cuatro

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Jungkook no era fanático del silencio, al contrario. En realidad, usualmente era bastante ruidoso. ¿Por qué no le molestaba el silencio cuando Yoongi estaba a su lado?


El menor se perdía de tal manera en sus ojos y dientes de gato que no le importaba permanecer callado. Aunque no estaban completamente en silencio, aún se podían oír sus respiraciones y el ruido que hacían los envoltorios de los caramelos de fruta al desplegarse.


-¿Alguna vez sentiste que dependías de alguien, Yoongi?- Rompió el silencio Jungkook, mientras veía cómo el contrario se llevaba un caramelo a la boca. No respondió.


Jungkook suspiró con la cabeza gacha. Sus ojos se cruzaron y Jungkook sintió como si su corazón se detuviera. No sabía si no podía moverse o si simplemente no quería hacerlo. ¿Estaba bien mirarlo de esa manera? ¿Era su culpa, si Yoongi era simplemente tan bonito de mirar?


-¿A qué viene esa pregunta?

Y Jungkook abrió los ojos. Observó cómo sus labios se movían al hablar como si estuviera viendo un video en cámara lenta. ¿Debería decirle que creía depender de Yoongi? ¿Debería decirle que cuando él se iba, nada parecía real para Jungkook? ¿Que ya no quería escuchar nada que no fuera su voz, ni ver nada que no fueran sus ojos?


No debía saber que, sin él, tampoco quería tocar el piano.

evangelion : yoonkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora