﹃ I ﹄

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Yacía recostado en el sofá de aquella sala, perteneciente a un departamento moderno, no tan lujoso pero acorde a las necesidades de un hombre soltero.
Miraba el techo, pensaba, quizás...
Ivanov había decidido salir antes de su turno, se cargaba un humor de perros que no aguantaba ni él, tanto que no pudo soportar ni un segundo más rodeado de sus compañeros.
Como siempre, lograron sacarlo de sus casillas, pero esta vez... lo sentía aún más inmenso de lo usual. ¿No debería estar acostumbrado ya a los malos tratos y a las hipocresías?

El estruendoso sonido del timbre lo sacudió de sus pensamientos, obligándolo a incorporarse y encaminarse hacia la entrada. Ni siquiera se dignó a observar por la mirilla, tomando por sentado de que sería Volkov preparado para emborracharse juntos por el estrés del trabajo.
Grave error.
Alto, de hombros anchos e impotente presencia. Al abrir la puerta de roble se topó cara a cara con el dueño de sus más repetidas pesadillas.

—Joder...— musitó el comisario de mala gana, para proceder a estamparle la madera en la cara a ese imbécil. O por lo menos eso fue lo que intentó.

—¿Qué maneras son esas de recibirme, Mariconetti? —el superintendente hacía honor a sus reflejos deteniendo la puerta solo con su pie, pero sin tratar de forzar su paso.

—Pírate de mi puta casa, capullo. Ya bastante me arruinas la existencia como para tener que soportarte fuera del recinto. — atacó el de menor rango con rabia en su voz, empujándolo como si no hubiese un mañana.

Conway tuvo que tragarse una carcajada irónica. Ambos sabían quien ganaría en una competencia de fuerza, pero estaba allí para hacer las paces y no para seguir regandola.

—Anda, Ivanov. No me obligues a partirte el culo.— advirtió, justo después de quitarse las gafas oscuras.

Maldición. No podía mantenerse firme, no cuando esos ojos pardos lo observaban con atención desde la rendija que quedaba junto al marco.

—Tch...— el Búlgaro chasqueó la lengua y se apartó con brusquedad, volviendo a la sala de su hogar a paso acelerado. No quería estar cerca suyo, pero parecía no tener otra opción.

El Superintendente siguió su camino, admirando el sitio o tratando de buscar algo con lo que distraerse. Era malo con las palabras cuando se trataba de expresar arrepentimiento. Aunque sea debía impedir que su agente dimitiese del cuerpo.

—Acogedor, ¿Huh?— Jack trató de romper el silencio incómodo, fallando atrozmente en el intento. No era el momento para charlas casuales, volaban chispas por todas partes.

—¿A qué mierda viniste?— no le miraba, estaba frente a la ventana de espaldas a él, con los brazos cruzados sobre el pecho. Ya era de noche, por ese ventanal no podía admirar nada más que las luces de la ciudad y el borroso reflejo del contario en el cristal que cobraba nitidez a cada paso que daba.

—¿Pensabas que no lo haría luego de montarme una escenita toda la tarde?— se acercó poco a poco, sin invadir abruptamente su espacio personal.

—Vete a la mierda, Conway.

—¿De verdad estás celoso de esas Super Nenazas? Esperaba más de ti.

Ese comentario que pudo ser insignificante en otro momento, fue lo que terminó por hacer explotar en rabia al subordinado, quien giró sobre sus talones totalmente decidido a asesinarlo si se aproximaba un centímetro más.

—¿Más de mi? ¡¿MÁS DE MI?! ¡¿Qué más quieres de mi cuando lo he dado todo solo por recibir una maldita aprobación tuya?! — su voz casi se quebraba al final, obligándose a si mismo a callar si no quería romperse frente a él. No iba a mostrar debilidad, jamás. Antes prefería verse muerto.

—Hey, hey... Shh... Calmado...— estaba consciente de la agresividad en sus palabras, pero era complicado tratar con alguien como él en ese estado.

—A mi no me jodas. Anda a mandar callar a tus nuevas putitas, de seguro les encanta. — rió con notable amargura. No odiaba a Horacio ni a Gustabo, para nada, odiaba que ellos pudiesen conseguir casi sin dificultad lo que él tanto había anhelado.

—Joder, Ivanov. Me salvaron la puta vida, no seas tan dramático. — un paso más, dos...

—Te he salvado el culo un millón de veces. Mínimo deberías estar chupándome la polla como agradecimiento por toda mi labor.— tenía un nudo en la garganta que incrementaba a cada palabra que escapaba de su garganta.

El bastardo seguía acercándose, sabía que a pesar de las amenazas jamás podría hacerle algún tipo de daño. Volkov tenía razón cuando le decía que era demasiado transparente, eso o Conway no apreciaba su vida en lo más mínimo.

—Vaya, pensé que también ibas a pedirme un Audi, pero si te conformas con eso...— ya estaba frente a él, incluos más cerca de lo necesario.

Ante la sorpresa de cualquiera, Conway comenzó a descender con lentitud tortuosa hasta arrodillarse en el suelo.
Ivanov no terminaba de comprender la situación frente a sus ojos.
No lo juzguen, era un hombre sencillo y algo ingenuo. Si Jack creía que con un perdón de rodillas consideraría el olvidar todos los rencores, no estaba del todo equivocado.
Poniéndolo en perspectiva, ¿Alguna vez alguien había tenido el honor de observarle desde arriba? Ciertamente una escena motivadora, empoderante.

Solo terminó de reaccionar cuando sintió las manos ajenas desprendiendo los botones de su pantalón.
¿Iba a hacer... lo que creía que iba a hacer?
Un alarmado comisario tomó al pelinegro por los hombros para apartarlo y hacerlo ponerse de pie en cuestión de nanosegundos.

—¡¿QUÉ CARAJOS HACES, GILIPOLLAS?! — su pulso iba a mil, sus mejillas estaban sonrojadas a más no poder. Ese capullo no dejaba de tomarlo por sorpresa.

—Encima de maricón, te pones delicado. Estoy siendo muy paciente y generoso contigo, dime que quieres de una puta vez.

¿Cómo tenía el rostro de decir algo de esa índole sin un mísero toque de remordimiento, solo cargado de seriedad?

Más silencio, que ahogaba el ambiente de tensión. Ninguno emitía un sonido, solo se podía escuchar la respiración del confundido Ivanov.

—Quiero ir al CNI. — cortó en el aire.


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Gracias a todos por darle una oportunidad a mi historia, espero disfrutaran de la primera entrega de "Vals de Medianoche".

↳Debo también agradecer de todo corazón a mi amiga y confidente Tado, ya que sin ella no hubiese comenzado a mirar la serie de SpainRP.

¡Nos vemos en el siguiente episodio!

Sincerely yours, Sam.

Vals De Medianoche [Conway & Ivanov]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora