Mierda y más mierda

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Nos encontrábamos en casa, tratando de procesar toda información que habíamos adquirido, Adams se encontraba en el laboratorio guardando el virus donde debería de haber estado, la caja de seguridad

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Nos encontrábamos en casa, tratando de procesar toda información que habíamos adquirido, Adams se encontraba en el laboratorio guardando el virus donde debería de haber estado, la caja de seguridad. No nos podríamos confiar ahora, cualquier cosa podría suceder si lo dejamos desprotegido.

    —Emma — dijo Adams entrando en el salón donde me encontraba— debemos recuperar nuevamente los suministros.

    —Claro, se que hacer. Entro sigilosamente, por el problema que tuve la vez pasada con el guardia. Y cuando llegue al laboratorio en el sub suelo, específicamente en el número -2 del ascensor pongo la clave de la bóveda y listo. ¿No?

    —No dejaré que te expongas demasiado, podría salir mal. Déjame apagar las cámaras y te daré un lapso de diez minutos para que recojas la mochila que dejaré fuera de la bóveda. Así trabajaremos mejor, en equipo. Sal por la puerta principal, en la trasera están los de seguridad, desde la ultima vez doblaron la seguridad del edificio.

    —¿Estás seguro que no habrá nadie en la puerta principal?

    —No puedo asegurarlo al 100% pero estoy casi seguro que no habrá nadie.

Únicamente asentí con mi cabeza para luego recostarme en el sillón, mañana sería un día agotador. Aunque todo esto no estaría pasando si no fuera por Patty, no podía odiarla, ella tuvo sus razones. Aún así no le quitaba lo idiota que había sido, no estoy en este momento tan importante en mi vida para que mis planes se vean arruinados y más por ella. Eso es lo que menos sentido tiene.
Quité esas ideas de mi cabeza y me acerqué en donde John estaba sentado, estaba agotado, sus constantes masajes en su cabeza me lo confirmaban.
Cuando estuve cerca de él procedí a hacerle masajes, a lo primero se tensó, pero lentamente se iba acostumbrando a mi tacto.

    —Debes descansar y dejar de pensar tanto. — Le susurré en su oído.

    —Si, tienes razón. ¿Dormimos una siesta? — Me preguntó a la par que miraba el reloj, el cual marcaba las 3 p.m.

    —Claro, será un honor. — Contesté mientras lanzaba una leve risa.

Fuimos a pasos lentos hacia nuestra habitación, se me hacía gracioso llamarla "nuestra habitación", al final había cumplido mi objetivo, dejar de dormir en el sillón.
Cuando llegamos me tire a la cama, cosa que hizo reír a John. Estaba agotada, muy agotada.

Nos acomodamos uno al lado del otro y comenzamos a dormir. Cuando estaba a punto de quedarme dormida unos brazos alrededor de mi cintura me hicieron despertarme. No tuve que pensar demasiado para saber de quiénes eran.

    —Que descanses. —Susurré mientras acariciaba su mano.

No obtuve respuesta, no con palabras, únicamente un pequeño apretón en mi brazo.

            .      .      .      .      .

Cuando desperté ya era la mañana del día siguiente, la siesta de unas pocas horas se había convirtido en la siesta más larga de mi vida, pero eso ahora no importaba.
Ya que hoy es el día, nuevamente tendría que pisar ese lugar, el laboratorio Liddns. Solo que hoy sería diferente, tendría que ser mucho más cuidadosa. No puedo dejar que me vean el rostro ni mucho menos dejar que alguien me hable o se me acerquen más de lo normal.
Agradecía que Adams dejaría todo listo para que yo únicamente agarré la mochila y salga de allí lo más rápido posible sin ser vista.

Ambos ya estábamos listos, el camino hacia el laboratorio fue rápido, mientras Adams entraba al laboratorio yo esperaba fuera del edificio pacientemente para que los diez minutos pasaran rápido.
Luego de que el tiempo pasó me adentré rápidamente hacia la bóveda. Mientras atravesaba la puerta principal nadie logró verme, al igual que dentro de los ascensores.
Cuando logré llegar a la bóveda trate de mantenerme con una postura relajada, pero tratando de que nadie me viera, ya que no estaba en mis planes ser vista.

La mochila con los suministros estaba donde Adams dijo que estaría, eso significaba una cosa, las cámaras no estaban en funcionamiento.
Velozmente tomé el bolso y salí por donde había entrado, las puertas traseras estaban siendo cuidadas por dos guardias, así que no tuve más opción que irme por la delantera.
En el hall no había nadie, así que supuse que tampoco lo habría fuera del edificio... pero no era así.

    —Manos arriba, donde pueda verlas. — Dijo uno de los tres policías que se encontraban delante mío.

    —Esto debe ser un error. — exclamé — Yo trabajo aquí.

    —Claro que si. Arréstenla.

No pude hacer nada más que resistirme, pero los dos policías que me sostenían eran mucho más fuerte que yo.
Ahora me encontraba dentro de la patrulla tratando de persuadir a los policías y rogar por mi libertad, exclamando que yo no me robé nada.

    —¿Puedes guardar silencio?, eres la que robó los suministros hace como una semana. Tenemos tu foto, saliste en las cámaras del laboratorio, además que tenemos el testimonio del guardia de seguridad. Ahora no hablemos más hasta llegar a la comisaría.

Solo guardé silencio, porque al fin y al cabo... tenía razón. Estaba verdaderamente jodida esta vez.
Luego de un lapso de unos quince minutos ya nos encontrábamos dentro de la comisaría, me habían quitado mi mochila y ahora me estaban diciendo el típico "Todo lo que diga y haga podrá ser usado en su contra" y bla bla. Aunque eso me lo tendrían que haber dicho mucho antes, estos policías apestan.

    —Ahora lo que haremos será buscarte en nuestra base de datos. ¿Cuál es tu nombre? — Me preguntó el tipo que supongo yo está a cargo.

    —Emma, Emma Miller.

    —Bien. En unos minutos vendré.

Sólo lo miré para darle una sonrisa demasiado hipócrita.

¿En unos minutos vendré? ¿O mejor dicho en media hora? Estaba demasiado aburrida, no pueden demorar tanto por un simple robo. Oh no... ¿Dónde carajos está Adams en un momento como este? Maldito.
Unos murmullos un tanto altos me sacaron de mis pensamientos. Unos cuantos policías se encontraban hablando muy entusiasmados junto con el tipo que está a cargo. Pero algo no estaba bien, no es ese entusiasmo alegre, es uno mucho más agresivo y más cuando me señalan a la par de su conversación.
Estaba aterrada, quizá me mandarían a la hoguera o algo de eso, donde mi destino sea la muerte.

Diosito se que nunca te hablé en mi vida, pero si estás ahí ayúdame a escaparme y no terminar en la horca por favor.

    —No puedo creer que seas tú. — Entró golpeando la puerta un hombre que no había visto antes. Pero que al mirar su placa me di cuenta que era un detective. — Realmente eres tú.

    —... No sé de que hablas. ¿Yo? ¿Quién soy yo? Es decir, se quien soy pero... ¿tú quién piensas que soy?

    —Tienes que ser tú. No tienes identificación, no apareces en el registro, no hay rastro alguno de ti, únicamente tienes un amigo, un único testigo que dice conocerte... — eso me confirmaba que Adams estaba aquí, pero de lo otro no entendía a qué se refería. — eres Pandora. Tienes que ser ella. —Dijo de repente el detective que se encontraba delante mío, con una mezcla de seriedad y alegría en el rostro. ¿Pandora? ¿Como la diosa griega?

          Hola queridos saltamontes 🦗

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          Hola queridos saltamontes 🦗

Pandora... la diosa de la curiosidad, las falacias y la destrucción.

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Salvando al culpable (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora