Había estado paseando por la calles de la ciudad. Se había hecho la 1:00, 2:00 hasta 4:00 de la mañana, yendo de bar en bar, buscando algún "consuelo" alguien con quien desahogarse, pero a no puedes contarle tus penas a una chica qué solo está contigo por el dinero y los tiempos extras que pagas.
Se la había pensando mucho en ir nuevamente a casa a reconciliarse con su niño, decirle que él era el único, pero seria bastante sucio y bajo demostrarle a alguien que desde el primer momento fue bueno, gentil y generoso con él pagarle de esa manera. Jeremy había marcado varias veces a algunos de sus conocidos, pero ninguno había contestado. Estaba frustrado, ¿su romance con ese niño Mikaela, había terminado? ¿Qué haría ahora? Nai quizás ya tiene una vida, alguien a quien amar y él seguía ahí esperando por ese niño de falda.
Maldijo en voz alta y se sentó en una banca cerca de un pequeño parque con un estanque en el medio, se estaba arrepintiendo de tantas cosas, cosas que para él no estaban muy claras, pero qué, de alguna u otra forma se habían hecho y era un peso más para la colección.
-¿Por qué no puedo superarlo? -Se dijo así mismo y jugó con sus nudillos. Hacia frío, estaba ebrio y deliraba. -¿Por qué no puedo seguir? -Decía al mismo tiempo que rascaba su cabeza.
Los Evans lo estaban presionando demasiado para que las transacciones se dieran lo más rápido posible antes de que la demanda de los Vander se diera, y él, estaba ahí, en medio de una parque a las 4:32 de la madrugada pensando en su vida amorosa.
-Mika... -Susurró.
-Jeremy.
Se escuchó una voz, levantó la cabeza y frente a él estaba su querido Mikaela, viéndolo un poco confundido. ¿Qué hacia Mika con él? ¿Estaba tan borracho que ya estaba teniendo visiones?
-¿Mika?
-Deja de decir Mika y levantante.- Supo que si se trataba de él cuando tocó su brazo.
-Mika -Abrazó al pequeño fuertemente, qué esté sorprendido casi cayó al suelo si es que no se hubiera agarrado de su querido Jeremy.
-Jeremy...-Susurró el pequeño con un vocesita baja.
-Mika, perdoname por lo que estoy a punto de hacer.
El pequeño abrió los ojos con asombro, y como de un abrir y cerrar de ojos, ambos se encontraban en una habitación de hotel. Jeremy aún ebrio comenzó a despojarse de sus prendas, caminando como un león enjaulado hacia el niño que tenia tumbado en la cama. El rubio lo miraba de arriba abajo un tanto asustado, ¿qué pretendía? ¿Por qué lo trajo a éste lugar en ese estado?
-¡Jeremy! -Gritó este en desesperó, estaba algo confundido, quería que su amado reaccionara, pero sus ojos habían cambiado, parecía un animal salvaje, no estaba en sus cinco sentidos.
Jeremy se acerco a él, lo tomó por las caderas y hizo presión en su cuello para de esa manera comenzar a quitar las prendas del rubio de una forma brusca y poco cuidadosa, arañando y golpeando un poco el cuerpo de Mikaela.
-¡Jeremy, suéltame! -Gritó nuevamente con el poco aire que entraba por su boca, pues aún seguía haciendo presión en su cuello. Intento alejarlo de él pero era obvio la fuerza que él ejercía, Mikaela era pequeño, de cuerpo pequeño y muy delgado, el castaño era tres veces mas grande y fuerte, así que no podía hacer mucho para liberarse.
Cuando por fin logro desnudar al pequeño, comenzó a devorar sus labios en desesperó, comenzando a masturbarlo bruscamente. Tirándole del pelo, apretando su rostro ferozmente, no podía si quiera pensar en soltarse, estaba muy asustado, este no era su prometido, no...él era una persona completamente diferente.
-¡Jeremy, por favor, no quiero hacer esto! -Estaba paralizado del miedo, en serio parecía una violacion.
-No me importa -Respondió éste y volteo su cuerpo tan fácilmente, posicionándolo en cuatro. Abrió su trasero y metió su lengua. Por más que él amara a Jeremy esto no se sentía así, no era lo qué él quería. Tenia mucho miedo.
-¡No quiero esto! ¡Sueltame! -Trataba con todas sus pocas fuerzas librarse de el monstruo tras de él, pero fue cuando recibió el primer golpe en el hombro, y que éste tomara sus brazos como cuerdas, ahí supo que no podía hacer nada.
Jeremy sin previo aviso ni haberle dicho antes lo que haría entró bruscamente dentro de él a lo que el contrario solo alcanzó a pegar un grito lleno de dolor, las embestidas comenzaron una y otra vez sin cuidado, lastimándolo. Jeremy, volteo al pequeño para mirar su rostro empapado de lágrimas y seguir con lo suyo.
-Di, qué me amas. -Dijo en jadeos.
-¡Ah~! ¡N-No....e-este no...ah~! ¡No eres tú! -Gritó lloroso.
Recibió nuevamente un golpe, pero esta vez en su estómago, Mikaela solo podía llorar y quejarse del dolor, se sentía realmente mal, ese hombre frente a él no era su Jeremy, él jamás le haría daño se lo prometió.
-¡Di qué me amas! -Gritó enfurecido. Las embestidas comenzaron aun mas fuerte que Mika no gemía del placer si no de dolor, era un dolor agudo, sentía que en cualquier momento se quebraría, sus huesos se safarian y no podría más que llorar.
-¡Jeremy ya! -Grito el último para finalmente ambos correrse.
Jeremy salio de él realmente cansado, ambos cubiertos en en sudor, y Mikaela empapado de lágrimas y un hilo de sangre escurriéndole del labio. La sangre en su entrada no tardó en cubrir las sábanas. Mika se quedo inmóvil, con los ojos como platos pensando ¿qué fue todo eso? ¿Por qué lo hizo? con el labio partido y un hueco en su corazón. El castaño había vuelto en sí y cuando lo hizo, ya era demasiado tarde.
-Mika...-Susurró -Bebé, perdoname... -Trató de tocarlo pero este rápidamente se aparto de él y se cubrió con una almohada que había aun lado de la cama.
El rubio con su rostro lloroso, lleno de dolor y desesperación, lo miró como diciendo "¿Por qué?"
-Me das...miedo...-Dijo y lloró aún más fuerte.
Esas palabras resonaron en la cabeza de Jeremy, ¿qué había hecho? ¿Por qué? Éste no era él... Él jamas podría haber hecho una cosa como está. Ahora estaba asustado de sí mismo había lastimando a su pequeño, de una forma tan cruel...
No se lo podía perdonar, ¿qué fue lo que hizo?
ESTÁS LEYENDO
El chico de la falda Rosada. [Yaoi/Gay] [Editando]
Teen FictionNai Vander es el hijo mayor y cabecilla de la familia Vander, rival de la familia conocida por malas razones como los Evans. Un tanto cliché: Rivalidad convirtiéndose en un amorío juvenil. Combinando la vida empresarial con la vida privada, algo dep...