Bienvenidos al Mundo del ISO (International Security Organization)
Una joven mujer se adentra al Mundo del ISO pasando por diferentes situaciones tras conocer a dos hombres.
Hombres cuya inteligencia y preparación sobrepasaba a cualquier ser humano...
I feel much the delay. Enjoy it Estoy muy emocionada.
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Todos salimos del comedor general después de una merienda-cena que se nos fue habilitado antes del viaje. Cada uno portaba bolsones negros grandes en sus espaldas, yo era la única que tenía una maleta, para varía color crema acoplándose al tono de mi vestimenta.
Después de que los supervisores llamaran lista, divisamos a lo lejos dos buses entrando en el recinto.
La variación que tenía este viaje, es que esta vez tomaríamos ruta hacia un pequeño pueblo urbano de la isla, por lo tanto el viaje sería de unas cuatro horas y media, y como aquello era mucho para que unos cuantos fueran parados, decidieron que se emplearían ambos buses, además de que cuatro supervisores y cuatro asistentes trasladados de Administración, se unían a la causa de esta última fase de entrenamiento.
Estaba nerviosa, ansiosa y emocionada. Independientemente de lo que pueda pasar en estas cuatro horas de viaje, - rogaba que nada - , finalmente estaba al tanto de lo que pasaría en esta semana.
Debían de ser fuertes, yo estaba dispuesta a brindar todo mi apoyo, tanto físico como psicológico, incluso cuando un psicólogo los estaría esperando aquí al regresar.
Una vez todos los supervisores y asistentes de Administración subieron a los buses divididos en forma par, Grace, Harper, Christopher y Andrew subieron a la primera camioneta, después de despedirse formalmente del Director.
— Cuídate, es la primera vez que sales tan lejos de aquí — me acerqué a él y le di un abrazo — No estás en la ciudad y ya no tienes guarda espaladas — dejó un beso en mi sien — De todas formas les he encargado a ellos tu seguridad.
— Relájate, Arthur — le devolví el beso en la mejilla y me separé — no vemos el Jueves — asintió y me dedicó una sonrisa. Hans y William se despidieron y los tres subimos a la camioneta. Hans de piloto, William de copiloto y yo atrás.
Entonces emprendimos nuestro viaje con la garua y viento constante empapando los vidrios de los vehículos. La primera camioneta que se detuvo al protocolo fue la de Christopher, luego ambos buses y finalmente nosotros.
Esa fue la única parada antes de adentrarnos a una carretera colinas abajo y árboles con copas muy altas.
— Muñeca ¿estás bien? — despegué mi vista del paisaje vegetativo con nubes espesas que detenían la escasa luz del día en su terminar, enfocándolas en William.
— Si ¿por qué? — busqué mi teléfono y mis audífonos en mi bolso sin mirarlo.
— Si necesitas agua... o algunos besos — levanté la vista, se giró sobre su asiento y me miró. — no dudes en pedírmelo.
— William — lo llamé en forma de advertencia para que no comenzara con una de las suyas. Miré en el espejo retrovisor y encontré a Hans sonriendo divertido.
