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Ahí estaba un Samuel, totalmente perdido por los movimientos de ese rubio, de la forma en que movía lentamente sus caderas al compás de la música, atrapando la atención de toda la discoteca.
En el momento que Vegetta vio al jóven sintió un golpe de calor queriendo tomar al rubio, llevárselo a algún lado dónde no hubiera alguien y hacerlo suyo.

Y eso iba a hacer, sabía que estaba loco por todo lo que iba a hacer, pero estaba borracho sin sentido alguno y desesperado por tener a ese jóven bajo su poder gimiendo y pidiendo por más.

Samuel se acercó al rubio y lo tomo por las caderas siguiendo los movimientos lentos del rubio, al parecer estaba igual de borracho ya que no se sorprendió o reaccionó de mala forma ya que siguió bailando y pegando su cuerpo con su compañero de baile.

El rubio se volteó a ver a su compañero y observó como el desconocido lo observaba de pies a cabeza con un deseo en los ojos
-Pero bueno, ¿quién es usted?
preguntó con un tono sensual haciendo erizar la piel del más alto
-El que te hará ver las estrellas ésta noche chiki.
El rubio se mordió el labio y se pegó más al cuerpo de éste
-Rubén...
dijo el más jóven
-Samuel.

Después de eso se les vio alejándose a los baños de la discoteca.
Al llegar se besaron apasionadamente mientras se tocaban desesperados debajo de sus prendas
Samuel fue hacia el cuello del rubio succionando, mordiendo y marcando la pálida piel de Rubén.

Rubén sólo se retorcía de placer sacando suspiros y también un poco cansado de tanto juego, así que sacó la camiseta de Samuel, rasguñando la espalda del pelinegro por la atención que estaba recibiendo, pero quería más, y parecía que su acompañante sabía lo que quería por que Samuel paso de estar besando el cuello de Rubén para ir a uno de sus pezones y empezar a lamer y morder a su gusto mientras que con su otra mano bajaba hasta el elástico de la ropa interior del rubio, jugando con éste para luego meter su mano y empezar un vaivén lento con el miembro del más joven haciendo que gimiera y rasguñara más la espalda del mayor, pero no estaba satisfecho y empezó a mover sus caderas en busca de contacto.
De repente Samuel dejó su trabajo en el miembro del rubio, y éste sacó con gemido de insatisfacción

De la nada Samuel sacó dos dedos y los colocó enfrente de Rubén
-Lamelos.
Dijo demandante el más alto
Y eso hizo, empezó a lamer y succionar los largos dedos mientras miraba con lujuria al pelinegro.

Cuando Samuel supuso que ya estaban los suficientemente lubricados hizo que Rubén se volteara y bajara su pantalón, poniendo su trasero a la disposición del pelinegro
Introdujo sólo un dedo para que el menor pudiera acostumbrarse
-Ah!
gimió Rubén al sentir por fin algo dentro de él.
empezó a moverse en busca de más, Samuel lo notó y metió los dos dedos de una logrando dar en el punto del rubio haciendo que este de un pequeño grito

-p-por favor entra ya, no puedo aguantar más...
dijo entre suspiros con la cara completamente roja
Y así lo hizo, entró en él
empezó a dar pequeñas embestidas para que el menor se pudiera acostumbrar, pero luego estás se hicieron más intensas haciendo gritar de placer al rubio
-a-ah, Samuel m-más, por favor!
éso a Samuel sólo le puso más y empezó a subir el ritmos de sus embestidas
-Gime más para papi, pequeño.
dijo con una voz ronca llena de suspiros
y así como continuaron hasta que Rubén llegó a su esperado orgasmo manchando su mano de su propia escencia

Luego de unas embestidas más Samuel también llegó a su orgasmo soltando un suspiro y pegando su frente en la espalda de su acompañante de esa noche.

-Vaya que te sabes mover bebé.
dijo Samuel saliendo del interior de éste
-Es un don.
Dijo Rubén limpiando todo el desastre que hicieron

-¿Te volveré a ver Rubén?
preguntó el pelinegro
-Tal vez, eso depende de ti...

Fue lo último que escucho de su amante de una noche en ese baño de discoteca...

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⏰ Última actualización: May 17, 2020 ⏰

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