S E I S

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Desperté y estaba amarrada, de la misma manera que la chica que ví hace un rato, realmente no sé cuánto tiempo haya pasado, pero me siento muy cansada y sudada, puedo escuchar sollozar a alguien, pero realmente no veo nada, me parece que tengo los ojos vendados.

Intenté hablar, pero gracias a la cuerda que está en mi boca, me es imposible, escucho pasos apresurados hacia mí, espero que no sea uno de esos hombres.

-¿Estás bien?- debe ser la chica que ví hace unos momentos, ella era quien sollozaba.

Solo pude asentir. Ella quitó la venda de mis ojos y la cuerda entre mis labios, aunque fue con mucho esfuerzo, ya que aún estaba atada, aunque solo de las manos.

-Gracias...- no sabía su nombre, y ella era la única persona en la que me parecía que podía confiar en estos momentos.

-Marina, me llamo Marina, eres Natalia no?- esto me asusta, ¿cómo es que ella sabe mi nombre?, pareció notarlo -Ah claro, Thomas te reconoció cuando llegó acá, pero como veníamos en diferentes carros, ya te había visto el jefe, lo lamento Natalia- se notaba un poco de pena en su voz, sin tomar en cuenta lo hinchados y rojos que estaban sus ojos, aparte supongo que le pegaron más mientras yo estuve inconsciente.

-Puedes decirme Naty, ¿cómo te digo yo?- de pronto su cara cambió, a una llena de rabia y odio.

-¿Crees que somos amigas Natalia? Estoy de regreso en este asqueroso lugar por tu maldita culpa, estaba a punto de morir y por fin librarme de toda esta mierda, pero claro, siempre debe llegar alguna maldita gata para que todo lo que hice con tal de ganar mi muerte sea en vano, no creas que estaremos mucho tiempo juntas, yo seguiré tratando de irme, tú no me importas una mierda, si te va mal, me da lo mismo, si te mueres también, aunque sería lo mejor para ti- ni bien acabó y ya estaba llorando -gracias a ellos perdí todo lo que tenía y todo lo que me costó toda una vida conseguir, espero que no te pase lo mismo, llevo 8 años aquí encerrada, siendo la esclava sexual del maldito hijo de puta de Dimitri, y no sólo de él, sino de toda su asquerosa banda, por eso cada día me odio más, ni siquiera para morir sola sirvo, he tratado de saltar por esa escalera, pero sólo me lastimo; incluso llegué a votarme de una ventana, pero sólo me rompí la pierna y quedé en el mismo lugar, con los mismos maltratos que he tratado de evadir, pero nada de lo que hago o intento hacer sirve- ya estaba llorando a mares, no puedo ni imaginar todo lo que ha sufrido, y cuando por fin iba a ser libre, llegué yo -siempre vuelvo a la asquerosa cama de Dimitri, no importa cuánto le ruegue, siempre lo hace, he tratado incluso de hacer ni un ruido, pero todo le da lo mismo, sólo busca su placer a toda costa, aunque debo admitir que me llevé una gran sorpresa cuando supe lo que les pasaba a las otras chicas, él es el líder de la mayor red de narcotráfico y prostitución del país, y no hay manera de librarse de él, incluso los que están en el gobierno le compran, o simplemente le deben favores, no hay forma de que el maldito de Dimitri llegue a estar detrás de las rejas, es prácticamente el sueño del país, todos lo conocen como "Mr. Golden", aparte que es uno de los mejores lavadores de dinero de Sudamérica...

-Cállate Marina, nadie te pidió que pusieras en contexto a la nueva- es uno de los que ví en el callejón, supongo que todos aquí la conocen, creo que es cierto que lleve tanto tiempo aquí metida como dijo.

-Perdón Carlos, era una necesidad, debe saber a lo que se enfrenta- entonces empezaron a verse fijamente, no entiendo, es como si hablaran con la mirada, pero es un idioma que yo nunca he podido entender, y en sus miradas hay cierto rastro de autoridad, aunque no logro distinguir quién quiere mandar a quién, hay algo aquí que yo no sé. Quizá todo este tiempo ha hecho que Marina cambie y que llegue a tener un poco de autoridad, aunque no sería nada lógico, digo, está secuestrada.

-Bueno, niña nueva, el jefe te quiere ver- obviamente me da miedo, no puedo creer que ese viejo horrible me quiera ver, ni siquiera lo conozco y ya siento asco por él -no te hará nada malo si te portas bien- me habló como se le hablaría una niñita de 6 años que no entiende algo y se le está explicando -no tengo tiempo para que estés de imbécil ahí sentada, vienes ya o antes te haré algo yo- inmediatamente me paré, él me agarró del brazo y me guió hasta una de las puertas, realmente habían muchas, tocó tres veces en ésta y se escuchó un "pasa".

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⏰ Última actualización: May 22, 2020 ⏰

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