↳ 19 |what do you bet?

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19. ¿QUÉ TE APUESTAS?

—A mí me huele al río Saugahatchee —Merle estaba convencidísimo de sus palabras. Ambos hermanos caminaban aún por las profundidades del bosque en... vete-tú-a-saber-dónde. Buscaban algún río en el que pescar.

—Está más al norte —contradijo Daryl, con obviedad —. Si hay alguno aquí tiene que ser el Yellow Jacket.

—¿Estás loco? —cuestionó —. No podemos estar cerca del Yellow Jacket.

—No hemos ido al oeste, solo al sur... o eso creo.

Merle hizo un gesto burlón, creyendo ciegamente que era él quién tendría la razón finalmente.

—Está claro —dijo —que yo he perdido una mano, pero tú has perdido la orientación.

—Ja —gruñó —, ya lo veremos.

—¿Qué te apuestas?

—No me apuesto nada, solo es un río. ¿Por qué todo tiene que ser una competición?

—Uh, tranqui, hermanito —un ruido se escuchó a lo lejos —. Intento divertirme. No tienes por qué mearte en las bragas.

—¿Has oído?

Merle se detuvo.

—Sí, serán animales salvajes.

—Es un bebé —volvió a decir con total seguridad Daryl; aquel dato no pareció importarle demasiado a su hermano mayor.

—Ah, vamos. ¿Por qué no me meas en la oreja y me dices que llueve? Ese ruido lo hacen un par de mapaches haciéndose cariñitos, tú ya me entiendes...

Sin embargo, Daryl no le prestó atención y simplemente se puso en marcha: dirección al sonido. Los llantos y gritos del bebé eran lo bastante fuertes como para captar bien un rastro. Así que, sin mucho esfuerzo llegaron a la linde del bosque, donde tuvieron al fin vistas al río del que Merle estaba seguro que sería el Saugahatchee.

Sobre el gran puente se estaba llevando a cabo toda la acción; se trataba de una familia, o eso se intuía, que había sido interceptada por los caminantes. Un atasco había bastado para que los zombis les pillaran.

Merle silbó, divertido ante tanto disparo y gritos de desesperación.

—¡Eh, saltad!

Daryl giró su cabeza hacia su hermano, estupefacto y suspirando con fastidio, se largó de su lado y buscó la forma de rodear el bosque para llegar hasta el puente.

—¿Qué? Eh, vamos, yo no pienso malgastar mis balas por unos extraños —Merle le seguía, tan caritativo como siempre —que nunca me han dado de comer o me han dejado metérsela. Esa el mi política, y tú deberías hacer lo mismo.

En ningún momento Daryl le prestó ni un mínimo de atención. Era mala idea y una auténtica pérdida de tiempo intentar razonar con Merle Dixon. Es más, el arquero estaba más empeñado en ir preparando su ballesta mientras corría que en hacerle caso.

Una vez sobre el puente, después de un buen rodeo, disparó a un caminante que intentaba morder la pierna de un chico, subido a la parte trasera de una camioneta. Su padre disparaba a todo el que se movía, pero en un movimiento descuidado se le había caído el único arma que poseían. Cayeron en la presencia de los Dixon cuando le salvó.

—¡Ese hombre va ha echarnos una mano! —exclamó el hombre latino, dando gracias a Dios porque Daryl hubiera aparecido... porque en fin, Merle estaba ahí solo para disfrutar del espectáculo y ayudar en lo mínimo. El arquero se descolgó la mochila y comenzó con lo que mejor sabía hacer: matar zombis.

𝘽𝙍𝙊𝙆𝙀𝙉 ▷ ᴅᴀʀʏʟ ᴅɪxᴏɴ; ᴄᴏᴍᴘʟᴇᴛᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora