano al pantalón de Sergio y comenzó a jugar por encima de su erección que ya empezaba a notarse, mientras que Sergio estaba intentado controlar sus gemidos para que enserio no lo escucharan, ella tenía el control, pero eso cambiaría. Sergio la detuvo y en un movimiento rápido la levantó dejando que ella lo abrazara con sus piernas.
-Estoy de acuerdo, pero seamos algo silenciosos, amor -La besó con pasión mientras que caminaba hacia su cama matrimonial, y se tumbaban en ella entre besos y sonrisas picaras.

Sergio estaba encima de ella, con los brazos de lado y lado. Ella empezó a deshacerse de su camisa negra y repaso su abdomen de arriba abajo unas cuentas veces, mientras que él la miraba con esos ojos ardientes.
Sergio comenzó a besar el cuello de Raquel, perdiéndose en su olor, Raquel se estremecía no solo por sus besos, sino también por su  barba rozándole, mientras que él le iba quitando la blusa entre beso y beso.

-Bueno, que bien que no tengas sostén, se me hará facil el trabajo- dijo este sonriendo y dejando caricias, besos y mordiscos en su pezón derecho y luego el izquierdo.

Raquel se estremecía y no podía seguir guardando los gemidos, bajo el pantalón de Sergio de golpe, ya no aguantaba más.

-Hazme el amor, hagamos el amor muchas veces, te necesito- Dijo Raquel con desesperación.

Sergio se detuvo, la beso en los labios, se quitaron la ropa restante rápidamente, quedando esta vez Raquel encima de él.

Contigo, lo que sea- le dijo Sergio con una voz ronca que descontroló por completo a Raquel y sin tanto rodeo, entro en ella, haciéndola temblar, se movían al compás, primero suave, delicadamente, gimiendo de placer, cada noche parecía que superaban la anterior, Sergio le acariciaba las puntas de su hermoso cabello, estaba hermosa.

Raquel estaba perdida, lo amaba, amaba cada movimiento, amaba cada noche más y más junto al amor de su vida.

Se miraron, y comenzaron a moverse más rápido, cada vez más, gimiendo sin importar que, estaban en el mismísimo cielo, ahora Sergio encima de ella, entrando y saliendo cada vez más feroz, estaban a punto de llegar a un maravilloso orgasmo, cada vez más rápido, más rápido, más y más, era lo que gritaban.

Hasta que llegaron juntos, cansados, agotados, pero felices, una vez más, se quedaron abrazados, sus piernas entrelazadas, sus respiraciones buscaban el control. 

Raquel rompió el silencio.
Cariño… te amo – lo beso con mucha pasión, sus lenguas se entrelazaron, se acariciaban- Eres fantástico, dijo entre besos y sonrisas

-Te voy a amar siempre Raquel, no tengo palabras, estos momentos son únicos, simplemente me haces feliz, y cada día, quiero repetir lo mismo y más- le dijo Sergio

-Tu también me haces feliz, te diría que repitiéramos, pero mañana hay cosas que hacer, pero tu, tranquilo, mi amor, que está es una de tantas noches.
Y ahí se quedaron abrazados el uno al otro, sonriendo felices, agotados, pero felices, se besaron con dulzura, por último Sergio dejo un beso en su frente.

-Buenas noches,  vida de mi vida.
Raquel sonrió y por fin cayeron en un sueño profundo.

Se que es algo corto, pero espero que les haya gustado de verdad, acepto consejos, claro que si.
Gracias!❤️


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⏰ Última actualización: May 11, 2020 ⏰

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