Capítulo 11

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-¿Y bien?-me dijo Mabel cuando entramos en mi cuarto.

-¿Y bien qué?-pregunté haciéndome la despistada cuando en realidad sabía perfectamente de lo que hablaba.

Me senté en la cama.

-Jane, no te hagas la tonta. ¿Qué tal hoy con Tony?-dijo sentándose a mi lado.

-Bien…-dije intentando parecer segura.

-No lo has dicho muy convencida.

A veces puede ser muy pesada.

-Casi nos besamos.-solté.

La expresión de Mabel era para fotografiar. La boca se le abrió tanto que pensé que se le iba a desencajar y los ojos los tenía tan abiertos que creí que se le saldrían en cualquier momento.

-No me mires así. No nos llegamos a besar.-le dije.

-¿Por qué?

-Porque tú llamaste.

-Uy, perdón.

-Da igual, mejor que no nos hallamos besado. No se que podría haber pesado si al final hubiéramos llegado a besarnos.

-Que te habrías dado cuenta de que te gusta y ahora estaríais saliendo.

Me reí.

-Sueñas mucho, prima.

-Ya me lo dijiste.

-Y te lo vuelvo a repetir.

-Repítelo todo lo que quieras, sabes que es verdad lo que digo. No me lo negarás.

-Es que no lo se… Creo…-me lo pensé.-creo que siento algo por él.

-¡Si!¡Lo sabía!-dijo levantándose de la cama de un salto y sobresaltándome.

La miré extrañada.

-Perdón.-dijo volviendo a sentarse.

-Me ha pedido que vuelva a quedar con él mañana para ir a montar a caballo.-le dije.

-¿Y qué le has dicho?

-Que si.-suspiré.

Me desperté sobresaltada por una pesadilla y miré mi móvil. Tenía un mensaje de Tony.

Tony: Voy a recogerte a las cinco.

Le contesté: Ok.

La verdad es que me apetecía verle pero a la vez estaba nerviosa. ¿Y si pasaba lo mismo que ayer?

Me levanté de la cama sin muchas ganas y me preparé.

Cuando ya estuve lista bajé a la cocina a desayunar.

-Buenos días, Jane.-me dijo mi prima.

-Buenos días.-dije sin muchas ganas sentándome en una silla.

-Mi madre se ha ido hoy a ver a una amiga. No volverá hasta la noche.

-Ah, vale.

Mabel dejó la taza en la mesa.

-¿A qué hora has quedado con Tony?

-A las cinco.

-Bien. Voy a ir al pueblo a comprar unas cosas, ¿te vienes?-dijo levantándose de la silla.

-Claro.

Ya habíamos terminado de comprar las cosas que mi tía le había pedido a Mabel que comprara.

Una chica de ciudad en un pequeño puebloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora