Entrega

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La oscuridad del bosque era tenebrosa, entre árboles tupidos con ramas gigantes dotados de hojas verdes del tamaño de una mano humana; los arbustos espinosos impiden el paso de las personas por todo el sendero maltrecho del bosque profundo. Los ruidos de los diferentes animales nocturnos eran sacados de una película de miedo, con las lechuzas de fondo, los murciélagos volaban sobre el manto de los árboles; las hojas secas caídas de las ramas crujen ante sus pasos. No le importaba no estar a la madrugada en el oscuro bosque, no le importaba que la lechuza negra con ojos rojos le esté vigilando en cada paso que daba hacía una abandonada capilla a las afueras del bosque.

Tampoco le importaba llevar una serpiente en sus hombros, ni mucho menos tener su piel descubierta con solo un manto negro cubriendo su desnudez, los gatos le estaban siguiendo guiando su camino hasta que, entre la oscura penumbra divisó el fuego ardiente de una hoguera dentro de la capilla. Su cuerpo se estremeció al ver a Lucifer esperando en la entrada del lugar.

Cantos se escuchaban, en algún idioma que pudo reconocer gracias a los demonios en su interior; siguió su camino siguiendo el camino de sangre que había dejado el sacrificio de las brujas dentro de la capilla, su corona de espinas rojas con rosas negras estaba bien puesta en su cabeza; Lucifer miraba con deseo al castaño que se acercaba al culto del aquelarre. Tony sintió que traspasó algo y miles de símbolos, estrellas, tatuajes extraños se asomaron en su piel, de sus muñecas salieron gotas de sangres que rodearon su piel en forma de espinas. Sus pupilas se dilataron cuando las puertas de las capillas se abrieron.

Mujeres y hombres desnudos bailaban al ritmo de sus cantos antiguos alrededor de la hoguera en la cual una cabra negra estaba atada, con la piel carbonizada.

Su cuerpo se estremeció ante los cantos, sus músculos se tensaron, la serpiente siseó enrollándose en su cuello; Lucifer desapareció cuando las personas dentro del círculo voltearon a verlo apuntando sus dedos llenos de sangre a su persona, la serpiente se deslizó fuera suyo reptando frente a él a medida que caminaba hacía las brujas y brujos.

-¿Quién se atreve a interrumpir? - al parecer la líder del aquelarre habló, caminando hasta estar a centímetros frente suyo.

-¿Qué hace un humano en la tierra de las brujas? -

Tony miró a las mujeres con prepotencia, deslizando la pesada piel negra que le cubría, mostrando su piel canela llena de símbolos de todos los demonios dentro de su cuerpo; llena de marcas del rey del infierno. Ignorando a la líder caminó hasta dentro del pentagrama, la sangre en forma de espinas cayó al suelo haciendo brillar a la estrella, sus ojos se volvieron negros y su boca se estiró en una sonrisa.

-Soy Anthony Carbonell, hijo directo de María reina del aquelarre, príncipe del infierno, príncipe del aquelarre y ahora mi trono vengo a reclamar. - dijo en un perfecto latín.

Tony alzó los brazos levantando las llamas azules de la estrella, las brujas gruñeron ante la excitación producida por la carne del nuevo brujo. Las puertas de la capilla volvieron a abrirse con fuerza, las personas se regocijaron, una figura de dos metros de alto ingresó a la capilla; Lucifer en su verdadera forma se mostró ante ellas, por primera vez en mucho tiempo, Tony ladeo la cabeza sonriendo a la bestia que se acercaba a donde estaba él. La sangre en espinas rodeaban como lazos el cuerpo desnudo del castaño, la bestia golpeó el suelo haciendo levantar una piedra. Un altar donde dejaban los sacrificios.

Empujó al hombre sobre la roca, las brujas se arrodillaron alrededor de ellos.

Tony sabía que debía entregarse por completo, tanto en alma como en cuerpo al rey del infierno para cumplir con su venganza. Pero los demonios en su cabeza se rieron de él, sus ojos se volvieron negros usando una fuerza sobrehumana tiró de la bestia frente suyo apresando a Lucifer entre sus piernas, le miró a los ojos.

-¿Que clase de sacrificio quieres que sea? - le preguntó.

Las enormes manos negras del demonio se enroscaron alrededor de su garganta sin hacer presión alguna, sintió las lágrimas deslizándose debajo de sus ojos cuando el enorme miembro de la bestia entró dentro suyo, gritó con dolor haciendo que las llamas de la hoguera se altere, las brujas gimieron en placer mientras él era embestido por la bestia sobre aquella mesa de sacrificio. Las espinas lo mantenían sujeto a su lugar, sin poder moverse, a merced de Lucifer quien tomaba su cuerpo con pasión, con un dolor burbujeante que se convertía en placer.

