El hervidor sonaba de una forma estresante, lo que significa que ya iba a terminar su objetivo, calentar el agua.
Esperaba mientras me hacía un pan con algo simple, digamos que no había tanto dinero como para otras cosas más 'ricas'.
Finalmente sonó el hervidor, y al instante de aquel sonido, saqué la taza que más me gustaba, que tenía un diseño simple, pero le daba un toque minimalista. Le eché una cucharada de café y diez endulzadas gotas.
Me senté y miré la ventana, viendo el cielo oscuro que se veía todas las mañanas, algo bello de contemplar. Desde que conocí a esa chica siempre que miraba el cielo me acordaba a ella. El cielo tenia estrellas hermosas, y ella también las tenía pero en el brillo de sus ojos; puede ser que suene muy cliché decir ese tipo de cosas, pero si la mirabas detalladamente, te podías dar cuenta de cada cosa linda en ella.
Sus hoyuelos que se marcaban al hacer cualquier mueca, sus ojos achinados cuando sonreía, sus rulos marcados que me quedaba completamente embobada con ellos, en fin, me tiene loca, pero ella no lo sabe.