Aclaraciones: El capítulo que están por leer es narrado desde la perspectiva de Nathan y Damien dadas las situaciones que suceden en diferentes lugares a la vez. Para cualquier cosa o aclaración, no duden en comentar. Ahora si, que lo disfruten.
Nathan
−Estoy gordo –digo viéndome en el espejo de cuerpo completo que está en la habitación.
Damien me mira con el ceño fruncido desde la cama y luego se levanta para rodear mi cuerpo con sus brazos. Sus manos acarician mi vientre y la bebé empieza a moverse.
−No estás gordo, cariño. Ve esta pancita, es pequeña y a veces me pregunto si realmente está mi bebé ahí o solo te comiste una sandía- ríe y yo lo miro feo a través del espejo.
−No es gracioso, Damien. Si estoy gordo, la bebé nacerá muy pronto, cuando menos lo esperes, estaremos durmiendo poco.
−Bueno, podemos aprovechar ese tiempo antes de que ya no tengamos tiempo a solas –dice empezando a besar mi cuello.
−Hmm –digo suspirando –Me encantaría...pero no, llegarás tarde al trabajo.
−Soy el jefe, no importa –me acaricia el vientre despacio y la bebé no deja de patear.
−Ya deja de tocarla, se emociona mucho cuando escucha tu voz y cuando la tocas, duele.
−Lo siento bebé, hey princesa, te amo –empieza a hablarle al bebé y a mí se me derrite el corazón.
Este hombre ablanda mi personalidad. Me muero de amor cuando le habla a la bebé.
−Eli, bebé...−digo acariciando mi vientre sobre las manos de mi esposo.
−Cuando volvamos a tener otro hijo, yo elegiré su nombre.
−No vamos a tener bebés otra vez –digo en tono molesto –No me voy a volver a embarazar.
−Ya lo veremos –sonríe con una risita burlona.
−Te amo –digo riendo y cambiando rápidamente de tema.
−También te amo –me responde − ¿Quieres ver lo mucho que te amo? –dice empujando sus caderas contra las mías.
−Creo que prefiero sentirlo...ya sabes, tu amor –río y el no desaprovecha la oportunidad para llevarme a la cama.
−Anoche lo hicimos... ¿crees que todavía esté listo? –dice acomodándome en la orilla de la cama.
−No lo sé –elevo las piernas y él retira mi ropa − ¿Y?
−Hmm, no se ve mal. Pero no quiero lastimarte, pondré un poco de lubricante.
Asiento y él va por el lubricante.
Deja caer lubricante sobre sus dedos y luego los mete en mi interior. Mi cabeza cae hacia atrás.
−Estas muy sensible. Me encanta lo que el embarazo provoca.
−Cállate y muévelos más. No, ya mételo.
−Impaciente, eso no me gusta –dice empujando más sus dedos y tocando mi próstata.
− ¡Ah! Maldición amor, mételo ya –digo con voz suplicante.
El jadea y retira los dedos.
Coloca mis piernas en sus hombros y empuja lentamente su miembro dentro.
− ¡Aaah! Si, de eso estoy hablando –tomo sus brazos con fuerza y clavo mis uñas.
−Estás muy húmedo... ¿te gusta que sea un poco rudo? –empuja su miembro, llegando más profundo.
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Jamás te olvide.
Любовные романыDamien es un alfa francés que a los nueve años no logra entender porque tiene que ser perfecto ante la sociedad y su familia. Hasta que un día tras ir a una fiesta social de Alfas y Omegas de las familias más conocidas de Francia, conoce a un pequeñ...