Capítulo 1: Un libro misterioso

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El timbre de salida marcaba el fin de las clases y el comienzo de las vacaciones de invierno. Todos los estudiantes salieron, entre empujones y corridas, hacia la entrada de la escuela. Sólo unos pocos se abstenían de la euforia estudiantil. Entre ellos estaba Jesica, quien caminaba despacio por los pasillos, algo melancólica porque en cinco meses terminaría la secundaria, e iniciaría su carrera en el exterior.

Cruzó la puerta, aún pensativa, sin percatarse que sus amigas se estaban despidiendo de ella. Caminó por las calles cubiertas de hojas de diversos tonos cálidos, rastros del paso del otoño al invierno. Una brisa helada la obligó a subir el cierre de su campera. Caminó unas cuantas cuadras más, pero, una cuadra antes de su casa, se detuvo. Oyó la alegre Marcha Turca, de Mozart, saliendo de la guitarra de Alexander, su mejor amigo. Su ánimo de pronto se levantó. Alex era ciego de nacimiento y era un año mayor que Jesica, pero su discapacidad jamás fue un impedimento para él. Sus padres, antes de morir, le enseñaron todo sobre la música. Se ganaba la vida tocando en las calles. Era un fantástico músico y eso a Jesica la fascinaba, ya que ella no tenía ningún talento artístico en especial.

Agudizó el oído para saber dónde se encontraba y fue a saludarlo.

-¡Un gran aplauso para el Maestro!- pidió Jésica cuando Alex término la alegre canción.

La poca gente allí reunida aplaudía al joven músico, mientras dejaban algo de dinero dentro del estuche de la guitarra. Después de unos minutos, nadie más quedó.

-Como siempre tocaste fantástico- dijo Jésica dándole unas palmadas en la espalda.

-Gracias. Y... ¿Cómo te sientes?-Bien, ¿Por qué lo preguntas?

-Por... lo de tus padres. Hoy se cumple el cuarto aniversario ¿Verdad?

Jessy cambió su expresión a una triste y calló. Al notar el incómodo silencio, Alex se arrepintió de sus palabras-. Lamento mucho haber dicho eso- dijo poniendo la mano sobre la cabeza -. A veces no se...

-No, está bien- le contestó con una sonrisa-. Después de todo ya me había despertado pensando en eso.

-Perdóname de todos modos. A veces se me pasan las cosas. Pero no tu cumpleaños-se levantó de su pequeño banquito y la abrazó-. Así que... ¡Feliz cumpleaños Jessy!

-Gracias Alex, eres un buen amigo.

-Espera, eso no es todo- sacó de su bolsillo un pañuelo de tela largo-. Quiero que te lo pongas, por favor.

-¿Por qué?-Es una sorpresa.

Jésica no hablo más y se puso el pañuelo en los ojos

-¿Qué clase de sorpresa es?

-Ya lo verás, sólo espera.

-Sabes que no soy muy paciente- dijo burlona.

-Lo sé- respondió sonriente.

-Ya está, ya me lo puse- dijo mientras terminaba de apretar el nudo-. Espero que no sea la misma sorpresa que el año anterior.

-Esa no fue mi idea, además ya conoces a Carolina, suele festejar estas cosas con un cóctel de huevo, harina barro y quién sabe qué más. Ahora- dijo y extendió el brazo-, mi querida cumpleañera ¿Quiere hacerme el honor de acompañarla hasta su sorpresa?

Jesica rió y tomó a tientas el brazo de Alex y comenzaron a caminar hacia algún lado que ninguno de los dos podía ver. Pasando por veredas pobladas de personas, calles repletas de autos y casi un millón de redobles en las esquinas, Jésica perdió el sentido total de orientación. No sabía hacia donde se dirigían o que sorpresa le daría Alex, pero lo si sabía era que caminaría por largo rato. Y así fue...

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⏰ Última actualización: Dec 18, 2014 ⏰

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