"Tell me we're alright, tell me we're okay."
-Twenty one pilots.
A dos meses de cuarentena y aislamiento social, Christopher sentía que estaba perdiendo la cabeza de la monotonía. Sus padres le enviaban dinero para sustentar su desempleo a costa de lo que aterraba al globo completo, pero no se sentía bien luego de haber pasado tantos años siendo independiente. A penas y era capaz de salir de su departamento para comprar víveres que lo ayudaran a sobrevivir. Lo único que podía sacarlo de su pesadez emocional era Tiberius Blackthorn.
Ty, su novio, era la única razón por la que no había perdido la cabeza por completo. Cuando la cuarentena había dado inicio, él le pidió a su novio que se quedaran juntos, aprovechando que ya estaban ahí. Había sido una jugada riesgosa porque jamás habían compartido tanto tiempo juntos y Ty quizás empezaría odiarlo. Pero cada vez que se despertaba y sentía los brazos de Tiberius alrededor de su cintura, se relajaba en que tal vez había sido buena idea.
Ty y él pasaban la mayor parte del tiempo acompañándose en su soledad. Kit sabía que él disfrutaba de su tiempo en silencio y largos momentos en donde parecía no hacer nada. Él lo respetaba y estaba feliz de que al menos le permitiría acompañarlo en eso. Pero pasados dos meses, Kit estaba empezando a ahogarse.
Nunca había sido alguien particularmente sociable, pero era diferente cuando le obligaban a permanecer en un lugar. Deseaba que sus amigos lo invitaran a quedar en algún sitio y al menos tener la posibilidad de pensar una buena excusa para evitarlo, aunque ahora estaba seguro de que jamás volvería a rechazar una invitación a salir.
Volvía con la última compra de la tarde, un par de bolsas repletas de comida, el principal y favorito hobby de Kit durante el último tiempo. Subio las escaleras para evitar usar el ascensor y tocar los botones y llegó con las piernas cansadas a la puerta de su departamento. Estaba a punto de buscar la llave en su bolsillo cuando sintió el cerrojo destrabarse y la figura de su novio lo recibió.
-Deja las bolsas en la puerta- dijo en voz monótona- y entra.
Kit lo miró extrañado por la repentina acción que no se habia repetido días anteriores. Dio un paso al frente y notó de inmediato que el departamento estaba completamente a oscuras y solo era visible las sombras de los objetos por la luz de la calle y del cielo apenas anocheciente que entraba por la ventana.
Dejó las bolsas a un lado de la puerta y sintió como Ty la cerraba. Sacó sus zapatillas y sintió que Tiberius se ponía frente suyo mientras él quitaba su cobrebocas.
-¿Qué haces?- Le preguntó autenticamente curioso.
-Manos- pidió Ty. Kit estiró sus palmas a él y sintió algo húmedo y gelatinoso en ellas. El aroma a alcohol etílico le invadió enseguida.
-¿Es en serio?- Casi rió, comenzando a esparcir el sanitizante por sus manos. Sintió a Ty asentir.
-¿Estás listo?- Preguntó.
Kit no sabia por qué debía prepararse pero le dio la afirmación que sabía que Ty necesitaba. Una vez que la tuvo, tomó su mano y lo llevó lentamente por el estrecho pasillo de entrada hacia el pequeño living. El departamento no era grande pero nunca se había sentido tan inmenso de la mano de Ty en medio de la oscuridad. Se dejó guiar hasta la habitación que ahora compartían y Ty se detuvo frente a la puerta cerrada.
-Espero que te guste- dijo suavemente.
Kit estaba a punto de preguntae cuando él abrió la puerta y se hizo a un lado para dejarle la vista completa. La habitación de Kit siempre era desordenada, aburrida y un espacio que no usaba más que para dormir. Ahora se veía como un auténtico edén. Tiberius había dejado el colchón de la cama en el suelo y utilizó la estructura de la misma para sostener las mantas en lo alto y que crearan una gran carpa en toda la habitación. Le televisión estaba encendida en una película pausada que Kit pudo reconocer que era la favorita de ambos del momento. En el suelo, alrededor de la cama, había cuencos de comida saladas y dulces y botellas de bebidas varias. Ty había hecho que luces de navidad rodearan las mantas para iluminar un poco y había dejado todas los almohadones de la casa dentro de las mismas para hacerlo incluso más cómodo. Kit estaba impresionado.
-¿Qué...por qué esto?- Sonrió ampliamente sin dejar de verlo.
-Porque noté que estabas estresado. Además, internet dice que el encierro puede causar ansiedad y agotamiento mental en las personas, y que es necesario que pases un momento acurrucado conmigo.
-¿Eso dijo internet?- Kit alzó una ceja, divertido.
-Absolutamente.
Tiberius tomó su mano y lo hizo pasar. Le tendió su pijama y Kit notó que él ya tenia puesta la suya. Se fue al baño y miró su rostro sonriente mientras se cambiaba lo más rápido que podía para no hacer a Ty esperar demasiado. Estaba demasiado alegre en ese momento, demasiado enamorado. Que Ty hubiera pensado una forma de hacerlo sentir bien le daba nuevas esperanzas de que tal vez, otra vez, no se había equivocado en invitarle, y que después de tanto tiempo pensando y dejando que su mente lo consumiera de a poco creyendo que Ty se cansaría de él, después de todo ambos se sentían a gusto con el otro.
Salió del cuarto de baño y se encontró a Ty ya recostado sobre los almohados. Sus piernas estabas estiradas sobre el colchón pero su espalda estaba semirecostada, casi sentada, y lo miraba desde allí con una sonrisa cómoda y tranquila como siempre cada vez que estaban juntos. Kit no se hizo esperar mucho más y avanzo a este él gateando hasta escalarlo por completo y recostarse sobre su pecho. Sabía que con Ty el contacto físico era algo que debía tratar con cuidado pero a él no parecía molestarle cuando se trataba de que Kit se presionara contra él. Cuando lo tuvo entre sus brazos, Ty lo abrazó de inmediato.
Kit levantó un poco su cabeza y apoyó su barbilla en su pecho para poder mirarlo. Ty acarició su cabello con suavidad y un rostro tan pacífico que Kit hubiera podido dormir tranquilamente para siempre si Ty lo observaba así por el resto del tiempo que tuvieran juntos.
-¿Lo hice bien?- Ty preguntó, y Kit notó el nerviosismo en sus gestos.- ¿Te gustó?
-Me ha encantado- trato de que sonara lo más honesto posible, necesitaba que Ty creyera en él, que sintiera cuan agradecido estaba-. Estoy bien si estoy contigo. Esto es hermoso, y tú eres hermoso. Y no...no me lo esperaba.
-Puedo ser romántico- dijo Ty, sonando orgulloso de sí mismo-. Muy romántico. Mira, he comprado bombones chocolate- Ty le tendió una caja-. Son tus favoritos.
-Que cliché, tiene forma de corazón.- Pero Kit sonreía ¿Cómo no hacerlo?- Ty, no tenías por qué.
-Sí.- Solo dijo eso, y Kit no necesitaba más para entenderlo.
Porque Kit supo que así como él sentía la urgencia de hacerlo sentir bien, de causar en él las emociones más hermosas del mundo, de asegurarse de que estuviera bien; Tiberius sentía lo mismo. Y aunque sonara increíble para Kit, Ty lo quería como él.
Se incorporó un poco para que su rostro llegara al suyo y lo besó. Tiberius suspiró entre sus labios y llevó una mano a su cabello donde enterró sus dedos y lo acercó más a él con una mano en su cintura. Y así acurrucados, Kit sintió que ambos estarían bien.