Prólogo:

18 5 9
                                    

❝Me gusta la forma en que hablas. Me gustan las cosas que usas. Quiero tu número tatuado en mi brazo con tinta, lo juro. Porque cuando llega la mañana, sé que no estarás ahí. Cada vez que me doy la vuelta desapareces. Quiero volar tu mente. Solo ven conmigo. Lo juro, voy a llevarte a un lugar cálido, sabes que adoro el mar. Porque cuando llega la mañana, sé que no estarás allí. Cada vez que me doy la vuelta desapareces. Encantado de conocerte.❞ - Nice to meet ya, Niall Horan.




El nacimiento del príncipe o princesa era quizás lo más esperado aquel año. Cuando la reina afirmó estar en cinta hubo gente llorando en los rincones; regalos, fiestas, personas saliendo y entrando del reino para prolongar sus felicitaciones a los reyes.

Y es que era casi inaudito, pasar de ser una reina de veintidós años que casi no tenía posibilidades de vida, a una mujer en cinta totalmente fértil y con muchas ganas de vivir; había sido un gran escándalo en las planicies de la corona. Sin embargo, nada era tan rogado como el nacimiento del príncipe o princesa.

Se hicieron mandas de agradecimiento, además de muchas propuestas para el nombre del heredero o heredera. Deseaban que fuera un omega o una omega dulce (aunque aquello en secreto, ya que al ser un omega la corona no quedaría en sus manos), mientras que en el reino próximo había ya hace tres años un pequeño príncipe con todas las cualidades de un alfa de tomo y lomo.

El día llegó pronto y la partera entró en el castillo. Había sido traída desde reinos lejanos sólo para asistir el parto del bebé, aquel ser tan esperado por todos.

El rey esperaba afuera, sin poder entrar sabiéndose temeroso de los resultados, conociendo el poder que en sus manos había quedado, aceptando que por fin sería padre y que su reino ahora estaba en constante clamor.

Los llantos en el castillo fueron casi imperceptibles, de no ser porque todos estaban atentos a lo ocurrido.

Y entonces el rey supo que ya era hora de entrar a la habitación. Vio en el lecho a su mujer, tendida con una sonrisa en su rostro y la gota gorda cayendo de su frente, cansada por los constantes esfuerzos para traer al pequeño al mundo.

La partera le sonrió y lo elevó mostrándoselo, con un aire de felicidad medianamente irreconocible gracias a sus ojos tenebrosos.

"Es un varón", habló la mujer de cabellos canosos y sonrisa cansada.

El rey asintió gustoso y observó a su esposa nuevamente. La reina observaba al pequeño con una genuina alegría, sentía amor, y por primera vez uno que no era para su esposo, que era incluso más grande; casi que le nublaba la vista y la hacía retorcerse de felicidad.

Fue entonces que al tomarlo en sus brazos pudo observar sus bellos ojos. Supo allí que su nombre ya estaba dicho, desde antes de su nacimiento, desde antes de su concepción. Incluso mucho antes de la existencia de los nuevos padres, más temprano que la existencia del mundo.

"Es Taehyung, el príncipe Taehyung", susurró ella, su esposo asintió y besó la frente del pequeño, acercando su boca a la de la omega para dejarle un casto beso lleno de felicidad. "Como la reina Taesook que en paz descanse", sonríe nuevamente y los ojos del rey se llenan de lágrimas saladas.

Cinco meses después, cuando el pequeño Taehyung se notaba vigoroso y bello, el rey de Balioni llegó, justamente cuando estaba siendo esperado por las damas del castillo. Se reunieron duques y duquesas para recibirlo en un baile real, a él y a su hijo.

El príncipe Jungkook era un pequeño que apenas había cumplido los cuatro años. Sostenía en sus ropas la fuerte insignia de un heredero al trono, insistente su padre en categorizarlo para que de pequeño lo supiera. Aún sin conocer si se trataba de un alfa, su padre ponía en sus pequeños hombros el peso de una corona.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 12, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

𝐓𝐇𝐄 𝐓𝐇𝐑𝐎𝐍𝐄 ・ KookTae / PRÓXIMAMENTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora