CAPITULO I

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No era de esas personas que tuviera mala suerte, al menos no como para querer morir en ese momento, no lo era... hasta ahora.

-Sue, te dije que no tenía sentido verlo por ti misma- me dijo mi amiga que se había colocado frente a mí para que dejara de torturarme a mí misma viendo como el supuesto amor de mi vida estaba con otra.

-Yo creí que...-

-¡Lo sé! Ese maldito bastardo... será mejor que nos vayamos- insistió Ruth por décima vez.

Sentí como las lágrimas comenzaban a aparecer, mire por última vez en dirección donde estaba Daniel con su al parecer nueva conquista antes de irme... o eso habría hecho si el orgullo mezclado con la ira y humillación no me hubieran descontrolado, y bueno ¿Por qué diablos iba a irme de la fiesta? ¿Acaso se derrumbaría mi mundo por que el muy maldito me había dado señales de atracción al punto de besarnos hace unos días? Quizá sí, pero no en ese momento porque si él podía divertirse yo también lo haría, ya después me tiraría sobre mi cama a llorar como la ridícula que era al creer que le gustaba.

-No, no me quiero ir, aún tenemos tiempo para divertirnos antes del toque de queda que nos dieron- le dije a Ruth que me miro fuera de sí y al parecer no parecía convecida del todo.

-Pero...-

-Nada Ruth, es a la primera fiesta universitaria a la que nos "invitan" (porque en si nos colamos) y no podemos irnos sin disfrutar, no es la forma de iniciar nuestro primer año en la Universidad si nos vamos-

-Sí, creo que tienes razón, pero tendrás que ignorarlos si nos quedamos, y no hacer alguna tontería ¡Porque te juro que...!

-Está bien- la interrumpí nuevamente. Sonriendo caminamos hacia la mesa de bebidas y frituras.

Mientras intentaba entablar conversaciones luego de un rato y no pensar en Daniel (sobre todo buscarlo con la mirada) continúe bebiendo y riendo, era difícil cumplir la promesa de no distraerme para buscar al desgraciado ¿qué si quería matarlo? Completamente, pero seguiría negándolo. Miré a Ruth que parecía no tener problemas en conocer personas y la envidiaba por eso, si no fuera mi amiga la odiaría, pero la verdad es que era como la siamés que nunca tuve.

-Entonces eres novata ¿no? - pregunto un tipo del cual no recordaba haber comenzado a hablarle, le seguí la conversación notando que comenzaba a relajarme, supe que seguro era el alcohol y el ambiente... más que nada el alcohol.

La música cada vez era más fuerte y en verdad que empezaba a disfrutar al punto de que me encontraba bailando entre toda esa gente extraña a excepción de Ruth que reía conmigo sin saber la causa, me alegraba de llevar puesta ropa no tan reveladora por el extraño baile que estaba haciendo y seguramente me invente junto con Ruth, me había recogido mi oscuro y castaño cabello para que no me estorbara en mis giros.

De repente sentí como un par de manos me rodeaban la cintura y yo en mi estado de embriagues continúe bailando, ignorando a la persona que estaba tras de mí al tiempo que intentaba alegarme, cuando me di cuenta vi como Ruth comenzaba a bailar con uno de los chicos con la que la vi habar antes así que no podía auxiliarme en esos momentos.

<<Traidora>> pensé, noté que aquellas manos seguían tocándome, pero ahora con descaro, cuando pensé en apartarlo nuevamente me hicieron girar. Quede sin palabras al ver a ese chico tremendamente atractivo que me miraba con esos ojos verdes y una sonrisa llena de diversión, sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo, fruncí el ceño fingiendo que me no me importaba y haciendo una mueca de fastidio me gire nuevamente para seguir bailando.

Si creía que mostrar "indiferencia" sería suficiente para que me dejara en paz no lo fue, pues se había colocado frente a mí con ese rostro burlón y divertido como si me estuviera retando, ¿a qué? Ni idea, pero estaba casi segura de que lo hacía.

Negar que su presencia no me alteraba era una tontería e imposible, además de raro porque no lo conocía, era un completo extraño que estaba bailando frente a mí retándome con la mirada para continuar con esa danza alocada que había estado haciendo junto con Ruth (la cual seguía ligando la muy traidora que debía fingir que era mi novia para salvarme de este chico).

Decidí bailar, baile olvidándome por completo de Daniel, olvidándome de las demás personas y sobre todo, olvidando el peligro que al parecer tenía rostro, y era ese chico que me rodeaba la cintura y se pegaba a mi cuerpo sin ningún pudor.


...................................


-Dime tú nombre nena- me susurro contra mis labios, ambos estábamos en la parte trasera de la casa donde había pocas personas no recordaba bien como había llegado hasta ahí ni porque lo rodeaba con mis brazos.

-¿Por qué debería?- pregunte con picardía, nunca había coqueteado en mi vida, pero quería pensar que no lo estaba haciendo tan mal.

Vi al chico sonreír de nuevamente apretándome contra él. Estaba inmóvil pegada entre la pared de la casa y el depredador (por depredador me refiero al chico guapo de ojos verdes que se estaba acercando cada vez más a mi rostro), cuando se inclinó para besarme no intente apartarme porque también quería que lo hiciera, el beso fue corto y demasiado rápido sin darme tiempo de disfrutarlo.

-Tendrás que decírmelo si quieres que te bese- me provoco con esa sonrisa que tramaba muchas travesuras, sonreí divertida... sí que me estaba gustando este juego.

-Tendrás que besarme para que te lo diga- murmure, lo escuche reír por lo bajo.

-Tú lo has pedido nena- me dijo antes de tomar posesión de mis labios y esta vez el beso duro más, enterré mis dedos en sus rizos evitando que se separara, lo escuché gemir para luego profundizar más el beso. Cuando al fin se separó me sonrió mientras yo intentaba recuperar la respiración.

-Yo...- comencé a susurrar hasta que me callo dándome un beso rápido.

-Creo que alargare el juego para saber la respuesta- dijo antes de volver a permitirme hablar.

Sonreí para mis adentros, sin duda era la mejor fiesta en toda mi vida.

FORBIDDEN KISSES ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora