Capítulo ochenta y uno.

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–¿Pandilla o mafia? –cuestionó frunciendo levemente su rostro con confusión.

–Bloo... –musité calmando de inmediato mi ira.

–¿Qué ha sido eso? ¿Con quién hablabas?

–No... es nada importante –intenté sonreír.

–Oh dulzura, seguro que lo es –me tomó por la cintura–. Te eh escuchado gritar como una histérica al teléfono. Dijiste pandilla o mafia, claramente es importante.

–Es que... –bajé mi mirada evitando la suya–. No necesitas saberlo, solo te traerá problemas. Yo te traeré problemas.

–Puedo lidiar con lo que sea, confía en mí.

–Confió en ti –regresé mi mirada hacia sus ojos–, pero no quiero involucrarte en eso...

Apreté mis labios hacia adentro conteniendo un puchero reflejo de mis crecientes ganas de llorar, estaba tan cansada de lidiar con todo lo que me estaba pasando. Hace pocos días habían asesinado a alguien por... mi culpa y aunque eh intentado no pensar en ello, es algo que me tortura además del temor de ser la siguiente en terminar muerta si no hago lo que esos bastardos quieren.

Odio mostrarme débil pero el calor de los brazos de Bloo rodeándome y su mirada brindándome plena confianza bajaron mis defensas y me aferré a él como una niña pequeña buscando consuelo. Mi rostro se hundió en la cuenca de su hombro y cuello, las lágrimas brotaron como una fuente inagotable y mi cuerpo temblaba debido al llanto finalmente liberado. Una de sus manos acariciaba mi espalda y la otra mi cabeza consolándome mientras de su boca salían las palabras que necesitaba escuchar; "Todo va a estar bien"

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No sé cuánto tiempo transcurrió ni como llegué a la habitación, pero me encontraba recostada en la cama sobre el pecho de Bloo, mi llanto había cesado después de haberme desahogado y me sentía más sobria.

–Te traeré agua –susurró con un hilo de voz y se levantó con cuidado dejándome recostada sobre la almohada.

Escuché ruido de gente y música aumentar brevemente, lo que me recordó la fiesta que había en la casa, me repuse y vi la puerta cerrarse, caminé a prisa hacia el cuarto de baño para mirarme en el espejo; mi maquillaje estaba completamente arruinado, mis ojos enrojecidos y cabello despeinado, era un desastre. Fui hacia mi maleta para sacar mi bolsito de cosméticos, regresé a prisa frente al espejo, abrí el bolsito y tomé una toallita desmaquillante del empaque para limpiar mis parpados ennegrecidos por el maquillaje.

–Dulzura... –Bloo había regresado y se dirigió hacia el cuarto de baño.

–No me mires, me veo horrible –le di la espalda y cubrí mi rostro.

Escuché su baja risita antes de sentir su abrazo por la espalda y susurró a mi oído:

–Para mí eres hermosa con o sin maquillaje.

–Pero ahora tengo los ojos rojos y abotargados, me veo terrible.

–No me importa. Te amo y nada va a cambiar eso.

"Te amo", lo había dicho una vez más ocasionando que mi corazón acelerara su latir tanto que incluso podría decir que me dolía. Aflojé sus brazos que se abrazaban a mi vientre y me giré, lo tomé por las mejillas poniéndome ligeramente de puntillas en mis pies logrando igualar su altura y mirándolo fijamente confesé:

–Yo también te amo.

–¿Lo... dices en serio? –titubeó.

–Si –sonreí sutil–. Te amo.

RUDEWhere stories live. Discover now