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Una noche invernal, donde sus manos blancas hacían juego con la luna en el cielo. Camina por la calle mientras los grillos cantan bajo el velo nocturno, un sonido irritante para sus agudos sentidos. Ese hecho solo lo hacía sentir molesto.

Y ya estaba demasiado enojado.

El hecho de que no poder encontrarla por ningún sitio solo enfureció más a Subaru. Si no la encontraba, no volvería a casa (o así Reiji había dictado). Caminando en silencio el vampiro de cabellos blancos miraba el suelo, ensimismado en sus pensamientos.

"Ah, maldición. ¿Qué está haciendo? Ya pasó bastante desde que la limosina se fue. Los otros no saben a dónde se fue, así que la estoy buscando... ¿A dónde demonios se esfumó? "

Los pasos siguieron por aquella vereda de frío cemento. Los grillos todavía se escuchaban, pero no había nada de pistas sobre Yui. Muchas teorías y especulaciones se acumularon en su mente, pasando el tiempo con divagaciones para no calentar más sus emociones. Tal vez, algún otro podría haberse dado cuenta, y habría encontrado la oportunidad perfecta para estar junto con ella... No.

Era imposible.

"Espera, no es tan imposible... ¡¿tal vez?! No, eso no puede ser. Todos excepto ella y yo regresaron a casa en la limosina. Entonces... Qué se trae y dónde está..."

— ¡Ay!

Chocó contra alguien al estar demasiado concentrado en sus palabras internas y ahora se veía aproblemado por un fuerte dolor en el pie, ¡lo habían pisado! Ni siquiera se dio cuenta de los otros pasos que avanzaban de su lado contrario por estar pensando en aquella niña irresponsable.

Miró enojado a la persona con la que había tropezado, ya casi con ganas severas de gritar. Se debe decir que el temperamento de Subaru no es tan estable como otros adolescentes...

— ¡Mira por dónde vas! —le gruñó con enfado.

— ¿Subaru?

Ah... esa vocecilla familiar.

— Eres tú, finalmente te encontré —murmuró Subaru, saliendo de sus pensamientos cuando los ojos rosados de Yui le clavaron la mirada.

Subaru nunca lo admitiría, pero justo en ese momento ese escalofrío de alivio y relajación había pasado por toda su espina dorsal, inundando sus venas de un sentimiento cálido. Ella estaba a salvo y nadie la había raptado o hecho daño, para decepción de sus teorías desesperadas.

Al menos Reiji no iba a despellejarlo, eso estaba bien.

Se miraron por un minuto que pareció ser un siglo entero, parecían querer preguntarse demasiadas cosas con esos pares de ojos nerviosos. El viento frío los envolvió, haciéndolos tiritar.

— ¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó Yui.

Subaru frunció el ceño y se cruzó de brazos. Esto ya era el colmo, ¿cómo podía preguntarle eso sí ella era la que había perdido el transporte?

— ¿Qué estoy haciendo aquí? ¡Esa es mi línea! —Dijo molesto, gesticulando con las manos mientras hablaba—. ¿Dónde estabas y qué estabas haciendo todo este tiempo?

Yui entrelazó las manos en su espalda, meciéndose adelante y atrás en un intento de no parecer avergonzada o nerviosa. Un pequeño sonrojo la delató, pero no quería que él perdiera más la paciencia. Sabía que era un hombre no muy paciente y con un temperamento difícil.

— Esto... yo... me he quedado en la escuela, para estudiar —murmuró, evitando la mirada de Subaru.

— ¿Te perdiste la limo porque te quedaste estudiando? Por favor...

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