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La sonrisa de William al entregarme mi chocolate solo me dejaba saber que había cumplido lo propuesto

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La sonrisa de William al entregarme mi chocolate solo me dejaba saber que había cumplido lo propuesto. Logró unirnos a los tres.

Con cada paso sobre el mojado césped, las ganas de gritar de felicidad se acentuaba en mi cuerpo, la inercia de regresar a sus brazos y que me brindaran su calor se presentaba, volver a besarlos y cubrirnos de esa tensión intima entre los tres.

Dios.

Tomé una respiración profunda y miré hacia los tres pabellones a lado de un pequeño edificio de tres pisos.

Box 1 - Pabellón A, ese era mi objetivo.

Con una sonrisa me dirigí a él, al atravesar las puertas de maderas, me encontré con mis compañeros riendo en un salón sobre varios sillones en el centro de la sala.

— ¡Han llegado! — Harper se levantó y me recibió con una sonrisa — ven, siéntate.

— Gracias — le devolví el gesto — en realidad vengo por mis llaves.

— Por supuesto — comenzó a caminar hacia un mueble en la esquina del living.

— ¿Hace cuanto han llegado? — les pregunté a todos

— Casi media hora — me respondió Andrew — Los sujetos de entrenamientos ya están ubicados en los pabellones. Veintisiete en el pabellón B con dos supervisores y dos asistente, y los otros veintisiete con los restantes supervisores y sus asistentes, en el pabellón C.

— Estupendo ¿Aquí está la sala de enfermería?

— Sí — respondió Harper entregándome mis llaves — está al final del pasillo — me señaló un pasillo bastante grande y oscuro — y aquí a lado de la sala, está la cocina.

— Gracias — recibí las llaves — y el comedor general.

— En la planta baja del edificio donde nos quedamos. Tu habitación es la primera puerta a la derecha del último piso, justo a lado de Grace, yo estoy en frente; y los chicos se hospedan abajo, donde está el baño general — Asentí.

— Iré a abrirla, en un momento suben mi maleta. ¿Aquí nos encontramos mañana? — Grace asintió desde el sillón — Que tengan buenas noches — me respondieron igual, y salí de allí en dirección al edificio.

Gracias a Dios tenía elevador, mi temor era que por la escasez de pisos, no hubiera uno, pero no pasó.

Al abrir la puerta me encontré casi con la misma decoración que mi habitación en el recinto. La diferencia era color un poco mas opaco dándole un toque natural y hogareño, a diferencia de la primera fracción con diseños más elegante y tecnológico.

Mientras tendía mejor mi cama, unos toques en la puerta me sobresaltaron. Mi pulso se disparó al saber de quien podría tratarse, o más bien de quienes

N U E S T R A (Míos #1) En Edición.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora