Lucy y Chris tienen seis y siete años. Lucy vive en una casa blanca con un patio grande y de muchos colores, Chris por otro lado vive en un edificio de cinco pisos, con un balcón lleno de plantas y pajaritos.
Van en la misma escuela y se sientan juntos. Lucy le presta sus lápices y Chris le cuenta historias de terror y luego, cuando ella está muy asustada le cuenta una historia divertida y la hace reír.
Chris ama las botas de agua de Lucy, las usa en todas las temporadas.
Una vez la vio en el parque con un vestido celeste con flores blancas, su cabello suelto, lleno de rulos negros y brillantes. Corría con sus botas de agua y reía.
Chris la miraba desde lejos y no podía parar de sonreír, se llevó una mano a la frente y corrió junto a su mamá muy asustada y a gritos le dijo:
- ¡Mamá, creo que estoy enfermo! - Su mamá lo miró algo preocupada, los ojos le brillaban, tenía las mejillas rojas y su pecho se agitaba. -
- ¿Qué pasa Chris?
- Mamá, siento la cara caliente, mi boca no quiere dejar de sonreír y siento que algo salta aquí - Toco su pecho con uno de sus pequeños deditos - Salta tan fuerte que me duele. - La señora de ojos verdes le arruga el ceño a su hijo, lo ve mirando fijamente detrás de ella y lo entiende todo. -
- Cariño, no estás enfermo… estás enamorado.
- ¿Y es muy grave mamá? - Ella sonríe -
- Es gravísimo.
Los años pasaron y Chris y Lucy se separaron, ni uno se acordaba del otro, pero en su subconsciente, en un rinconcito un tanto apartado los nombres del uno y del otro estaban guardados.
Cuando Chris entró a la universidad, con veinte años de edad, un día caminando, chocó con una chica, todas sus cosas cayeron, el suelo estaba mojado y el agua caía por su pelo. Se puso en cuclillas y comenzó a levantarlo todo, y cuando iba a ponerse de pie, de una forma extraña su vista pasó al frente y unas botas de agua celestes le llamaron la atención. Arrugó el ceño y se puso de pie.
- Gracias - Murmuró la chica, tomó sus cosas, las acomodo entre su cintura y su brazo y se fue sin mirarlo. Chris la siguió con la mirada, tenía el cabello negro, largo y con muchos rulos, unos jeans apretados un sweater celeste y unas botas de agua del mismo color. Elevó los hombros, se giró, su vista cayó a un cuaderno morado, sobre una poza de agua, lo tomo, lo observo y siguió su camino.
Chris abre el cuaderno y lo hojea un rato. Cae un papel de entre las páginas, Chris lo recoge y se da cuenta de que era una fotografía. Dos niños salían en esta, tomados de la mano, la niña sonreía y el niño la miraba con el ceño fruncido. Sintió algo muy raro en su pecho, vio bien la imagen y se sorprendió al reconocer ese suceso de su niñez, él era el niño y la niña era Lucy, su mejor amiga. Miro el diario sin creerlo, tenía la vida de Lucy en sus manos. Peleo consigo mismo para no leer ni una palabra del contenido, pero la curiosidad fue más grande y no pudo resistirse. Abrió el diario y leyó cada una de las palabras, se enteró de amores y desamores, leyó historias divertidas y otras realmente crueles, supo lo difícil que había sido la vida de Lucy a medida que iba creciendo, ya no era una niña feliz y sonriente, ahora era tímida y muy poco expresiva. Chris sintió un gran dolor por ella y se dispuso a hacerla feliz, a entregar todo de él y volver a verla sonreír como lo hacía antes.
Al día siguiente, cuando volvió a la universidad, la encontró en uno de los pasillos y se le acerco, lo dudo un momento, no sabía cómo iniciar una conversación, después de leer ese diario se sentía preparado para decirle cualquier cosa, pero los nervios se lo comían.
- Disculpa – Dijo, de forma cuidadosa, ella se giró y lo miro extrañada. –
- ¿Dime? – Su voz era dulce, baja y algo tímida.-
- Ayer se te cayó esto. – Estiro el diario, la portada estaba algo arrugada a causa del agua, pero estaba completo. Lucy volvió a respirar y lo tomo aliviada, pensó que no vería su libro nunca más.-
- Gracias. – Lo miro - ¿No lo leíste, cierto? – Chris se lamio los labios y se puso más nervioso aun.-
- No lo leí – Mintió – Pero en un momento se cayó esto y bueno… - Le mostro la foto - ¿Tu eres Lucy, cierto? – Lucy lo miro extrañada, recibió la foto y la miro, por un momento una extraña sonrisa cruzo sus labios y volvió a ponerse seria. –
- Si – Susurro –
- Yo soy Chris… - Toco la cara del niño en la foto – El de esa fotografía. – Lucy lo miro asombrada, se llevó las manos a la boca y negó con la cabeza –
- No lo puedo creer… No me acuerdo exactamente de que tan importante fuiste para mí, pero el día que encontré esta foto entre las cosas de mi mamá, me vi tan feliz en ella que quise guardarla…
- Lucy, yo recuerdo muchas cosas, recuerdo que siempre sonreías y llevabas botas de agua – Lucy bajo la mirada a sus botas y sonrió – Así, de esa misma forma lo hacías. – Chris tomo el mentón de Lucy y le levanto la cabeza – Una vez, te vi corriendo en el parque – Susurro – te veías tan feliz y hermosa, sentía algo aquí – Se tocó el pecho – Fui hasta donde estaba mi mamá y le conté asustado mi situación, en ese momento te vi a lo lejos tomando flores del pasto y solo escuche cuando mama me dijo que estaba enamorado, le pregunte si era grave y trate de buscar una cura, cuando te fuiste la busque con aun mas ansias y ahora la acabo de encontrar. – Estaban tan cerca, a solo centímetros de distancia, Lucy trago saliva y le pregunto –
- ¿Cuál es la cura Chris? – Chris puso algunos mechones de cabello detrás de su oreja, le sonrió y le dijo antes de besarla:
- Tú.
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Chris Y Lucy
RomanceHay veces que las cosas son inexplicables, solo el destino sabe que podría llegar a pasar. Esta es una pequeña y corta historia sobre como dos vidas se vuelven a juntar.