~ Parte Única ~

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Todos los días de lunes a viernes por la mañana un rubio tomaba el tren para ir a su destino como cada mañana. Ya era costumbre, como una rutina; despertar tentativamente a las siete de la mañana, abrir las cortinas del ventanal, tomaba una ducha, se cambiaba, se alistaba, preparaba un pequeño desayuno y mientras desayunaba chequeaba las redes sociales para estar al día con las novedades y pendientes que pudiera tener por el día.

Tomaba su bolso, sus pertenencias, un libro el cual siempre iba leyendo en el camino para poderse distraer en ocasiones y no estar siempre en su smartphone, ya que para él era muy importante llenarse de sabiduría con los distintos libros que compraba, y salía de su apartamento sin dejarse de olvidar de su diario en el cual apuntaba cada acontecimiento curioso, importante o incluso como hacía siempre que salía de su trabajo y visitaba la librería o biblioteca y apuntaba los títulos o costes de cada libro que le gustaría leer en un futuro cuando terminara de leer el libro actual.

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Esa era la rutina diaria de este chido rubio el cual disfrutaba mucho y no se quejaba ya que sabía que cuando llegara a su destino con sus compañeros disfrutaría el día y hablarían de temas triviales como siempre. Lo que el rubio no esperó es que ese día su destino no estaría a su favor... ¿o tal vez si?

Todo sucedió cuando por azares del destino un día al rubio se le hizo tarde al momento de despertarse, ya que no escuchó su alarma y despertó alistándose lo más rápido posible para que no se le hiciera más tarde de lo que ya iba, sin saber que la vida ese día le mostraría lo más lindo que sus ojos hayan visto jamás. Ese día se dio cuenta al momento de haber tomado el siguiente tren al que normalmente tomada, por lo mismo de que ya iba tarde, del hermoso chico que tomaba el tren.

Éste hermoso chico, era más alto que él, casi cinco centímetros de diferencia. Su piel aperlada era de otro nivel, se podría igualar con la demás gente, más sin embargo al tener ese hermoso rostro lo hacía distinto a cualquier persona. Su cabello; castaño oscuro, casi negro como la noche. Largo de atrás como de adelante, había ocasiones en las que tenía que hacerle coleta ya que le molestaba para hacer deporte y le daba demasiado calor, pero él jamás rebasaría ese largo, ni más ni menos. Tenía un apartado por la mitad al frente para así poder mostrar sus mechones ondulados y darle un aura de ser una persona fría, oscura y con muchos secretos.

Al mirarlo, sus ojos decían totalmente lo contrario a ser oscuro y tener secretos, pues eran grandes, tan grandes como Bambi, si, el de la película, a tal grado que dentro de ellos podrías ver su pureza y casi creo que la galaxia entera. Eso lo hacía ver tierno y a la misma vez dejarte con esa intriga de saber más de él. Su nariz era lo que muchos dirían fea y que descuadraba con su rostro, pero era lo contrario, cuadraba perfectamente con esos ojos y esos labios; el superior era pequeño y delgado y el inferior era grueso y apetecible como que jamás quisieras dejar de morderlos. Por otro lado, éste chico tenía unas manos muy grandes, las cuales no le impedían que se le dificultasen ciertos trabajos, juntando eso con su altura, era el hombre perfecto que cualquiera pudiera pedir.

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Jeon Jungkook, era el nombre de ese chico lindo que de ahora en adelante se estaría encontrando cada mañana en el tren. Su rutina por la mañana consistía en despertar a las siete y treinta de la mañana, tomar una ducha, alistarse e ir a la cafetería que tenía en la esquina a su edificio para pedir su americano como ya era costumbre e írselo tomando en el camino a esperar el tren. Jungkook siempre tomaba ese tren, ya que por no perder su costumbre de ir por su americano el anterior a ese se le pasaba.

Este día fue diferente, al igual que al rubio la vida ese día le mostraría lo más lindo que sus ojos hayan visto jamás. Por azares del destino su cafetería favorita no abrió ese día, ya que estaban haciendo unas pequeñas remodelaciones para mejorar la comodidad del cliente al momento de hacer sus pedidos, ya sea para llevar o degustar ahí mismo. Jungkook tuvo que pasarse de largo con un mohín de molestia en su cara, porque no tomaría su café como de costumbre y por ende, no estaría de buen humor.

☆~ J U E V E S ~†Donde viven las historias. Descúbrelo ahora