Capitulo 12

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Ya mas relajada en su habitación, Denisa comienza a pensar en toda las palabras que ha intercambiado con Dymas, ni ella misma se puede creer que le haya dado ese consejo, pero lo peor, lo que más coraje le da es que haya estado con Adara.
Esa mala mujer que solo lo va utilizar, como puede ser que haya caído en su red.
Con su cabeza dando vueltas  sintiendo un  fuerte dolor de cabeza comienza a marearse, su cuerpo va perdiendo fuerzas, se va desvaneciendo lentamente hasta que cae al suelo. 

––Denisa, amiga, por favor dime algo.–Celine le grita con desesperación viendo a su amiga que no responde.

––Por favor que alguien me ayude, por favor— sigue gritando Celine hasta que varias chicas que pasaban por ahí la ayudan llamando a una ambulancia.

Celine no le suelta  la mano en un ningún momento a su amiga que todavía no ha despertado, ella no quiere apartarse de su lado hasta que llegan al hospital,
En control Celine rellena una hoja mientras llaman a su padre. 

En la sala de urgencias, Argus camina de un lado a otro con sus manos en su espalda.
De vez  en cuando va a la máquina expendedora a por un café, un zumo.  Su preocupación va cada vez a más, hasta que por fin sale una doctora de mediana edad y le comunica lo que ha sucedido.

Celine ha aprovechado que Argus está hablando con la doctora, para pasar y saludar a su amiga.
  Algo pálida, desconcertada, sin saber lo que le ha pasado, le da una leve sonrisa  a su amiga en señal  de que se encuentra bien, pero los ojos de Celine de preocupación se abre más, viendo el aspecto de su amiga le acaricia el pelo a su amiga en silencio, hasta que pasa Argus y esta le cede el puesto.
Padre e hija se abrazan con pequeñas lágrimas que salen de los ojos de ese hombre que daría su vida para que no le pasara nada malo a su hija.
Esa noche Denisa se queda en observación, tendrá que estar unos días en reposo.

Por fin le dan el alta a Denisa, ya está en casa, entre mimos y achuchones su padre no se separa de ella para nada, debe cuidar de su pequeña. 

Al día siguiente recibe la visita de Aline, Moses y Celine, pero Denisa se queda cabizbaja como desilusionada. Dymas no ha ido a visitarla.

La tarde en compañia de sus amigos se le hace muy amena y divertida, juegan a la consola, y a varios juegos de mesa más, aprovecha su visita para cenar pizza y algo de comida italiana, hasta que Celine y Moses se despiden de ella, Aline se queda un rato más necesita hablar con su amiga.

––Denisa, vaya susto que nos ha dado, osea por favor, buff amiga no quiero que te pase nada malito, por fi.

––Ali, tranquila, que no me ha pasado nada malo, solo me dió un mareo, caí redonda, pero ya estoy mejor.

––Pero..Denisa..¿. tú no sabes lo que te ha pasado?–– pregunta Aline extrañada.

––¿Cómo? ¿qué me está pasando? Dime Aline, mi padre me ha dicho que fue una bajada de tensión, contéstame ¿qué me ha pasado?

––Yo..amiga..yo..no..no..puedo..

––Denisa, basta...––interviene su padre.

––Aline puedes dejarnos a mi hija y a mi a solas.

–– Sí, ahora mismo. Amiga vendré mañana— Ambas amigas se despiden con un beso, quedando en verse mañana.

Su padre con rostro serio, toma asiento, se masajea sus sienes, se levanta, camina, está muy nervioso, no sabe como comenzar ha contarle lo que en el hospital le han dicho de su hija.
Ella no aparta los ojos de su padre, viendo como se tensa, intenta hablar pero no puede, comienza a darle vueltas, como le va a decir a su hija que tiene un tumor en la cabeza,  que le espera unos años de quimioterapia,  una operación, y que su vida incluso se puede acortar, como le puede decir un padre eso a su hija, a su única familia, ya que su madre murió de lo mismo tras años de haber estado luchando contra esa enfermedad y al final su vida se fue apagando lentamente, sufriendo muchos dolores en silencio, sonriendo por no ver a su familia preocupada, agarrando la mano de ella en cada momento para asegurarse que un día más tenía a su mujer a su lado.
Y después de haber pasado por ese mal trago, ahora esto, no lo puede evitar, su corazón es débil y comienza a llorar tapándose su rostro con sus manos.
De cuclillas, Denisa mira a su padre, intenta tranquilizarlo, hasta que éste más tranquilo, acaricia el rostro de su hija, con una mirada de dulzura, mirándola fijamente a los ojos, con un inmenso nudo en su garganta y su corazón como si se lo fueran arrancar del pecho, con voz muy suave y casi sin poderle salir las palabras de su boca le cuenta lo que le sucede.

No me Juzgues, Ponte en mi lugarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora