1er Sueño

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Acababa de salir de clases, el día estaba nublado, todo parecía tan triste. Yo caminaba con la vista fija en mis zapatos, que se empezaban a mojar por la lluvia que había comenzado a caer.

Me sentía extraña, tenía a sensación de que algo me faltaba pero no recordaba que. Hasta que él se paró frente a mí, tan hermoso como siempre, con esos ojos verdes con algunos toques de gris que me hacían desconectarme del mundo y perderme en su mirada llena de amor, amor hacia mi, algo que siempre me hacía sentir especial.

El se acercó y me abrazó, para luego tomar mi mano y comenzar a caminar hacia su casa sin decir una sola palabra. Llegamos empapados por la lluvia, pero no nos importó porque pasar tiempo juntos era lo mejor del mundo para los dos.

Al entrar a su casa su madre nos recibió, mirándome con recelo como siempre lo hacía, yo no le caía bien y para mí novio no era un secreto, pero a él no le importaba.
Después de saludar a su hermana que se encontraba en uno de los sofás viendo televisión nos dirigimos a su cuarto.
Este era de un tamaño normal, no muy grande pero tampoco muy pequeño. Su cama estaba en una esquina y al lado de ella había una mesita de noche con libros encima.

Él fue hasta su armario y saco de el una camisa negra y un pantalón de pijama, me los tendió y  salió del cuarto para que yo pudiera cambiarme. Siempre respetaba mi privacidad y no me presionaba ha hacer nada que yo no quisiera. Los dos éramos inexpertos en lo que a sexo se refería y queríamos que las cosas se dieran a su debido tiempo.

Cuando me quité la blusa y el pantalón que llevaba puestos abrí un poco la puerta y se los pasé, ya que el me dijo que los llevaría a la secadora para que pudiera ponermelos cuando tuviera que irme a casa, algo que me ponía un poco triste pues me sentía tan bien cuando estaba con él, era una sensación inexplicable, como si flotara cada vez que estaba a su lado.

Termine de cambiarme y abrí la puerta para que el entrara, estaba recostado a la pared del pasillo frente a la puerta, nos miramos a los ojos y pude ver en los suyos ese brillo especial que siempre aparecía cuando me miraba y estaba segura que el veía ese mismo brillo en mis ojos.

Seguimos mirándonos por un buen rato, yo detallando lo hermoso que era, su piel blanca, su cabello castaño, sus labios, sus ojos. También su cuerpo, era bastante alto, delgado pero fuerte, perfecto a mi parecer.

Volví a mirar su rostro y me di cuenta de que sus mejillas y nariz estaban un poco rojas, me acerque a él y toque su frente con el dorso de mi mano, comprobando que estaba más caliente de lo normal.

-Tienes fiebre-  le dije en un susurro -te has resfriado con la lluvia.-

El me abrazó por la cintura y nos hizo entrar a su habitación.

-No importa- dijo escondido su rostro en mi cuello y abrazándome con más fuerza.

-Claro que si importa- volví a susurrarle. El saco si cara de mi cuello y me miró a los ojos. -A mi importa que estés bien- dije acariciando su mejilla.

Me puse de puntillas y le di un pequeño beso antes de separarme de el y buscar una pijama como la que el me dió para que se cambiara también. Al encontrarla la puse encima de la cama y me acerqué a él para ayudarlo a quitarse la ropa mojada que traía puesta, a él no le importaba que yo lo viera solo en boxers.

Lo ayude a ponerse la ropa seca y los dos nos dirigimos a su cama, yo me senté a la cabecera de la misma y el se acostó con la cabeza sobre mis piernas.

-Que tal tu día- pregunté comenzando a acariciar su cabello.

Sonrió un poco y empezó a contarme todo lo que había echo hoy, yo le ponía toda mi atención a lo que decía sin interrumpir su relato. Me gustaba escucharlo hablar, su voz me encantaba.

Pero todo se vió interrumpido por un escalofrío que recorrió su cuerpo. Yo le sonreí levemente dejando de acariciarlo.

-voy a buscar algún medicamento para que se te baje la fiebre.-

El tomo mi muñeca y con voz un poco afligida me respondió -puedo hacerlo yo- sabiendo que su madre no me quería para nada.

-Tranquilo- le respondí levantandome de la cama y al salir de la habitación me dirigí a la cocina donde seguramente se encontraba mi suegra y efectivamente ahí estaba, mezclando algunos ingredientes para hacer algún postre seguramente. A ella le encantaba cocinar y lo hacía muy bien.

-Señora Lucía ¿tiene algún medicamento para la fiebre? Chris se ha resfriado por la lluvia.- ella me miró rápidamente con más odio del normal y soltó el batidor que tenía el la mano para empezar a buscar el las gavetas de la cocina. Pero mientras lo hacía seguía soltando indirectas muy directas contra mí.

-Nada de esto estuviera pasando si se hubiera venido a casa conmigo cuando fui a buscarlos a él y a su hermana, ¡pero no! El niño quería esperar a su adorada novia.- dijo haciéndome sentir culpable.

Me tendió una caja de pastillas y yo tomé un vaso y lo llené de agua. Y con la cabeza gacha me fui otra vez q la habitación de mi novio, quien ahora se encontraba sentado al igual que yo hace unos minutos. Me senté frente a él y le tendi una pastilla y el vaso de agua, pero en ves de agarrarlos el abrió la boca para que yo misma le diera el medicamento, y con una sonrisa en mis labios así lo hice.
Luego puse el vaso en la mesita al lado de su cama y el me abrió espacio entre sus piernas para que me recostara en su pecho. Yo me acerque y puse si mejilla justo donde estaba su corazón, mientras el me abrazaba por la cintura y con una de sus manos acariciaba despacio mi espalda por encima de la tela.

-Te amo. ¿Lo sabes?- le dije con voz suave. En eso los latidos de su corazón empezaron a acelerarse haciendo que mi corazón también se acelerara.

-Yo también te amo. ¿Lo sabes?.- me dijo formando una gran sonrisa en sus labios.

Asentí sin dejar de mirarlo a los ojos y poco a poco me fui incorporando para acercarme a su rostro. El se dio cuenta de mis intenciones y se acercó a mí para cerrar el poco espacio que nos separaba juntando nuestros labios. Los dos suspiramos ante el contacto pues se sentía tan bien. Nos besábamos lento, como si fuera la primera vez, demostrando en ese beso todo lo que sentíamos.

Yo me incorporé completamente y me senté a orcajadas sobre sus piernas sin dejar de besarlo, el me agarró de la cintura y me acercó más a su cuerpo, haciendo que mis pechos y el suyo se rozaran levemente. Mordí su labio inferior a lo que el sonrió sin separarse de mi boca.

Todo era perfecto, nada hacía falta cuando estábamos juntos, nos complementabamos el uno al otro de una forma que a veces me asustaba.

Cuando dejamos de besarnos por falta de aire el apoyo su frente con la mía y así estuvimos un rato, con nuestros ojos cerrados solo sintiendo nuestra compañía.

-Me encantas- susurró muy cerca de mis labios. Sonreí dentro de mí y cuando iba a besarlo de nuevo sentí algo extraño, como una fuerza extraña que me consumía.
Abrí los ojos asustada y me alarmé al ver todo borroso, intenté sujetarme de Chris pero mis manos ya no lo sentían y esa fuerza cada vez se hacía más fuerte, mi vista más borrosa y con miedo cerré fuertemente mis ojos.

Hasta que ya no sentí nada más.

Lentamente volví a abrir mis ojos y lo que vi me dejó congelada.

Estaba acostada en mi cama, en mi habitación.

Estaba en la realidad! Y que triste realidad.

Mis ojos se humedecieron y una lágrima se resbaló por mi mejilla hasta caer en la almohada.

Todo fue un sueño.

Nunca estuve con él.

Nunca caminamos bajo la lluvia.

Nunca estuvimos en su casa.

Nunca nos besamos.
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¡Él nunca existió!

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Holaaaa como están
¿hay alguien ahí?
(Por favor comenten si hay alguien ahí)

Esto el lo primero que escribo y espero que les guste.

Saludos 🤗

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⏰ Última actualización: Sep 16, 2020 ⏰

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