Si, te Amo.

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Estuve parte del tiempo en mi "oficina" si, estaba feliz y no podía negar eso, lo había hecho

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Estuve parte del tiempo en mi "oficina" si, estaba feliz y no podía negar eso, lo había hecho... Si lo habia hecho, pero ahora tenía que enfrentarlo y no sabía cómo enfrentar algo así, de verdad no sabía cómo enfrentarlo mi reloj de muñeca marcaban la 1:08 de la tarde y no entendía por que estaba nerviosa por salir, era obvio que tenía que pasar por su oficina al salir y nos íbamos a ver cada día y no tenia por qué ser extraño.

Tres toques en la puerta.

Un volcó dentro mi estómago.

Mi corazón se detiene.

— ¿No te vas ya?

Levanto la cabeza para verlo, — ¡No puedes hacer eso! Diablos...

— ¿Que? — doce riéndose.

— Tocar la puerta de la nada... No... No es algo... Solo eso no se hace. — me pongo de pie.

— Cuando alguien toca la puerta es por que es un aviso de que ya esta ahí, no tienes por qué asustarte. — explica burlón.

— No estoy asustada... — bajo la cabeza y luego tomó mi bolso.

— No, no lo estas... ¿Sabes como estas? — negué, — nerviosa.

Me carcajeo, — ¿Por qué estaría nerviosa?

— Es una buena pregunta, contestala ¿Por qué estas nerviosa?

— Ya me voy. — le paso por el lado.

— Si, evadelo... — dice caminando atrás de mi.

Me detengo en seco, — Escucha eres mi jefe, soy la hija de tu jefe no me gustas solo me atraes que es diferente, deja de actuar como si me importaras. — le susurro verificando que nadie me haya escuchado.

Él hace un gesto de dolido, — Auch... Solo te estaba molestando... Que delicada. — habló gracioso.

— Voy a demandarte. — le sonreí de nuevo dejándolo atras.

— Espera... ¡¿Que?! — se pone frente a mi bloqueando mi paso, — bo puedes hacer eso, es contra las reglas.

Me carcajeo, — Solo te estaba molestando... Que delicado. — dije de la misma forma que el hace unos segundos.

— No fue gracioso.

— Si lo fue.

— No, no lo fue y de todas formas no tendrías pruebas. — sonríe.

— Pero puedo tenerlas... — hago puchero.

— Ah si ¿Como? — me reta.

Palpo mi estómago, — No lo sé, podría no comprar la pastilla y no usamos condón. — susurro.

— Tienes diecisiete años y si vas a comprar esa pastilla ¿me oíste? — yo niego.

— Un bebé con tus cara seria lindo admitelo.

Un Tropiezo Con El Amor. (Joel Pimentel Y Tu) - CNCO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora