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Habían pasado un par de días y nada había cambiado. En estos días no había visto ni a Kogio ni a Gawauda, era como si la tierra se los hubiera tragado. Tampoco recordó ni soñó nada, el pequeño avance que hacía unos días la ilusionó se quedó estancado. Releyó lo todo lo que tenía escrito, miró el osito de peluche, pero no funcionó.

No sabía que la exasperaba más, no recordar o aquella maldita sombra. Estaba allí donde fuese, cuando parecía que había desaparecido, se presentaba de nuevo. Solo podía verla a través de reflejos, nunca directamente, pero sí que sentía su presencia, observándola.

Aunque era bastante buena ocultando su inquietud, no se sentía demasiado agusto entre la gente, y eso era lo que estaba apunto de hacer. Hoy era el día de las audiciones para la obra de teatro y negarse no era una opción factible. Siguió a Kouto por las instalaciones hasta llegar al gimnasio.

Cuándo Namina le enseñó el emplazamiento, ella pensó que el gimnasio tendría bicicletas estáticas, elípticas, cintas de correr, etc. Ahora, entrando al lugar, se dío cuenta que no era nada de eso, sino el típico gimnasio de escuela. Tenía el suelo de madera y en él pintadas varias líneas, dibujando canchas de baloncesto y voleibol. Del techo estaban colgando algunas canastas, en una de las paredes había varias espalderas. Y al fondo parecía haber un almacén. En uno de los laterales habían montado un pequeño escenario y colocado algunas sillas alrededor. Se sentaron allí y esperaron hasta que estuvieron todos.

Una vez llegó la hora, los candidatos empezaron a subir uno por uno en el escenario, diciendo a qué papel se presentaban y haciendo una pequeña demostración. El jurado estaba compuesto por 5 personas, de las cuales sólo reconoció a Whekric.

Cuándo le tocó a ella, subió al escenario e hizo su interpretación sin apenas moverse y en un tono neutral. Todos la miraban extrañados ante esa actuación tan vacía. Ella observó a Kouto parecía haber visto un fantasma. Escuchó unas risillas al fondo, examinó en la dirección de la que provenía el sonido y vió a Kogio y Momokino observándola, meneando la cabeza mientras sonreian. Les dedicó una mirada de desdén durante un segundo. Terminó la intervención, se inclinó y volvió a su silla, al lado de Namina, que estaba recuperándose.

- ¿No sabe actuar? - Se giró un poco para mirarla.

- Nunca dije que supiera interpretar. - Comentó sin mirarla.

- Es cierto... - Dijo recordando.

- ¿Tan mal lo hice? - La miró ladeando un poco la cabeza.

- Digamos que... te mantuviste en tu línea respecto a lo que a expresión se refiere. - Dijo una morena con el pelo rizado tras ella.

- Siento decir que una pared es más expresiva. - También apareció la psicóloga rascándose la nuca.

- ... - Bajó la mirada.

- Jeje...- Rió incómoda ante tanta sinceridad por parte de las dos mujeres. - Me toca, hasta ahora. - La morena subió al escenario a presentarse, mientras las otras dos mujeres se sentaban en la fila de detrás.

- ¡Vaya! Se le da bastante bien. - Comentó en voz baja la mujer de pelo rizado.

- Sí. - Mientras miraba a la chica que estaba en el escenario. - En realidad ella lleva bastante tiempo queriendo que se haga una obra de teatro. El problema es que casi nadie quiere participar.

- Bueno, ¡para eso estamos aquí!

-¡Sí!

- ¿? - Miró a las dos chicas que tenía detrás enarcando una ceja.

- Bueno, ¿qué tal lo hice? - Preguntó Namina, que acababa de volver.

- ¡Muy bien! Debería enseñar cómo hacerlo a Aihara. - Comentó la rubia.

- Jeje.- Rió un poco aturdida.

- Bueno, ahora me toca a mi. - Se levantó para subir a escena.

- ¿Los empleados también pueden participar? - Preguntó extrañada.

- Sí, y no solo ellos, también pueden apuntarse familiares y voluntarios. - Dijo la chica que se sentaba tras ella.

- Entonces... - Frunció levemente el ceño.

- ¡Hemos venido a hacer la audición!

- ... - Suspiró y miró hacía la rubia, que estaba encima del tablado.

- ---quiero decir unas cuantas cosas en nombre de las alumnas - "¿Alumnas?" pensó mientras enarcaba una ceja mirando fijamente a la rubia. - asambleas de la mañana son de lo más aburridas. Si hicierais el favor de acortarlas, sería genial. El caso - Miró alrededor extrañada, no estaba en el gimnasio sino al aire libre, rodeada por chicas en uniforme escolar. "¿Qué diantres está pasando?" Se llevó la mano derecha a la cabeza y volvió a centrar su atención en el escenario. - con una de las estudiantes de la escuela!¡Y tal como lo vi, la estaba forzando!.

Todos estaban murmurando sobre lo que acababa de contar aquella chica. De repente sintió que la ira crecía y crecía en ella, tanto que perdió el control de su cuerpo. Avanzó como pudo hasta el escenario, subió con un salto y se dirigió hacia la rubia. La cual mirándola extrañada, soltó el micrófono y empezó a retroceder.

- ¿Mei? ¿Te encuentras bien? - Dijo en un volumen que solo la morena pudiera escucharla. - ¿Qué te pasa? - No hubo contestación. - ¡Para! - Lejos de hacerla caso la acorraló en la esquina de la parte posterior.

Pero antes de llegar a ella dos enfermeros la cogieron por los hombros y la redujeron. Intentó escabullirse sin éxito. Sintió una gran relajación repentinamente, parpadeó un par de veces y miró a la mujer que estaba de pie a un lado. Entonces se dió cuenta de lo que había pasado. - Yo--- - Se quedó dormida.


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- Ya estoy en casa. - La morena se sobresaltó, no esperaba que llegara tan pronto. - ¿Mei? - Se asomó a la habitación.

- Bienvenida. - Dijo arrugando un papel y tirándolo a la papelera. - Llegas pronto.

- Sí, hoy faltó un profesor y me fuí antes. - Avanzando unos pasos.

- No deberías saltarte clases. - Girándose hacia ella.

- ¡No he faltado, es que el profesor no ha venido! - Haciéndose la ofendida.

- ... - Suspiró. - ¿Y qué tienes pensado hacer?

- Me conformo con estar contigo. - Sonriendo.

- Ya---

- Sí, sé que estás ocupada. Pero quiero pasar algo de tiempo contigo, siento que te estás enfrascando demasiado. Llevo más de una semana casi sin verte... y vivimos en la misma casa.

- Yo... - Bajó la mirada.

- ¡Lo entiendo! - La morena volvió a mirarla. - Es tu deber y todo eso, pero solo quiero estar un rato con mi novia. - Poniendo ojitos.

- De acuerdo, ¿qué quieres que hagamos?


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Se despertó medio aturdida. Al intentar incorporarse, se dio cuenta de que estaba atada por correas a la cama. Intentó zafarse pero sin ningún resultado. "¿En serio? ¿Por qué estoy...?" Inmediatamente recordó lo que pasó en la audición. "¿Por qué haría algo como eso? No tiene sentido." Suspiró con desánimo.


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#QuédateEnCasa

¿El sueño que le salvó la vida? [Citrus]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora