Capítulo 58: Eso fue un error.

5 0 0
                                    




La princesa hacía uno de sus habituales paseos nocturnos a las afueras del palacio, con el jardín totalmente ocupado por lo soldados ya no le agradaba dar paseos dentro de el. Muy cerca de ella, el guardián asignado para ese día esperaba inmóvil y firme, listo para reaccionar ante cualquier amenaza. La princesa volteó a ver al hombre y le sonrió con dulzura.


—Deberías sonreír más Tsao-Lan —dijo la jovencita.


—Mi trabajo es protegerla su majestad. Entre más amenazante se vea mi rostro mejor.


—Otra vez con lo de su majestad. Soy yo, Mei, la Mei de siempre. ¡Llámame como siempre lo has hecho!


—Los guardianes deben dirigirse al rey con respeto —afirmó Tsao-Lan.


—Yo no soy la reina, mi padre lo es —habló la joven desanimada.


—Con todo respeto, su padre es el regente. Los únicos que pueden llamarse rey o reina son usted o su hermano.


—Mi hermano... me parece que el está más interesado en su venganza que en el reino.


—Es joven, aún tiene que poner sus prioridades en orden. Es por eso que hay un regente.


—Mi padre, dime Tsao-Lan. ¿Tu crees que hace lo correcto? Me refiero a su plan de expansión.


—No lo sé, la política nunca se me ha dado bien después de todo —respondió el hombre sereno.


—Siempre tan despreocupado.


La joven hizo un además ordenado a Tsao-Lan agacharse, el hombre hizo caso y se colocó sobre su rodilla derecha. La princesa colocó una corona hecha enteramente de flores sobre el desordenado cabello negro de Tsao-Lan.


—Te queda perfecto —dijo alegremente.


—¿De verdad? ¿Combina con mis ojos?


—Oye Tsao-Lan, tú... ¿aún no escoges pareja cierto? —preguntó la jovencita tímidamente.


—¿A qué viene la pregunta?


—Verás, yo, me gustaría preguntarte... ¿Te gustaría ser mi compañero cuando sea mayor?


—Pequeña —dijo Tsao-Lan acariciando la cabeza de la princesa. Aún eres muy joven para pensar en eso, tienes un largo camino por recorrer.


—Yo lo sé, pero... he pensado que quizá mi padre quiera elegir a mi compañero personalmente. Por eso creo que sí me adelanto a él —comentó sumamente preocupada la princesa.


La jovencita apretó los ojos antes de comenzar a derramar lágrimas, Tsao-Lan se inclinó a su lado y secó su rostro con la mano.


—Eso no va a pasar. Yo mismo me aseguraré de eso —dijo el hombre con tono reconfortante.


—¿Lo prometes? —preguntó ella dudosa.


—¡Lo prometo! Nadie puede llevarme la contraria, ni siquiera tu padre. Mientras yo esté aquí nadie te va a obligar a hacer algo que no quieras.


—Ya, ya veo. ¡Que alegría! —dijo ella más tranquila.


La princesa entró corriendo por la puerta olvidando sus preocupaciones, fácilmente dejó a Tsao-Lan atrás y se perdió en los pasillos del palacio. El hombre caminó tranquilamente, siguiendo los pasos de la jovencita.


—Que noble promesa, eres todo un caballero —dijo alguien a la izquierda de Tsao-Lan.


—¿Qué quieres Bai-Tsao? —preguntó fríamente.

Fairy Tail: ValhallaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora