Capitulo 2

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La rutina de la mañana fue la misma de siempre, desayunaría de camino al trabajo, no quería cocinar y ensuciar platos que después tendría que lavar. Tomó su bolso de la barra de la cocina, bebió un baso de agua y caminó a la pueeta para salir, giró la manija, abrió la  puerta de par en par y una sonrisa se formó en su rostro.

— ¿Cómo sabes a qué hora salgo de casa? — había comenzado a asustarse. cerró la puerta con llave y se giró de nuevo hacía el frente.
— En realidad llevo tres horas esperando — su semblante de seriedad hizo saber a Yulia que hablaba enserio.— ¿A dónde vas?
—A trabajar — ¿Qué? ¿Ahora quería saber todo de ella?.
— Te llevo, y te invito el desayuno — la miró con una sonrisa.
— Para tú suerte no he desayunado y me muero de ganas de subirme a ese hermoso Impala de nuevo.

Era la hora de que Spooky actuara, le diría quien era realmente y si no se espantaba y salía corriendo del auto, quizá podría intentar algo con ella. Conocerla más... y quién sabe, después salir con ella. Estaba nervioso; realmente nervioso, no es fácil contarle un pasado como el suyo a alguien.
Entraron al Impala, pusieron sus cinturones y la chica escupió la pregunta que Spooky tanto esperaba escuchar.

— Así que, ¿Cuéntame más sobre ti?
— Bien pues...— sin encender el motor Spooky contestó —, tengo un hermano llamado Cesar, mi madre no estuvo muy presente en mi vida y mi padre menos ya que fue a la cárcel, fui el líder de la pandilla de los santos por mucho tiempo y también estuve en la cárcel — aspiró ruidosamente.
Una carcajada resonó en el auto — ¿Que pasó con el señor "no suelo contarle mis penas a extraños"?— paró de reír, y lo miró con una sonrisa comprensiva —, no me asustas SPOOKY, mi tío estuvo en la cárcel, las personas si pueden cambiar.

La sonrisa de estúpido en la cara de Spooky delataba todo, había quedado sorprendido con la actitud de aquella chica. No le temía, ni a él, ni a su pasado. Y ahí estaba, sonriendole de una forma tan tierna que cualquiera se habría derretido de amor.

— ¿Iremos a desayunar? ¿O vas a quedarte aquí sentado mirando la nada?

Spooky rió y arrancó el auto para ir a uno de sus lugares favoritos. Una cafetería de estilo de la época disco en la que servían los platillos sencillos y deliciosos que alguna vez habías visto en el cine. Mientras conducía, Spooky trataba de conversar, Yulia abrió el compartimento del carro frente a ella y de este calló un libro.

— ¿Te gusta leer espeluznante?

Que dijera su apodo en español hacía el viaje aún más divertido, le encantaba, pero si lo hubiese dicho en Freeridge la reacción hubiera sido diferente, habría tenido que sobre actuar y enojarse frente a la pandilla. 

—Me encanta, alguna vez fuí bueno en la escuela, ¿Sabes?.
— No me digas, ¿Club de lectura? — preguntó ella en tono burlón.
— No — Spooky rió —, fui campeón en deletreo.

Estaban por llegar al restaurante, dió la vuelta, buscó el estacionamiento y aparcó el auto, no quería bajarse, si fuera por el hubiese seguido por un largo rato más el viaje.

— Antes de que bajemos — dijo él dudando un poco, — ¿por qué no me cuentas algo sobre tí?
— Mi tío me cuidó en Freeridge, cuando fue a la cárcel viví un tiempo con una señora un poco rara que le gustaba cantar, dos meses después mi tío salió de la cárcel, y dos más nos mudamos a la casa que ya viste. — miró a Spooky esperando que respondiese, como no lo hizo, ella habló de nuevo — estamos a mano.

Después del desayuno Spooky la llevó al trabajo.
Llegaron a la puerta de un hermoso restaurante con vista a la playa, caminó a su lado mientras la escuchaba hablar de la belleza del cielo, el mar, las nubes, la arena y todo lo demás, mientras él solo se limitaba a asentir y sonreír, no tenía palabras ante lo que la chica decía.
Por fin llegaron a la puerta del restaurante.

— ¿Paso por tí cuando salgas? — se atrevió a preguntar Oscar.
— ¿Lo dices enserio? — ella lo miró buscando algún indicio de burla en si rostro.
— ¿Tengo cara de que bromeo? — su semblante serio no cambiaba.
— No, tienes cara de que no dormiste bien — sonrió burlesca. — salgo a las 6:00.

Dicho esto entró al restaurante.

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Cinco minutos antes de las 6:00 de la tarde Oscar estaba estacionado afuera del restaurante sentado sobre el capó del auto, no tenía nada mejor que hacer, de ser por el, se habría quedado ahí hasta que Yulia saliera de trabajar, pero no quería que supiera que había faltado al trabajo.
Por fin, después de esos cinco minutos Yulia salió del trabajo con una sonrisa radiante, sin duda estaba feliz de que Spooky fuera a recogerla; se acercó a él lo más rápido que pudo sin verse desesperada, sus amigos no la habían contactado desde el día anterior, tener a Oscar ahí le ayudaba a sobrellevar ese rechazo.

— Hola — saludó ella con entusiasmo.

Oscar llevaba puesta una camiseta blanca con un estampado raro en color azul, un short bastante largo para ser llamado short y unas sandalias negras.

— Hola, ¿Te gustaría caminar por la playa un poco?

Ella asintió con la cabeza, se detuvieron en un puesto a comprar unas piñas coladas, y caminaron por la playa hasta que el sol se ocultó tras ella.
Spooky la llevó a su casa y una duda asaltó su cabeza, ¿Y su tío?, ¿vivía con ella?, Cuando apagó el motor del auto le preguntó.

— ¿Vive tu tío contigo?
— Sí, pero trabaja ayudando personas, así que sale mucho de viaje.
— ¿Nos vemos mañana? — decidió no preguntar más por su tío.
— Seguro.

Antes de irse Yulia le dió un beso en la mejilla a Oscar y corrió hacia adentro de la casa dejando a este atónito ante el acto; llevó su mano a la mejilla, la dejó ahí unos minutos y sonrió de oreja a oreja, se hizo una promesa que jamás rompería: No sé rendiría con esa chica y jamás la abandonaría.

— Tenlo por seguro — susurró antes de subir al auto he irse.

Hasta aquí otro, espero que les guste, recomienden la historia. 🤗❤️

THE LAST BULLET (En pausa por edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora