De pronto me miras, te miro y suspiras, yo cierro los ojos, tu apartas la vista.
Para Tanjiro ya es rutina tomar el tren a la misma hora, todos los días para ir a la preparatoria, pero su rutina se ve interrumpida un día que un chico de cabello negr...
Como cada día Tanjiro se subió al tren para ir rumbo a la preparatoria, la misma monótona rutina, salir de casa, caminar solo hasta la estación, subir, esperar aburrido, y luego bajar en el centro de la ciudad para ir a clases. Sin embargo, ese día algo diferente sucedió, subió y le vio abordar, vestido de manera formal, con su cabello negro atado en una coleta, y un maletín colgado al hombro, se sentó en las bancas de enfrente.
"Es muy guapo"
Ese pensamiento hizo al menor sonrojar. Sin embargo siguió con su tarea de mirar al chico, le calculaba unos veinte años, tenía los ojos cerrados, portaba un semblante tan calmado que a Tanjiro le transmitía tanta calma que no se dio cuenta de cuando llego a su destin. Al escuchar que había llegado a su parada, se puso de pie y se ajustó la mochila al hombro, no sin antes dirigirle una mirada al chico que le había llamado la atención, quien ahora le miraba.
"seguro se dio cuenta que lo estaba mirando, debe pensar que soy un acosador"
Con ese pensamiento y un notable sonrojo, el pelirrojo huyó de ahí, sin poder ver la pequeña sonrisa que el otro chico le dirigió.
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Recientemente Giyuu se había mudado, por ello es que ahora tendría que tomar el directo para transportarse a su trabajo, este tardaría solamente veinte minutos en llegar a su destino.
Estaba sentado esperando a que el tren arribara, cuando lo vio, un chico, de unos dieciocho años, portaba el uniforme de preparatoria, tenía el cabello rojo y alborotado.
"Lindo"
Fue el primer pensamiento de Tomioka.
El muchacho pelirrojo subió al tren, y sin si quiera pensarlo, Giyuu se levantó y subió también, ir en ese tren significaba que tendría que esperar treinta minutos más para llegar a su destino, pero no importaba.
Subió y se sentó frente al chico, obviamente se dio cuenta que este lo estaba mirando de forma nada disimulada, por lo que cerró los ojos. El muchacho pelinegro poseía unas nulas capacidades sociales, por lo que no sabía la manera iniciar una conversación con el chico que había hecho, sin si quiera pensarlo actuar tan impulsiva mente al mayor.
Después de un rato, escucho anunciar que habían llegado a la estación del centro, entonces abrió los ojos y lo miro caminar a la puerta del vagón, el chico giró la mirada, zafiro y granate chocaron, fue una mirada rápida, pero Giyuu logró observar el sonrojo en el rostro del menor.
"Adorable, realmente adorable"
Con ese pensamiento y esbozando una casi imperceptible sonrisa le vio marcharse, sin poder sacarse de su mente al chico durante todo el día, y salir al día siguiente a la misma hora, esperando verlo de nuevo.
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