-¿Dejarás que te humille así? - rugió uno de sus demonios. - eres más que él.

Su espalda se arqueó ante un orgasmo, orgasmo que las brujas sintieron como suyo llenándose de la bendición de sus padres; llevaron la cabeza hacía atrás ante el inminente éxtasis. La sangre de Tony se deslizaba por la piedra siendo acompañado por un espeso líquido blanco; el castaño logró soltarse de las espinas para tomar a Lucifer por los cuernos y con su superfuerza derribarlo al suelo, la bestia intentó empujar al hombre pero Tony usaba su nueva fuerza para dejarlo en el piso del altar. Con la nueva posición las cosas eran diferentes y el castaño podía sentir el miembro presionando su próstata con fuerza, bajando y subiendo sobre aquella bestia, sosteniéndose por sus cuernos, cabalgándo como un potro.

Llevó su cabeza hacía atrás tantas veces como el orgasmo lo golpeó, la capilla comenzó a arder por completo cuando el fuego ya no pudo contener el placer de su dueño; las patas de cabra del demonio se plantaron en el suelo para embestir con más fuerza al pequeño brujo sobre su cuerpo de bestia que su padre le había dado. A Anthony no le importaba ser follado por Lucifer en su forma normal, lo que le importaba era alcanzar nuevamente aquel orgasmo tan fuerte. Una especie de bruma blanca comenzaba a invadir su cabeza, una especie de paraíso espiritual.

Y ante el último orgasmo, Tony llevó la cabeza hacia atrás cerrando los ojos cuando el éxtasis le alcanzó; millones de espinas salieron de su espalda formando un par de imitaciones de alas. Lucifer volvió a su forma humana, mirando embelesado al hombre sobre él, que luego cayó sobre él cuando la inconsciencia le tomó por completo. Las brujas que le rendían culto quedaron en un éxtasis fuerte, flotando cerca del ardiente techo de la capilla. El fuego se disipó cuando el castaño volvió a abrir los ojos, ya en su estado normal, las alas desaparecieron y las brujas cayeron al suelo quedando inconscientes.

-¿Es lo que deseabas? - le susurró en los labios.

Lucifer no le contesto, pero le besó con devoción al castaño. Estaban dentro del pentagrama, Tony sobre Lucifer, devorándose a besos, perdiéndose en el placer que ambos se otorgaban.

-Eres el sacrificio perfecto. - le mordió en el cuello.

-Y a partir de ahora, él único. -

Lucifer se consideraba alguien libertino, pero las palabras de Tony le hicieron mellas en la cabeza, y con una mirada a los ojos comprendió que había caído rendido ante los pies de un humano... no, un brujo, un brujo con el poder de engatusar a los demonios más poderosos como él. No había paso atrás, se dio cuenta de que había fijado su destino cuando eligió al último bebé nacido en el aquelarre, por qué cuando vio salir al niño desde el interior de su madre, una fuerte sensación de pertenencia se apoderó en su ser demoniaco. Por qué al ver esos ojos marrones quedó prisionero entre ellos.

Por qué al elegirlo como sacrificio, en verdad estaba eligiendo a su pareja, a aquel ser que gobernaría con él el infierno.

Lucifer logró salir de la capilla bien vestido, llevando el cuerpo durmiente de Anthony en sus brazos, Maze lo estaba esperando a las afueras del bosque, podía olerla desde aquí. La capilla se derrumbó bajo las llamas que salieron del cuerpo del nuevo brujo; el demonio alzó la ceja de forma divertida al ver el cuerpo de Tony en sus brazos. Iba a hacer un comentario con respecto a la escena que se le presentaba, pero la presencia de un demonio fuerte le hizo temblar y el hombre en los brazos del rey del infierno susurró algo dormido.

-¿Qué es esa cosa? - ella se alejó un poco.

-Será interesante descubrirlo ¿No? - pasó al lado de la mujer. - pero dirígete con más respeto al futuro rey del infierno.

Mazikeen vio con cierto horror a la criatura en los brazos del demonio, ella podía oler a los muchos demonios que se encontraban atrapados en el cuerpo del brujo; pero una de esas presencias era más fuerte que todas, y esa presencia estaba mezclada con la esencia del brujo. Un íncubo naciente, un demonio que se alimentaba del sexo, del placer y parecía estar creciendo, absorbiendo la energía de Lucifer en cada minuto.

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⏰ Última actualización: May 16, 2020 ⏰

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