Si Fuera A Morir Mañana

No te Atrevas a Dejarme

El lugar era un completo desastre.

Para el momento en el que Peter llego el fuego ya había engullido por completo el enorme edificio, las personas, desesperadas, sucumbían al pánico y se lanzaban a llorar por sus hogares perdidos, otras, enojadas, acribillaban despiadadamente a los atareados bomberos, exigiendo por sus familiares desaparecidos.

El bullicio y la desesperación contaminaban el ambiente casi tanto como el humo y Peter se encontraba justo en medio de aquel pandemonio.

A su lado, un pequeño niño lloraba desconsoladamente, al verlo Peter se agacho frente a él.

—Hola campeón —Saludo al pequeño, posándole una mano sobre el hombro para llamar su atención.

El niño se sobresaltó al instante y paró de llorar, quitando las manos de sus ojos para poder observar a su interlocutor.

—¿Cómo te llamas? —preguntó el enmascarado. El niño no contestó de inmediato, se había quedado completamente embelesado observando a Peter... no, a Peter no, a Spiderman, el héroe de la ciudad, la leyenda.

—Josh —respondió por fin el pequeño, con una vocecita tan suave que casi se perdió en el ruido a su alrededor.

—¿Estás herido Josh?

El niño apuntó tímidamente hacia su rodilla, había un feo raspón en esta.

—Uh —exclamó Spiderman— una herida de batalla, eres un sobreviviente Josh —el niño aún lo miraba como si estuviese en medio de algún tipo de trance—. ¿Sabes dónde están tus padres, amigo? —preguntó.

Josh observó temerosamente a su alrededor, pero no parecía reconocer nada en lo absoluto. Se limitó a negar con la cabeza.

—Por qué no vamos a buscarlos, ¿eh? —dijo Peter, mientras se ponía en pie y le ofrecía su mano al pequeño, el cual la tomó sin vacilar.

Comenzaron a caminar por los alrededores, el enmascarado preguntándole al pequeño si reconocía alguna persona entre la multitud, pero no hubo suerte.

Finalmente, después de dar vueltas por un par de minutos, fue Peter quien terminó dando con un rostro familiar en medio del gentío.

—¿Cuál es la situación? —preguntó Peter, acercándose al conocido, con Josh aún de la mano.

El hombre lo reconoció de inmediato. Habían trabajado juntos en otros accidentes, era uno de los oficiales de confianza del capitán Stacy, el padre de Gwen.

—Aún no estamos seguros de nada —respondió rápidamente el sujeto—. Según parece el fuego comenzó en la última planta del edificio, el mismo lugar donde se encuentra ubicada la residencia de los Stacy —Gwen— . Por lo tanto —continuó— sospechamos que el incendio fue producto de un atentado contra el capitán.

—¿Cuántas personas quedan adentro?

—No hemos logrado sacar a nadie de las últimas dos plantas, incluyendo a la familia Stacy.

Peter desvío la mirada hacia el edificio. En efecto, no había forma de acceder a las últimas plantas desde abajo, el fuego era lo suficientemente violento como para descartar aquella opción como imposible.

Tenía que encontrar una forma de acceder directamente desde arriba.

—Bien, ustedes continúen rescatando a cuantas personas puedan, yo me encargo de sacar a los que estén arriba.

El oficial asintió en entendimiento.

—Ah, una cosa más —dijo el chico— necesito que hagas algo por mí.