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-Eh... creo que ya esta todo- comento antes de salir corriendo

Salí detrás de él, pero Isabel me llamo.

- ¿Mañana vamos? - susurro

-Trabaja- dije golpeando su cabeza suavemente

Cuando terminamos con el día cada cual se fue a su hogar.

Claramente con Miguel no pude volver a hablar.

En el complejo note que Marcus no había llegado.

En mi piso me bañé y me acosté a dormir.

Estaba muerta de cansancio.

|Al día siguiente|

Era lunes así que me levante al medio día.

Me quede todo el día con mi ropa interior mientras me hacía algo de comer.

Hasta que sonó mi celular.

Llamada

Eleonor: AMIGA

Isabel: Voy a tu apartamento para ducharnos y esperar que Samuel nos busque

Eleonor: veo que solo me estas informando

Isabel: exacto ya me estoy estacionando te veo ya mismo

Fin de llamada

Si así era.

Ahora me ordenan lo que debo hacer.

Para mi sorpresa Isabel sabía mi código y había entrado.

-Antonio me dijo el código- dijo en su defensa

-Buenas- dije riendo

Realmente no me da vergüenza que me vea en ropa interior.

-AMOR- grito entrando Mario

-Bueno ¿Qué pasa? Mi apartamento ahora es público - dije riendo

- ¿Desayunaron? - pregunte mientras comenzaba a cocinar

-Bueno mejor haz el almuerzo- dijo Mario mientras me abrazaba por mi espalda

-Mira tonto ella es Isabel mi mejor amiga- mientras la señalaba

-Un placer- comento sonriéndole

Le cocine algo y luego fui a ducharme mientras ellos dos comían y hablaban.

-Eleonor porque no me dijiste que saldrías hoy- hablo Mario detrás de la puerta mientras yo me arreglaba

-No pensaba salir- dije sincera

-Iré contigo- hablo

Cuando estuve ya un poco más decente salí para comer.

-Iré a arreglarme- dijo Isabel

- ¿Cómo a estado todo? - pregunto Mario cuando estuvimos solos

-Podemos decir que me tropecé con la misma piedra en la misma cama- dije riendo

-Amiga tu si que no aprendes- respondió riéndose

-Pero que hago si mi mente dice una cosa y mi cuerpo hace lo contrario- confesé

-Entonces el fuego ya se apago- dijo sonriendo

-No creo- dije sincera

Las horas pasaron hasta que ya era momento de irnos.

En el auto de Samuel iba Isabel como copiloto, Mario y yo nos encontrábamos juntos en la parte de atrás.

Otra vez fueron las malditas tres horas de camino.

Amor en la CocinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora