Alexa toma otra copa mientras camina entre los invitados, unos pasos antes de volver a su mesa, se da de bruces contra la imagen de Daven sosteniendo a una mujer por la cintura y hablando amigablemente con varios socios.
- Elizabeth, su prometida –comenta el señor Jankovic, quien se ha tomado la libertad de colocarse junto a ella y ha notado la dirección de su mirada.
- Supuse que la presentaría pronto, no esperaba que intentaran opacar la noche de los Koch –suelta, intentando un tono de broma y Jenkovic la toma por el brazo.
- Tenía que acompañarlo en una noche tan importante ¿no lo crees? –Alexa mira en otra dirección.
- Podía esperar, por ejemplo a que tomara el cargo de tu empresa –dice ella, mirando de nuevo a Daven.
- Estará aquí por mucho más tiempo, querida, aunque no sea tu deseo –suelta Jankovic con amabilidad fingida.
- Oh querido Jankovic, los días de tu adorado Daven están contados en mi empresa –suelta socarrona Alexa, segura de que la llegada de su hermano lo cambiará todo.
Jankovic la observa con tranquilidad, la cree una niña sin idea de lo que habla, no por menospreciar lo que es, sino al contrario, sabiendo a la perfección que superaría a cualquiera si tuviera algo de experiencia.
- Ya lo veremos preciosa, hay cosas que no están en nuestras manos.
- Tal afirmación me sorprende de sobremanera, me refiero a que viniendo de usted, suena a una total mentira... reconozco en usted, señor Jankovic, a alguien como mi padre, siempre tirando las cosas a su favor –él sonríe, la reconoce astuta.
- Lo digo en serio, Alexa, hay cosas que no están en nuestras manos, en este caso, la estadía de Daven en la empresa familiar no está en tus manos. No pretendo molestarte con ello...
- Únicamente hacer las cosas menos agobiantes para Daven... -completa la frase del hombre, creyendo que ese es su propósito– no debe preocuparse más, una semana y todo volverá al orden que siempre debió tener, Daven organizando su boda, quien debió estar al frente de la empresa estará al frente y usted y yo no volveremos a vernos –dice tranquila y zafándose del agarre del hombre camina en dirección a quien sostiene las copas.
Daven mientras tanto sonríe ante los halagos de las personas a su preciosa prometida, ante las felicitaciones por la futura boda y todas las fanfarrias que surgen en el momento. Mira a Elizabeth un par de veces y le parece imposible creer que se ha salido con la suya, gracias a su padre, claro está.
- Deberíamos volver a la mesa –susurra al oído de su prometida.
- Pero me encanta la charla con tus empleados –comenta ella y él le señala el camino a la mesa.
- Debemos volver a la mesa –insiste y su mirada de cruza con la de una increíblemente sonriente Alexa.
Elizabeth lo toma por el brazo y Alexa sigue sonriendo, toma otra copa de manos del mesero y ellos no tardan mucho en llegar a su lado.
- Me permites –Jerome aparece para tomar la copa de manos de Alexa.
- No, no, no... aún no estoy ebria –bromea Alexa y Jerome la mira con súplica, a lo que ella responde soltando la copa–, pero debes beberla tú –bromea nuevamente y Jerome lo bebe todo de un trago.
- Baila conmigo, Al –Pide después y ella sonríe como respuesta.
- ¿Tienes listo tu discurso? –Pregunta antes de aceptar.
- El puto discurso me suda los cojones, volví aquí por ti –susurra el francés a oídos de la confundida Alexa y ella sólo toma su mano y lo sigue hasta el centro de la pista.
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¿Quién es el jefe?
RomanceAlexa Koch y Daven Jankovic, son un par de empresarios que cruzan sus caminos por azares del destino. Destino que ella maldice. porque él se ve obligado a colocarse a la cabeza del negocio al que ella le ha invertido su vida entera. ¿Será posible qu...