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- ¿sabes jugar? - preguntó extendiéndome uno de los controles de la consola.

Yo lo tome, él se fue a sentar a la orilla de la cama y dio palmadas a su lado indicándome que tome asiento. Así lo hice y observé como movía sus manos con velocidad, eligiendo cosas en la pantalla.

- ¿has jugado alguna vez? - pregunto sin voltear a verme.

La verdad es que si he jugado algunas veces gracias a mis primos. Debía ganarles todo el tiempo, si no, me trataban de idiota o retrasada. Así que, si no sabía jugar algún juego, debía aprender viéndolos jugar antes de que llegara mi turno.

- no - conteste al fin, pues no reconocía ese juego que parecía ser de pelea.

- bueno, vamos a competir. Primero iré yo contra la consola, para que veas cómo juego y después competimos entre nosotros, así que presta atención.

Su mirada no se había separado de la pantalla en ningún segundo. Ya había comenzado la partida, se me hacía muy interesante ver su rostro de concentración total. Como sus labios se encontraban un poco entreabiertos y como apretaba la mandíbula cuando se encontraba en aprietos. Mientras manejaba el control con sus grandes manos que parecían ser fuertes como él, me explicaba que hacía cada botón. No sé qué me pasaba, pero me era muy difícil concentrarme en lo que decía. Yo estaba enfocada en él y en su sonrisa ladina cada que daba un buen golpe al contrincante. Estoy segura que no me gustaría verlo pelear y que lo hirieran, pero si mientras pelea se ve igual que ahora, no me molestaría presenciarlo.

Salí de mi trance cuando el pego un brinco de victoria. Vi la pantalla y en efecto, él había ganado. No me sorprendió, la verdad jugaba muy bien. Lo que me sorprendió fue que me cargará en forma de celebración, haciendo que despegará los pies de la tierra y dándome vueltas.

- soy genial ¿no es así? - tenía la respiración agitada, al igual que él mientras me dejaba sentada en dónde estaba hace unos segundos. - dudo que puedas ganarme. - en su rostro había una sonrisa retadora y eso tocó mi orgullo.

- ya veremos Jeon. Menos plática y más acción.

El solo soltó una carcajada por mi comentario y volvió a ver la pantalla para meternos en otra partida. Empezamos a jugar y se me hacía imposible no verlo de reojo en unas ocasiones. Se veía igual que en el último juego, solo que un poco más relajado y con una sonrisa de triunfo en su rostro. Me daban ganas de borrarle esa sonrisita, lo haré solo necesito...

Muy tarde.

- te lo dije, soy el mejor! - grito soltando el control y comenzando a saltar como niño pequeño sobre la cama.

- no es justo...- me queje bajando mis brazos en derrota. - no estaba concentrada. - coloque mis brazos cruzados sobre mi pecho. ¿Por qué había perdido?

- ya berrinchuda - se sentó a mí lado y nos miramos a los ojos. - te daré otra oportunidad, aunque dudo que me ganes - bajo su rostro con una sonrisa en él y con esa misma sonrisa volvió a verme y toco mi nariz con su dedo índice. - no eres tú, soy yo... Soy muy bueno en esto.

- será en lo único que eres bueno - esas palabras salieron de mi sin pensar, realmente no era lo que quería decir.

Cuando me di cuenta de mi error lo vi con miedo de lo que podría hacerme. El solo me observaba con seriedad, no parecía muy molesto como lo había visto antes en algunas ocasiones. Más bien estaba pensando en algo. Sus ojos vagaban por todo mi rostro, eso me puso la piel de gallina. Si de lejos era guapo, de cerca era otra cosa, podrías confundirlo con un Dios griego. Sentía su respiración poder chocar con mi rostro. Él se acercó un poco más a mí y yo retrocedí unos cuantos centímetros.

Qué es lo que pensaba hacer?
O más bien...
¡¿Que me pasa?!
¿Por qué no me alejo de una vez por todas en lugar de estar retrocediendo?
¿Acaso me gusta lo que siento, me gusta tenerlo así de cerca?

Sus ojos se quedaron pendientes de mis labios y no parecía querer ver hacia otro lado. Su vista atenta en ellos hizo que los relamiera, vi cómo se tensó un poco y con la voz un poco más gruesa de lo usual hablo terminando con el silencio sepulcral que nos rodeaba.

- ¿quieres saber en qué más soy bueno?

Sus palabras me hicieron reaccionar y me pare rápidamente de su cama. Él se levantó al igual que yo.

- ¿qué ocurre? - en sus ojos podía ver la preocupación en su más grande esplendor.

- na-nada - mi voz salió entrecortada así que pase saliva. - después terminamos con el trabajo, debo irme.

Tome mis cosas lo más pronto que pude y sin voltear a verlo salí de su recamara. Sentí como segundos después el salió y cuando estaba a punto de salir de esa casa el me tomo del brazo obligándome a verlo.

- ¿estás bien? - dijo sin soltar mi brazo.

- si...- conteste con la sonrisa más creíble que podría crear. - gracias por todo, nos vemos en el colegio.

Iba a darme la vuelta para al fin salir de ahí, estaba muy nerviosa. Pero antes de que eso ocurriera, Jungkook volvió a jalar de mi brazo para envolverme en un abrazo.

¿Estaba bien?
Este día lo he visto emocionarse, sonreír y me ha abrazado, todo esto, por primera vez.

- nos vemos Cassi. - susurro en mi oído y al despegarse un poco de mi me dio un beso en la mejilla.

En cuanto me soltó, salí lo más rápido posible de su casa soltando todo el aire que había estado soportando desde hace tiempo. ¿Qué acababa de pasar? Jungkook me abrazo y no solo eso, me dio un beso en la mejilla. No fue cualquier beso. Se sintió muy delicado y por un segundo me pregunté cómo se hubieran sentido sus suaves labios sobre los míos...

¡¿Pero en qué estoy pensando?!
Cassandra por Dios. ¿Te has vuelto loca?

Sin darle más vueltas al asunto, me dirigí hacia mi casa para poder pensar un poco o talvez solo perder mi mente en tonterías.

Cuando estaba por entrar a mi casa volví a ver por última vez a la casa de los Jeon y pude percatarme que Jungkook me observaba desde la ventana de su habitación. Sentí como mis mejillas se volvían más calientes y antes de entrar por completo a mi casa el me guiño un ojo o al menos eso pareció.

¡Este chico me va a volver loca!

Lo Ideal .- Jeon Jungkook, Park Jimin -.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora