CAPÍTULO 50-2T: LOS IDIOTAS

198 24 3
                                    

-¡Apura el paso! –se le ordenó. Solo asintió mientras pies seguían la marcha. Su corazón latía más fuerte.

-¿Qué mierda está pasando? –escuchó preguntar al jefe de familia mientras entraba a su habitación.

-Yo... -Yoosung no sabía si entrar o irse.

-Entra. –Jung hizo ademan para que entrar a su cuarto mientras los sirvientes cerraban la puerta y buscaba su ropa- Explícame la situación.

-Pero... señor... -miró a Yoosung.

-Es mi protegido. –miró al rubio- ¿dirías algo fuera de estas paredes? –él negó de inmediato- Ya vez. Además, es amigo de Akira. Si me traiciona sabe que traiciona a Akira y claro, crea problemas entre los Won y los Beom. –le sonrió al rubio. Era claro que era una advertencia.

-La salud del Emperador empeoró. –dijo- No ha podido asistir a diversas reuniones. Muchos ven al príncipe heredero, pero se preguntan por la ausencia de su Majestad.

-... -suspiró- Rumores.

-Se dice que... -dudó, pero Jung le permitió continuar- Algunos creen que su Majestad en sí se está dando una... vacaciones. Son los rumores más ligeros. Mientras que otros... que tiene una seria enfermedad que lo imposibilita de sus labores. –Yoosung estaba sorprendido de escuchar todo eso. Sentía la tensión en el ambiente- Y... otro gran porcentaje que... está muerto.

-¡Qué mierda! –se puso de pie- ¿muerto? ¿quién mierda dice que su Majestad está muerto?

-Al no verlo y solo tener presencia del Estado... los rumores son diversos.

Para el Kim no resultaba algo sorprendente al 100%. El motivo era que, en la universidad también había esas charlas donde se especulaba la ausencia del emperador y por qué el príncipe tomaba su lugar. Los que los defendían decían que era para preparar al príncipe para que asumiera el cargo pronto, pero la otra mitad decía una serie de especulaciones que ni quería pensar.

-¿Y cómo está su Majestad? –decía mientras unos hombre venían con ropas un traje de saco y corbata negra y cofre. Era un pin con el sello del emperador. Yoosung dio la vuelta para no ver eso. Aún se seguía preguntando por qué lo jalaron a todo eso, él solo había ido como todos los días a trabajar en los establos y aquel joven líder lo jaló en todo eso.

-Estable, pero su salud empeora. –decía Bada con pesar- El joven príncipe...

-Debe estar atareado y más si los ancianos se vuelven molestos.

-Sí.

-Ya puedes voltearte, Yoosung- Para cuando el joven dio la vuelta vio a aquel chico rubio con todo el cabello para atrás y en un traje y corbata negra con una camisa blanca y ese pin que tenía el símbolo del emperador- Dime... -miró al rubio- ¿qué dice la gente?

-¿Eh? –se sorprendió.

-Vas a la universidad. A una de las mejores del país, debes escuchar lo que dicen las personas. Quisiera saberlo... es bueno marcar el panorama.

-Ah... -dudó, pero por el apoyo de Bada terminó contando todo- Y... eso dicen.

-Ya veo. No pinta bien. –se mofó- ¿y el idiota de Taeyoung?

-Señor...

-¿Me vas a negar que es un idiota? –suspiró- Siempre vienen a mi cuando hay problemas. ¡Siempre! –se acomodaba las mangas- Pero al idiota no lo molestan ni a las otras familias. Vámonos.

De un momento a otro se abrieron las puertas de esa habitación. Y hombres vestidos de negro se presentaron ante aquel joven líder listos para acompañarlo. Yoosung se quería meter lejos de ahí, pero con un chasquido le dieron un saco y lo acompañaron al baño para que se termine de cambiar. Pensaba quejarse y decir que no iría, pero era la primera vez que veía ese semblante de Jung.

UNA ORACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora