No me olvidaré de este momento: cuando una docente, quién era considerada por todos como una persona calmada y paciente, estaba intercambiando palabras soeces con alumnos de un grupo.
Me llamaron para fungir como mediadora en ese altercado, pero todo lo que pude pensar al presenciar esa inconcebible escena fue: "Esto no debería suceder, no quiero esto en mi vida". En ese momento, ella estaba de pie al lado de su escritorio, gritando estas palabras y los estudiantes respondiendo de igual o peor manera.
Ya había percibido cierto cambio negativo en dicho grupo, pero no me hacía a la idea de lo que se iba a convertir, esto, solo el comienzo de todas esas dificultades, el grupo había pasado en pocos días de ser el mejor para orientar una clase, a ser el peor.
Docentes con ansiedad y fastidio de tener clase con ellos, fue algo que caló en mí, me indignó y me provocó distintas reacciones que terminaron en indiferencia después de intentar múltiples estrategias y provocar multitud de dudas que aún tengo. ¿Que pasó? Dónde empezó este problema? ¿Qué exactamente lo causó? Hasta mi estado anímico se vió afectado.
En este ejercicio de reflexión y duda, pense en los estudiantes como personas, ellos también tienen una vida personal. Leí sus observadores, hablé con padres, directivas y personal de psico-orientación y sorpresivamente encontré lo que quizá podría ser la cuasa del problema, algunas de las historias de los niños son duras y uno como docente a pesar del contacto constante con ellos parece estar alejado de su realidad. Pero en esta ocasión todo se había originado por un conflicto en redes sociales en el que dos estudiantes estaban involucradas, una de ellas, la cual la profesora inmensa en el conflicto descubrió una publicación que decía que hacía favores sexuales por dinero y otra quien habría sido victima de acoso sexual por un docente de la misma instituación, y de quien se comentaba que tenía relaciones con él.
Entonces, una multitud de pensamientos, muchos de ellos negativos, me invadía, haciéndome considerar seriamente renunciar. Era el momento "perfecto" para irme lejos de ese lugar, viajar, cambiar de trabajo. Se escucha muy sencillo pero a la vez es complejo, asi que me salí de todos mis planes de clase habituales y pense en enseñar desde las emociones, pensando en el otro no solo como un estudiante si no como un ser que tambien es vulnerable, que tambien sufre en silencio, en soledad porque muchas veces no estan en la capacidad de expresarse y empiezan a acumular dolores, esa fue una semana de emociones positivas tanto para mi como para ellos, pero claro, no fué una estrategia mágica ni todo fué perfecto pero por lo menos logre identificar los puntos debiles para empezar a trabajar y asi mitigar la sensacion malestar general que se percibia dentro del grupo.
Ahora, no es que todo sea maravilloso, pero ya los docentes son concientes de la situación y entre todos estamos apoyando al grupo, principalmente a las estudiantes involucradas para apoyarlas y hacerles seguimiento no solo como estudiantes, si no como seres humanos que como muchos quiza han sido victimas silenciosas.
Carolina Castro Gómez
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Emociones Silenciosas
SpiritualUn poco de las experiencias que a veces quedan en silencio dentro del aula.