Me quedé embobada, mirándolo casi sin pestañear.
-¿Las chicas no deben entrar en el baño de los chicos no crees?- dijo con su voz seductora.
-Lo siento, de verdad no quería hacerte daño, es que venía a limpiar el baño y claro no sabía...- me interrumpió.
-¿Trabajas aquí? ¿Limpiando? Esta claro que el dueño de este restaurante no tiene ni idea de como tratar a una chica tan preciosa como tú-dijo mientras seguía saliendo sangre de su nariz.
Se dirigió al lavabo que no estaba tan sucio como el resto del baño y se limpió la sangre, mientras yo limpiaba todo lo demás, me sentía tan culpable... Intenté reunir el valor suficiente para acercarme a él, pero fue en vano. Justo cuando aquel chico salía del baño, mis labios se abrieron y de ellos salió un hasta luego. Él se giró, me sonrió y me dijo que mirase en el lavabo. Fui al lavabo sin pensármelo y entre gotas de sangre encontré un papel donde había escrito su número.
"689532145 llámame cuando salgas del trabajo, te estaré esperando."
Me sentí tan ilusionada que no me importó hacer todo lo que New me mandaba a hacer. Uno de los clientes que se iban, me miró y sonrió donde dejó entrever unos colmillos exagerados, pero bueno teniendo en cuenta que la gente que acudía a aquel restaurante era demasiado extraña no le di mucha importancia.
Sin darme cuenta ya solo quedaba una pareja en el salón, estaba tan impaciente por salir de allí. New me dijo que limpiase las mesas, recogiese el salón y demás; cuando terminé le entregué las llaves.
-Martina has estado realmente bien esta noche, habrás conseguido muchas propinas estás espectacular- me sonrió y me acompañó hasta la puerta.
-La verdad es que me veo trabajando aquí, aunque los clientes son un poco raros ¿no?-.
-Normal son seres mágicos- dijo con tono serio.
-¿Mágicos? Pero si la magia no existe-dije sin creérmelo, seguramente todo era una broma.
-La magia si existe, yo soy un ángel-.
-Los ángeles tienen alas, yo no las veo-dije con tono enfadado.
-Eso es porque aún no las he conseguido, un ángel solo puede conseguir sus alas cuando le salva la vida a alguien-no sabía que creer, me limité a asentar la cabeza.
-Mañana nos veremos ¿no?-.
-Hombre, trabajo aquí- dije intentando hacerme la graciosa.
Esperé a que New se alejara para marcar el teléfono y llamar a aquel chico, solo sonó una vez cuando me descolgó la llamada su voz era pura poesía para mis oídos.
-Hola, ¿eres tú?-.
-Sí, soy yo. ¿Quedamos? Acabo de terminar de trabajar- dije con ilusión.
-claro espérame en la fuente que está al lado de la juguetería de Bartolomeo-.
-vale, allí estaré-.
Fui hacia allí con paso ligero, vale no, fui corriendo más bien. Lo vi allí esperando de pie como un caballero vestido de negro y rodeado por una luz que provenía de una farola. Me acerqué a él, olía como los ángeles.
-Hola, soy Martina ¿cómo esta tu nariz? Lo siento de ver...- me besó, Dios no podía creerlo.
-¿Quieres dar un paseo?-.
-Cla-claro-dije entre balbuceos.
Caminamos durante un rato sin cruzar ninguna palabra, hasta que llegamos a un río.
-Mira, te enseñaré algo- señaló el agua y empezaron a salir baldosas que terminaban justo en el centro de ese río donde había un árbol- te llevaré a mi mundo-.
Asentí y lo seguí hasta aquel árbol con cuidado de no caerme porque haría el ridículo.
El árbol era espectacular, brillaba como la luz de la que hablan los cristianos al final del túnel, entramos en aquel árbol, no podía creerlo nunca en mi vida había visto tantos ángeles juntos.
-¿Eres un ángel?- un solo día y ya había conocido a dos ángeles, me pellizqué, quizás estaba muerta, pero no, era real.
-Claro, aunque aún no tengo alas...-lo interrumpí.
-Porque no le has salvado la vida a nadie- solté una carcajada.
-Eso es, ¿Cómo lo sabes?-preguntó desconcertado.
-Es lo típico ¿no?- sonreí.
-¿Ah sí?- me besó de nuevo y me sonrojé.
Después de estar sentados durante un largo rato, se levantó y me ayudó a levantarme. Me miró a los ojos y me besó durante un largo rato, mientras me apretaba delicadamente junto a él por la cintura.
-Me-e tengo que ir, es tarde...-me interrumpió de nuevo.
-Te acompañaré- se mostró realmente interesado.
-Esta bien-sonreí de nuevo.
*****
Llegamos a mi casa, nos despedimos, abrí la puerta y la cerré. Soy tonta quiero que entré, no puedo estar sin él... (Toc, toc, toc.) Es él, es él. Abrí deprisa pero no era él, era New, estaba guapísimo, llevaba esmoquin y ron en la mano derecha acompañado de dos copas.
-New, ¿Qué te trae por aquí?- pregunté muy confusa.
-Habrá que celebrar esta noche ¿no?-dijo con una sonrisa.
-Claro, pasa y siéntate- sonreí.
Abrió aquel ron y tras cuatro o cinco copas, no sé cuantas iban.
-Martina, eres la mejor chica que he conocido, me resultas demasiado increíble para ser una simple humana-.
-Ala, tampoco es para tanto, hom...-me besó fuertemente.
Le miré a los ojos y me vi envuelta en un frenesí del que no podía salir, beso tras beso, el ron se acabó, besaba tan bien... Empezó a ir bajando poco a poco con cada beso, me desabrochó la camisa y yo le quité la chaqueta, de repente me cogió en brazos y me llevó a la cama, acabamos sin ropa; no tenía nervios aunque era mi primera vez...
******
Al día siguiente él no estaba.
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Sí o No
Любовные романыUna joven llamada Martina D'Amico ha viajado a Roma en busca de trabajo, pero sin esperárselo se ve envuelta en un pentágono amoroso compuesto por cinco personas, del que le será muy díficil decidir con quién enamorarse de verdad. Cuando al fin deci...