Stay the night - Luzuplay

Parte única

Vas a venir esta noche a mi casa? - preguntó el azabache de orbes morados al chico más bajo.

– ¿Para qué o qué? - Re preguntó este.

– Hombre, para la despedida de Luzu. No me digas que te has olvidado de eso ‐ miró incrédulo al chico a su lado, él no era el tipo de persona que solían olvidar este tipo de fechas, mucho menos si Luzu era protagonista en ellas.

Auron abrió los ojos de par en par ¿Cómo que "despedida"? ¿A dónde se iba su niño? ¿O acaso se iba a casar? No, si no ya se hubiera enterado, pero no lo entendía, sus ojos mostraban total confusión en esos momentos, cosa que el contrario no tardó en notar. Este se llevó una de sus manos a la boca al darse cuenta de la situación, le había dicho a Luzu que hablara con Auron de esto, cosa que obviamente no le había hecho el mínimo caso.

– oh, no lo sabes... - hizo una pequeña pausa antes de continuar, no debería ser él quien le dijera esto, pero llegados a este punto no podía hacer nada más - Luzu... Él se va de Karmaland, viajará a la ciudad mañana por la mañana.

¿Es posible que todo tu mundo se venga abajo en tan solo unos segundos? Auron no creía eso hasta que lo vivió en carne propia, por unas cuantas palabras que significaban lo peor para él.
Se levantó del banco en el que se encontraba sentado, sentía cómo el aliento ya era algo que le faltaba con solo ese movimiento, comenzó a caminar tambaleándose en dirección a su hogar. Escuchaba a Vegetta gritar su nombre, pero esos gritos se volvían cada vez más lejanos, su cabeza daba vueltas y su visión se volvía cada vez más borrosa con cada paso que daba. Fue demasiada información para un momento, realmente no, pero la noticia le había golpeado tan fuerte que siquiera era conciente de hacia dónde se dirigía, solo miraba al suelo en un intento de no marearse demasiado.

Su caminata no tardó en ser interrumpida, alguien igual de desatento que él se había puesto en su camino, haciendo que ambos chocaran, pero tan solo fue un golpe que los echó para atrás. Al alzar su vista no pudo evitar pensar que el universo tenía una conspiración en su contra, pues el ser más precioso de la tierra, y culpable de su estado actual, había posado sus hermosos ojos avellana sobre él. Si antes era un revoltijo de sentimientos ahora ya no tenía una descripción certera para su persona, lo único que sabe es que solo la voz angelical de ese hombre había logrado sacarlo de su trance.

– ¡Auroncito! Lo siento mucho, no estaba atento - se disculpó el castaño dedicando una brillante sonrisa al perdido de Auron - ¿Estás bien?

– Luzu... - fue lo único que sus labios lograron soltar, y nisiquiera de forma correcta, lo había dicho prácticamente susurrando, era un desastre andante. Millones de pensamientos volaban por la mente de Auron, la mayoría de ellos relacionados a la inigualable belleza que poseía el más alto, pero luego de unos segundos logró soltar algo coherente - Te vas.

– veo que ya te enteraste... - pasó avergonzado su mano por una de sus mejillas, rascándola levemente, era obvio que se sentía mal porque Auron se había enterado de la noticia por bocas de otros y no por la suya propia, la culpa no tardó en hacerse presente.

– Así que era cierto - no dijo nada más, tan solo quedó mirando al suelo, se veía muy afectado, cosa que solo hacía que la culpa en Luzu fuera en aumento.

– Mira Auron, puedo explicarlo, yo-

– Tranquilo mi niño, no hace falta que me expliques nada - interrumpió el más bajo dirigiendo una ligera sonrisa al chico frente a él - no ahora por lo menos, sé que tendrás tus propias razones ¿Sí? Solo... Necesito asimilar todo esto.

Luzu entendió las razones de su amigo, habrá sido algo muy repentino para él y sabía que eso se necesitaba cierto tiempo para procesar. Se dedicaron ambos una última sonrisa antes de despedirse y cada uno volver tomar sus propios caminos.