59 - HADES

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Drogo

Me mantengo al margen mientras veo cómo mi cosita deja desatar su furia. En estos momentos considero que no es buena idea detenerle. Si alguien es capaz de acabar con estos seres de el inframundo, nada mejor que ella y su furia. Es nuestra mejor arma.

Observo cómo la cúpula de cristal opaco se destruye en mil pedazos atrapando bajo ella a todo el ejército de demonios y orcos. Curiosamente, los fragmentos de cristal van directos al corazón de nuestros enemigos destruyéndoles al instante. ¡Alucino con el poder de mi cosita! Sabía que era increíble, pero no hasta este extremo.

De repente se escuchan unos aplausos y ambos nos volvemos hacia quien los emite. En medio del salón, rodeado de cadáveres que, poco a poco, se van descomponiendo, se encuentra Merlín aplaudiendo como si estuviera orgulloso de algo. Y yo me pregunto, ¿de qué?

Pase lo que pase, no salgas de aquí hasta que yo te lo indique —me informa mentalmente mi cosita —. Sólo me esperan a mí.

Asiento convencido ante su inteligencia y su capacidad de improvisación. En estos momentos no sé cómo actuar, por lo que decido dejarme guiar por ella. Siempre ha sabido cómo actuar y en que momento, y ahora mismo no se lo voy a discutir. ¡Si todavía no me explico cómo he sido capaz de aguantar doce años sin ella!

—Eso ha sido magnífico, Cris —dice Merlín de repente —, aunque no esperaba menos de mi mejor alumna. ¿Por qué no sales y hablamos cara a cara? Como ves, yo no tengo nada que ocultar y supongo que tú tampoco.

Pase lo que pase, oigas lo que oigas, ni te muevas hasta que yo te lo indique.

Asiento asustado ante la advertencia de mi cosita. No quiero dejarle sola ante esto, pero parece ser que ella va un paso por delante de los demás. Después de todo, ella es hija del primer niño prohibido, aunque no fuera el original, y siempre ha tomado decisiones sensatas por lo que, por mucho que me duela, le hago caso.

—¿Cómo has sabido que era yo? —pregunta saliendo de detrás de la columna flotando como si fuera un espectro. 

Yo me siento acojonado, aunque esté mal pensarlo. Verle así, flotando en el aire, como si de un espíritu se tratase y emitiendo tal cantidad de energía, es algo que podría asustar hasta al más poderoso.

Por desgracia, a Merlín no parece intimidarle. Todo lo contrario, porque estalla en una gran carcajada.

—¿Creías que no me daría cuenta? —contesta socarrón —. ¿Crees que no sé distinguir a un original de un clon? No me tomes por idiota, Cris, y dime, ¿dónde está la verdadera Fiona?

Todo mi cuerpo tiembla al escuchar eso mientras no quito un ojo a nuestros hijos. Ambos están inmovilizados por lo orcos y parece ser que el hedor que desprenden estos les hacen incapaces de reaccionar. Decido mandarles un mensaje para que estén tranquilos.

Estamos con vosotros. No temáis, pero seguid fingiendo hasta que vuestra madre os lo indique.

Ambos asienten, lo que me tranquiliza en parte. Ahora mismo lo único que me debe preocupar es el enfrentamiento directo entre Merlín y mi cosita. Eso puede ser duro de verdad.

—¿Para qué quieres saberlo? ¿Acaso  piensas que te voy a dejar que juegues con ella a tu antojo. Merlín? —responde Cris en tono soberbio.

—En primer lugar, no me llames Merlín. Sabes de sobras que soy Hades —le aclara dejándome con la boca abierta. ¿Dónde estará el Merlín de verdad? —Y en segundo lugar —continúa —, sabes de sobras lo que busco, el poder máximo. Pero  para eso necesita a vuestros hijos y  a vosotros. ¿Acaso crees que me iba a jugar toda la partida a una sola ficha?

DC XII:LA REINA DEL MUNDO √Donde viven las historias. Descúbrelo ahora