Snow

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Ha sido un largo tiempo, ¿no lo crees, Nakamoto-san? Sinceramente no sé cómo es que he seguido adelante sin ti después de que me dejaste aquella tarde gris y nevada de invierno, haciendo de mi vida un lugar frío, con colores oscuros, sin luz alguna que pudiese salvarme.

¿Lo recuerdas? Yo sí.

Lo recuerdo perfectamente, como si hubiese sido hace unos instantes, tan sólo unos segundos; cada una de tus finas palabras, tan lejanas y el tono tan frío y vacío que empleaste cuando las dejaste salir de tus labios.

Nunca estuve enamorado de ti, terminemos.

Nunca creí lo que sentiría una persona al tener el corazón "roto", era absurdo y patético. Yo, quien cada que tenía la oportunidad de burlarse sobre cuán triste y miserable era la vida amorosa de Ten con Johnny durante largos meses en los que peleaban y se reconciliaban como si nada, consolando a Ten, cada que parecía querer llegar a morir por amor, me volví más vulnerable mientras me ilusionabas como si esa fuese tu pasión, exponiéndome al mundo como un niño perdido en el universo que no sabía nada de lo que sucedía a su alrededor y sólo se dedicaba a llorar.

Tu mirada siempre mostró indiferencia a todas las cosas de este mundo, mantenías las notas más altas en todo el colegio y aún así nunca te importó, te daba igual si hablaban pestes de ti, si tenías acosadores o no, a diferencia de cuando hablabas sobre cómo era tu vida en Osaka años atrás, en tus ojos aparecía un brillo inexplicable que ni siquiera yo podía causar en ti.

Tus labios, oh, tus labios. Aquellos que siempre anhelé besar entre sueños, aquellos que llegaron a ser más que una droga de la cuál era imposible de salir, tan perfectamente finos y delicados mantenían un color carmín que me encantaba, tan suaves y dulces, mejor que cualquier manjar existente, estaba totalmente intoxicado por ti, cada célula en mi cuerpo respondía a tu llamado, me tenías preso, locamente enamorado al punto de perder el mínimo grado de cordura que aún quedaba en mi sistema y se desvanecía en el momento en que decidiste dejarme, abandonado, como si fuese un juguete fácil de desechar.

Me dejaste con miles de emociones en el pecho, emociones que salieron a flote gracias a una explosión causada por el único detonante que podía existir: tú. Todas y cada una de tus pequeñas costumbres fueron formando parte de mi vida antes de que me diese cuenta e impidiera, desde tus gustos tan raros hasta el desinterés que mostrabas hacia la vida. Eras tan delicado como el pétalo de una rosa, solías enfermarte por cualquier cosa y aún así te mantenías fuerte. ¿Por qué yo no podía ser como tú luego de tu partida?


¿Por qué? ¿Por qué lo hiciste?
¿Por qué me dejaste? ¿No era lo suficientemente bueno para ti?
¿No era nada comparado a los chicos de Osaka, de los que tanto hablabas? ¿Porque era menor que tú? ¿O es que era tan sensible? ¿Te molestaba mi amor? ¿Por que estaba completamente a tu merced? ¿Por qué no me amaste tanto como yo a ti? ¿Por qué, Yuta?

Son preguntas que, hasta el día de hoy y el final de mis días, nunca tendrán respuesta alguna, preguntas que estarán vagando en el espacio sin siquiera ser vistas por ti. Preguntas que ni siquiera deberían de existir.


Y a pesar de todo eso... Fui feliz.

Te agradezco por este amargo trago que me hiciste pasar. Al final descubría que el alcohol no me iba, el tan maravilloso sabor del que tanto hablaban los hombres ebrios no es más que pura mierda, no entiendo cómo es que a las personas les puede gustar este tipo de cosas, probablemente les gusten las cosas tan desagradables como para hundir sus penas en ello.

Yo odio lo amargo, odio el frío.

Prefiero las cosas cálidas, suaves y dulces, cosas que te dejen con un buen sabor de boca; que te hagan querer y pedir más. Y tú no eres una de esas cosas, nunca lo serás. Eres aquello que menos he querido en este mundo. Eres aquello que nunca debí haber descubierto. Aquello que debe haberse quedado en lo más profundo de la galaxia, en otro universo donde yo no existiera de ser posible.

La marea del invierno me hizo conocer a un jóven totalmente apuesto en todos los sentidos. Tiene la estatura perfecta para mi, sus manos se complementan con las mías cuál imán a un rompecabezas difícil de separar pero fácil de unir, y sus hoyuelos lo hacen lucir como el ser más puro e inocente que pueda existir.

Tiene un aroma demasiado dulce y embriagador, adictivo, como la vainilla y la frutilla combinadas.

Cuando estás alrededor de él, puedes sentir el calor abrazador de la primavera y verano juntos, la frescura que solo puedes percibir en un espacio lleno de árboles y flores, irradia cual sol en pleno medio día. ¡Incluso su sonrisa puede iluminar el lugar más oscuro que puedas encontrar! Tomó en sus suaves manos los pedazos que quedaron de mi tras tu partida, se dedicó a unir uno por uno con el simple calor de su amor hasta que me dejó en una sola pieza, como si de un muñeco de porcelana se tratara y sólo él supiera cómo repararlo. Nos completábamos el uno al otro.

Me protegía, me quería, me gustaba, me encantaba, me fascinaba, simplemente lo amaba, y el me amaba, me amaba con locura. Me correspondía, y por primera vez agradecí que el frío que tanto odiaba del invierno trajera consigo el calor abrazador que sólo la primavera era capaz de tener. El invierno no era tan malo después de todo, ahora comprendía por qué te gustaba tanto.

Porque inviernos atrás fue cuando apareciste en mi vida.

Porque el invierno te gustaba.

Porque tu corazón estaba atrapado en un frío cristal.

Y sólo yo fui capaz de descongelar una parte de él antes de que se derritiera en mis manos y la marea se lo llevara.

Porque me encerraste en esta estación por mucho tiempo y sólo la primavera de Jaehyun fue capaz de rescatarme.

Porque desapareciste en un frío invierno sin decir palabra alguna.

✎ Snow. » YuTae/JaeYong☹. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora