El día que nos conocimos

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Capitulo 1 - El día que nos conocimos

Era una fría tarde de otoño cuando mis padres y yo fuimos a hacer un recorrido de compras por la ciudad vecina. Estábamos ansiosos por visitar todas las nuevas tiendas que abrieron recientemente, tiendas de Pokémon, una tienda de ropa y varias otras, aunque tenían precios bastante caros. Todas las tiendas estaban decoradas con colores vivos para atraer a los clientes, pero mucha gente simplemente revisaba todo a través de las ventanas.

Amaba a los Pokémon y siempre quise cuidar de uno, pero no quería entrenarlo o hacerlo luchar contra otros Pokémon, quería un mejor amigo y compañero de por vida. Aunque mis padres siempre estaban en contra de que sea dueña de un Pokémon, ya que sentían que eran caros de cuidar.

Después de examinar todo lo que nos llamó la atención, decidimos caminar junto a una calle oscura y larga para un atajo, que no parecía ser visitado con frecuencia por muchas personas. En el medio de la calle, vi una tienda vieja y sombría que ofrecía pequeños Pokémon, capturados directamente de la naturaleza. Aunque la mayoría de esos Pokémon no fueron atrapados con pokebolas, por lo que parecerían ser más especiales y, por lo tanto, podrían venderse a un precio alto. Eran la principal fuente de ingresos de las tiendas. Como los Pokémon eran básicamente salvajes, la mayoría de ellos parecían estar bastante estresados. Sentí pena por ellos y quería ayudarlos. Note a un pequeño Froakie, que estaba agachado en una esquina, aislándose de los demás. El pequeño Pokémon parecía que había estado en esa caja desde hace mucho tiempo, una criatura reservada pero dura, que no encajaba con el resto del grupo. Trate de llamar su atención, pero solo obtuvo una mirada sospechosa a cambio, ya que el pequeño Froakie tuvo malas experiencias con los humanos y no confiaba en nadie, ni siquiera en otros Pokémon.

Sabía que todavía no tenía suficiente dinero para comprar a Froakie, así que regrese para irme a casa con mis padres. Mis padres me dijeron que escucharon muchas cosas malas sobre esa tienda y los Pokémon que ofrecían, por lo que trataron de convencerme de que no comprara nada de allí.

Estaba muy preocupada por todos los Pokémon de la tienda, pensé que les pasaría algo malo, si nadie los sacaba de allí.

A pesar de la advertencia de mis padres, decidí volver a visitar la tienda temprano por la mañana siguiente y me percaté de que algunos de los Pokémon se habían ido, aunque Froakie todavía estaba allí por alguna razón.

Después de intentar llamar la atención del Froakie una vez más, el pequeño Pokémon de repente se sentó frente al cristal, escuchándome, pero evitando el contacto visual.

"Hola, mi nombre es (t/n)", dije con una sonrisa en mi rostro, mientras presionaba su mano hacia la ventana. Luego hizo una promesa de ahorrar dinero y sacarlo de allí.

El pequeño Froakie no le creyó al principio, pero aún tenía esa sensación de que podía hablar en serio. Aunque no podía ver su rostro, note un repentino cambio de humor.

Desde entonces, visitaba y hablaba con Froakie a través del escaparate todos los días, a pesar de que era una especie de conversaciones unilaterales debido a la barrera de nuestros idiomas. Después de algunas semanas, todos los demás Pokémon que estaban en la caja con Froakie se habían ido, siendo él, el único que quedaba. Pero eso no molestó en absoluto a Froakie, ya que le estaba haciendo compañía.

Nos hicimos amigos.

Pasaron algunas semanas y estuve a punto de ahorrar el dinero suficiente. He estado visitando a Froakie en secreto tan a menudo como pude, pero me enfermé debido al clima frío y tuvo que quedarme en casa por un par de días, lo que resultó que Froakie perdiera en parte la poca confianza que tenía en mí.

Después de que me sintiera mejor, volví a visitar a Froakie e intente explicarle por qué había estado ausente de repente. Mientras intentaba recuperar la confianza del Pokémon, el dueño de la tienda se dio cuenta de mi presencia. Él me dijo que no me escabullera por la tienda todo el tiempo y que solo se me permite regresar si voy a comprar algo. Me fui, pero observé por la ventana de la tienda en secreto desde detrás de una pared, ya que la actitud del dueño de la tienda me hizo sospechar. Mientras tanto, Froakie comenzó a saltar, tratando desesperadamente de salir. El encargado de la tienda le gritó al Froakie que se quedara quieto y comenzó a tirar de sus burbujas suaves y sensibles, lo que fue bastante doloroso para el pequeño Pokémon. Como reacción, el Froakie mordió la mano del encargado de la tienda para liberarse del fuerte agarre. "¡Maldita sea, pequeño bastardo! ¿De verdad crees que a alguien le gustaría comprar un Pokémon tan horrible como tú? ¡Necesitas aprender a respetar a tus cuidadores o terminarás como comida de Pokémon algún día, cosa inútil! ¡No gano dinero de ti, solo causas muchos problemas!", Gritó el tendero.

Después de que pudiera ver lo mal que lo trataban a Froakie, me quedó claro que no podía esperar más. Corrí a casa, buscando cada pieza de dinero que pude encontrar en los cajones, solo para darme cuenta de que todavía no había ahorrado lo suficiente y que tampoco podía pedir dinero a mis padres. Afortunadamente, mi sueldo estaba cerca, por lo que Froakie solo tuvo que esperar un par de días más.

 Afortunadamente, mi sueldo estaba cerca, por lo que Froakie solo tuvo que esperar un par de días más

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