"El Inicio"

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Todo era normal, todos los chicos, iniciaban un nuevo año, estaban por irse a la universidad, cada vez estaban mas cerca de cumplir su sueño. 

–Chicos, se que estamos a finales de el año y aunque puede sonar extraño, un nuevo alumnos se incorpora a la institución y a la clase el día de hoy– Anuncio a la clase, llamando la atención de sus alumnos.

Todos los chicos se encontraban ahí, compartiendo clases y aunque entre algunos de ellos hubiera una mejor relación, con unos mas que con otros, se conocían casi perfectamente ya que habían pasado mas de tres años, juntos, en las mismas clases. 

–Mi nombre es Simón, vengo de México– sonaba tímido y tenía la mirada baja. –Quiero decirles que nunca pregunten que pasó o por qué estoy aquí, solo lo estoy, ¡Sin preguntas!– Dejo atónitos a todos con ese cambio tan radical de humor, el solo tomo asiento, ganándose las miradas de todos y la duda que el no quería responder, ¿Que hace aquí? y ¿Quien es?.

 Matteo. 

Era la última clase, ya estaba oscureciendo, era hora de salir y aunque las calles estaban obscuras, no era algo novedoso el tener que pasar por ahí. 

Salí de el lugar, me despedí de las pocas personas a las que les hablo, y comencé mi recorrido.

Estaba desolado, eso ya era de todos los días, aunque sentía una mirada penetrante y logre escuchar pasos por detrás de mi, haciendo que volteara con miedo, pero solo encontré la profunda obscuridad que abundaba por esas calles. 

–Balsano– Escuche a lo lejos, como en un susurro, haciendo que volviera a voltear, esto nunca antes había sucedido, comenzaba a asustarme, así que acelere el paso. hasta que en único farol que aun iluminaba la calle se apago, dejándome así en una obscuridad total.     

Sentí con una mano, tocaba mi hombro, aunque cuando puse mi mano, no sentí nada. Tome mi teléfono y encendí la linterna, acelerado por la situación.

–¿Hola?– Pregunté torpemente a el viento. –¿Que estoy haciendo?, Solo estoy paranoico– Tome aire y con ayuda de mi linterna, seguí caminando.

Luna.

Estaba camino a casa, el autobús que debo tomar estaba por pasar, así que solo estaba sentada en la parada de este.

Veía como todos se iban, andando y otros esperaban junto a mi, aunque quien realmente llamo mi atención, fue Simón, estaba solo bajo un farol, esperando a alguien tal vez, pensaba en acercarme a el, pero no sabía si podía hacerlo.

Mi autobús llegó, subí a el y al mirar por la ventanilla, note que Simón había desaparecido, aunque el farol también se había apagado, dejando ese pedazo de calle totalmente obscura.

Me intriga saber quién es, pero no sé cómo acercarme a el.

Gastón.

Mis padres habían pasado por mi a el instituto, y aunque eso significa que solo escucharé quejas y reproches, por no se el mejor de todos, también era una oportunidad para que pudiera tranquilizarme, mirando por la ventanilla.

–¿¡Estás escuchándome!?–Mi padre grito, como de costumbre. –¡Es la quinta asignatura que repruebas!, Deberías ser más como tú hermano, el nunca me hizo sentir tanta vergüenza como tu– No respondí, solo empeoraría las cosas.

Así que solo mire como todos se iban, veía a Matteo caminar por la obscuridad, a Luna esperar el autobús, a Ámbar irse con sus amigas, mientras comentaban de sus citas y los chicos con los cuales ligaban.

Todo era exactamente igual, a excepción de Simón, el chico de nuevo ingreso, el solo estaba ahí, con auriculares en los oídos, sus manos en los bolsillos, observando a todos, analizandolos, lo notaba por su mirada y determinación de esta.

Simón.

Estaba aquí, nuevamente y aunque ellos aún no lo notaban, era el momento de volver, de comenzar todo, sabía que como mínimo dos me estaba observando mientras estaba bajo ese farol.

Era mi momento, ellos me hicieron sentir tan mal, que es momento de vengarme.

Salí de ese lugar, cuando me perdieron de vista, me acerque a el primero en vengarme, susurré su nombre, escondido entre la obscuridad que abundaba esa calle.

Cuando el único farol que lo ilumina se apagó, logré acercarme, asustandolo.

Iba a seguir tras el, pero el farol volvió a encenderse, las calles ya estában vacías, los estudiantes ya se habían retirado y el auto de mi madre ya había llegado.

Todo había comenzado y no planeaba detenerme.

Venganza En La Obscuridad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora